Las raíces del juego

Sus investigaciones etnológicas la han llevado a recorrer numerosos pueblos de la provincia de Toledo, donde ha recogido las danzas típicas de cada uno de ellos. En 1957, María del Carmen Medina Díaz-Marta colaboró con Manuel García Martos, catedrático de Folklore del Conservatorio de Madrid, en la elaboración del libro Danzas populares de España (Castilla la nueva) en el capítulo dedicado a Toledo y su provincia. A partir de 1969 comenzó a centarar sus investigaciones en los juegos populares e infantiles de Castilla-La Mancha, trabajos que terminaron publicados en un libro con este título en 2004.

Dentro de los juegos, la autora del nuevo libro «Así jugaban en Toledo y su provincia» (Biblioteca Añil, número 60. Almud Ediciones de Castilla-La Mancha) considera dos grandes grupos: los propios de Adultos y los Infantiles.

Entre los primeros existen dos clases: los que eran practicados por la Nobleza, y los Populares.

Cervantes se refiere a Basilio como «tirador de barra, jugador de pelota y birlador de bolos» y Lope de Vega, con su perfección acostumbrada, nos describe una partida de bolos y boleo:

¡Cuerpo a tal con la flema!

¡pues otros que juegan solos

toda una tarde a los bolos

quebrantándose por tema,

de que salgan derrengaos

por enderezar la bola!

¿Y otros que con ella sola

tiran por sendas y prados

con los mallos y los mazos?

En cuanto a los Juegos Infantiles, Medina Díaz-Marta solo incluye una pequeña parte de los que se practicaban en la provincia. «Podemos afirmar que los pueblos son en gran parte como son sus juegos, y que hay una relación profunda entre juego y cultura, y al estudiar los juegos populares, estamos estudiando la cultura de nuestro pueblo», dice el doctor Bareli.

Desde las competiciones circenses practicadas en Toledo en época romana hasta los juegos infantiles que podían verse por las plazas de nuestros pueblos hasta finales del siglo pasado, Carmen Medina Díaz-Marta nos ofrece en este libro un amplísimo recorrido que nos permite comprender mejor algunas raíces de nuestro folklore, de nuestra etnología, en definitiva de elementos de nuestra identidad colectiva. En su exhaustivo recorrido desde los siglos XVI al XVIII, sobre todo, la autora comenta en cada uno de ellos su naturaleza, características, reglas y los lugares donde existe constancia de su práctica. En definitiva, un texto de gran riqueza avalado por el exhaustivo trabajo de campo de la investigadora.