«Paperboyo»: cómo triunfar en Instagram con paisajes y recortes de papel

El británico Rich McCor viaja por el mundo reinventado los paisajes urbanos gracias a su imaginación, los recortes y la perspectiva

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Eva Bárcena

Poco importa el día, la hora, el mes o el año, el paisaje en la plaza del Duomo de Pisa es siempre el mismo: docenas de turistas juegan a empujar o sostener la Torre de Pisa . La inclinación del campanario da pie a mil juegos de perspectiva, pero ninguno como el de Rich McCor : homenajear el famoso beso entre el marinero y la enfermera en el desfile de la victoria de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

Más conocido por el nombre de su cuenta de Instagram, Paperboyo , este fotógrafo inglés ha convertido su hobby en su trabajo y ha visitado varios países con un único objetivo: enseñar a sus seguidores a jugar con la perspectiva, la historia y la arquitectura. Nueva York, Río de Janeiro, Dubái... Incluso los moáis de la Isla de Pascua han sucumbido al humor de McCor. Uno de sus últimos destinos ha sido Barcelona, donde ha trabajado de la mano de hoteles.com para mostrarnos los personajes que se esconden en la ciudad condal.

«Pasé horas en páginas webs de arquitectura, blogs de viajes e Instagram buscando las localizaciones perfectas. No empecé a recortar hasta que no tuve las ideas que casaban con los edificios», explica el fotógrafo, quien reconoce que tenía a la Ciudad Condal como uno de sus destinos pendientes: «Es una ciudad por la que puedes caminar fácilmente, alejarte del centro y visitar Montserrat o el Tibidabo . Me encantó ver las dos vidas de Barcelona, a la gente que salía de las discotecas para volver a casa mezclada con los que madrugaban para hacer deporte».

En la cresta de la ola

Convertir el Big Ben en un reloj de pulsera fue el primer acierto del británico, quien admite ser ahora «mucho más ambicioso con mis ideas y más exigente conmigo y con lo que publico». Lo que no cambia es su preferencia por «los sitios que mezclan arquitectura moderna y más antigua» , como Londres o como la propia Barcelona. Tampoco su forma de trabajar. Cada recorte lleva entre quince y treina minutos. Encontrar el punto de vista adecuado prefiere ni cronometrarlo. «Te aseguro que si no me encantara lo que hago, hubiera abandonado hace tiempo», bromea.

McCor es consciente de que se debe a sus 350.000 seguidores de Instagram, plataforma que le ha permitido despegar, publicar un libro recopilando sus mejores fotografías y trabajar de aquello que le gusta. Por ello, busca siempre las mejores ideas -solo sube a Instagram «las que son buenas de verdad», el resto las guarda en su ordenador bajo el título «ideas fallidas»- y sorprender a sus seguidores, sea con pequeños vídeos o con referencias a la saga Star Wars o a personajes como Marilyn Monroe.

Pero, pese a su éxito, el fotógrafo quiere ser cauto y mantener los pies en la tierra. «Adoro lo que hago y me encanta invertir mi tiempo en ello, pero también me obliga a vivir a través de Instagram, una plataforma que puede perder el favor del público en cualquier momento», asume McCor, dispuesto a «disfrutarlo mientras dure».

Entre sus planes pasa visitar Tokio o Pekín y seguir jugando con sus tijeras y los paisajes urbanos. Y, de vez en cuando, llevarse alguna sorpresa: «Cuando empecé en esto, decidí salir de noche a hacer una foto de la Torre Eiffel. De camino, un hombre me pidió que le hiciera una foto con su novia. Estaba en ello cuando se arrodilló para declararse. Cuando ella dijo que sí, las luces de la torre empezaron a brillar. ¡Solo espero que las fotos que hice fueran buenas!».

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