José García Molina, diputado regional y secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha
José García Molina, diputado regional y secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha - ana pérez herrrera
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«Podemos hacer más en una oposición contundente que en el propio Gobierno»

José García Molina, líder de Podemos en Castilla-La Mancha, ve a su partido en una «situación privilegiada: el Gobierno tiene que proponer y necesita nuestro apoyo»

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José García Molina (Barcelona, 1969) es uno de los nombres propios del año en Castilla-La Mancha. Este profesor de Educación Social de la Universidad de Castilla-La Mancha recuerda que el verano pasado «a estas alturas estaba corrigiendo los trabajos de fin de Grado», y mira ahora. Secretario general de Podemos en la región, diputado, vicepresidente primero de las Cortes y la clave: sin su apoyo, Emiliano García-Page no sería hoy presidente de Castilla-La Mancha.

—Los resultados electorales de Podemos se pueden interpretar de dos maneras: por una parte, han sido claves para formar Gobierno, pero, por otra, solo han obtenido un diez por ciento de los votos. ¿Qué valoración hace usted?

—Nosotros aspiramos a todo, pero cuando empiezas a pensar: Castilla-La Mancha, que a pesar de haber gobernado el PSOE durante 28 años, es una región eminentemente conservadora; sin grandes ciudades, donde siempre las revoluciones, si queremos llamarlo así, se han dado; con una ley electoral que es la peor de toda Europa para acoger a la pluralidad política y si no que se lo pregunten a Ciudadanos… habría tantos factores, que acabar teniendo dos diputados y haber sido determinantes para formar Gobierno me parece un éxito histórico.

Se ha notado lo que perseguíamos: un cambio.

—Primer mes en las Cortes, ¿qué le ha sorprendido?

—Me ha sorprendido gratamente la acogida de los trabajadores, noté incluso una cierta alegría, un «oye, viene gente fresca». Se respira un cierto optimismo. Siempre lo hemos dicho: somos gente muy normal y algunos nos han querido pintar como bichos raros. Lo que me esperaba, pero no por ello deja de decepcionarme, son ciertas lógicas de hacer política que acompañan al PSOE y al PP. Nosotros lo hemos llamado «vieja política», sobre todo por las formas. Esa teatralización, ese no ir al fondo del asunto y quedarse en recovecos y en reglamentos… esto creo que aún nos queda mucho para cambiarlo.

—Podemos vino a la política con un discurso en el que hablaba de «la casta». Ahora que ya la conoce, ¿cómo es «la casta»? ¿Cómo son, por ejemplo, Page y Cospedal?

—Yo no he dicho jamás que ni uno ni otro sean casta, por una razón: tiendo a no identificar la casta con personas concretas. Esto no significa que hay personas concretas que son casta, pero para mí la casta es sobre todo un modo de funcionamiento entre ciertas formas de hacer política, economía y sociedad. Es decir, cuando intereses privados, particulares o minoritarios se alían para justamente proteger esos intereses en perjuicio de la mayoría.

A título personal, con Emiliano García-Page sí que he tenido más posibilidades de hablar, la relación es cordial. Uno ve ciertos tics en la forma de hacer política que no comparte, pero en general tenemos una relación fluida. Con María Dolores de Cospedal todavía no he tenido la oportuniddad. Solamente he cruzado una palabra, que fue cuando se constituyó la Mesa de las Cortes y ella hizo la promesa del cargo, que al acercarse saludó a todos los miembros y me dijo: «Enhorabuena».

—De su experiencia en la universidad, ¿qué podría aplicar en las Cortes?

—De mi experiencia como docente, la respuesta es obvia: soy pedagogo y explico cosas e intento, en la medida de lo posible, hacer eso. A veces no es fácil, ya lo dije antes, por aquello de esa teatralización que no toca el fondo de las cosas y se enreda en formalismos, por decirlo suave.

¿Cómo puede ser que a falta de una semana para que 150 personas se queden en la calle, estemos discutiendo de siglas de partidos?

Voy a poner un ejemplo: el tema del Cavero (el asentamiento de Olías del Rey). ¿Cómo puede ser que, a falta de una semana para que 150 personas se queden en la calle, estemos discutiendo de colores o de siglas de partidos? No concibo que, con personas que no tienen donde dormir, el debate gire en torno a cuestiones políticas de tú hiciste o dejaste de hacer.

—Podemos proclama que ha venido a cambiar las cosas y, sin embargo, ustedes han tenido la oportunidad de entrar en el Gobierno y no lo han hecho. ¿No le parece un poco contradictorio?

—Para nada. Para mí sería contradictorio estar en el poder y seguir haciendo las mismas cosas. Todo el mundo ha visto las experiencias de coalición de IU con el PSOE en qué han acabado: en que el PSOE ha fagocitado a IU o la ha acabado tirando por el terraplén. Nosotros ahora tenemos una posición privilegiada: el Gobierno tiene que proponer y necesita nuestro apoyo. Si no hemos querido entrar ha sido justamente para controlar al Gobierno desde fuera.

Todo el mundo ha visto en que han acabado las coaliciones PSOE-IU: en que el PSOE ha acabado tirando por el terraplén a IU

El sentido común dice que cuando estás en el poder puedes hacer más cosas y yo en esta situación no estoy de acuerdo. Creo que podemos hacer muchas más en una oposición constructiva, pero contundente, para que cuando se hagan cosas que no siguen el aire de los tiempos, poder decir:«no». Puede resultar paradójico, pero creo que podemos hacer mucha más función de Gobierno en la oposición que en el propio Gobierno.

—Hasta ahora, ustedes han dicho que sí a todo lo que ha propuesto el PSOE. ¿Corren el riesgo de acabar siendo una marioneta suya?

—La pregunta que habría que hacerse es si el PSOE ha propuesto todo lo que quería o algunas propuestas se han quedado por el camino porque hemos dicho que no. No todo lo que aparece en los Plenos o en la prensa es todo lo que se hace. Lo de «marioneta», entiendo que el papel del PSOE es que nos pase eso, pero nuestro papel es que no y creo que somos lo suficientemente audaces para generar un momento de estabilidad, pero no a cualquier precio. Nosotros tenemos nuestra hoja de ruta. También sabemos que hay que contemporizar algunos tiempos, pero que nadie se preocupe: Podemos tiene voz propia y la va a seguir teniendo.

—Se lo digo porque hace unos días salió que el PSOE ha propuesto a Carmen Amores para dirigir Radio Televisión Castilla-La Mancha y ustedes no sabían nada.

—Nosotros no vamos a proponer nombres, es el Gobierno quien los tiene que proponer. Si nos parece bien le apoyaremos y si no, no. Aquí hay dos escenarios: primero que la situación vivida con el actual director general (Ignacio Villa) no ayuda mucho, hay una cierta urgencia de los trabajadores e incluso socialmente para que haya un relevo; la segunda, yo he leído el curriculum de Carmen Amores y me parece que tiene solvencia.

Carmen Amores me parece que tiene solvencia. Si vemos funcionamientos que se parecen a épocas pasadas, nos van a encontrar enfrente

Lo que necesitamos es una persona que deje trabajar con criterios de profesionalidad y no como marionetas. Si vemos que hay funcionamientos que se parecen a épocas pasadas, nos van a encontrar enfrente.

—Las 13 medidas del pacto PSOE-Podemos son todas a corto plazo. ¿Qué modelo tiene Podemos a medio/largo plazo y cómo se va a crear empleo? Con planes de choque no se va a acabar con un paro del 27 por ciento...

—Voy a hacer una matización: nosotros no tenemos un pacto, tenemos un documento de acuerdo de investidura. ¿Qué quiere decir eso? Que en ese documento están los mínimos, no toda la acción del gobierno. Es verdad que nos hemos centrado mucho en el plan de choque, en el de emergencia ciudadana, en el rescate habitacional, en el tema de la transparencia… pero porque pensamos que estamos en una emergencia. Nosotros tenemos un modelo de región en la cabeza, un modelo de empleo que no pasa por formación cortita y a arreglar jardines porque esto no nos lleva a ningún lado. Nuestro modelo tiene que ver con ciertos articuladores: la universidad y, por lo tanto, la investigación; las energías renovables, los medios de comunicación y seguramente reconvertir nuestro pequeño modelo industrial.

Tiene que ver con la universidad, las renovables, los medios de comunicación y reconvertir el modelo industrial

No se trata de cambiarlo todo, sino de potenciar algunos elementos que, ojo, tampoco hace falta tanto dinero. Este fue uno de los esloganes de nuestra campaña: no se trata de gastar más, sino de ingresar más y gastar mejor. El PP ahora sigue diciendo que hay que bajar impuestos y me pregunto: «¿Cómo vamos a dar servicios?». ¿La alternativa, entonces, es subirlos? Tampoco. Se trata de hacerlos progresivos. A los que tributan menos de 25.000 euros que se les bajen, a los de más de 50.000, que son solo el cinco o el seis por ciento, que tributen más. Es puro sentido común. La revolución francesa decía fraternidad, nosotros decimos solidaridad.

—¿Por qué en las primarias de Podemos, tanto a nivel nacional como autonómico, solo ha participado un 15 por ciento del censo?

—Esto se podría mirar desde muchos ángulos. Haría dos reflexiones. La participación es una opción, no una obligación, y Podemos ha demostrado con creces que es el partido que en menos tiempo ha abierto más canales de participación. Es verdad que se puede producir un cierto cansancio. La segunda reflexión es que estamos en un mes de vacaciones, mucha gente ha entendido que Pablo (Iglesias) iba a arrasar, otra gente no ha estado de acuerdo con el procedimiento y ha llamado a la abstención... Pero, ojo, no perdamos de vista que han participado 56.000 personas. A mí me gustaría ver eso en el resto de partidos.

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