Vértice de llama. El Greco redivivo en la literatura

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Se acabó la conmemoración del cuarto centenario de la muerte del Greco, pero sigue creciendo el fuego de su arte y su memoria que no se consumen, como si de fuego griego se tratase. Ya en 2015 ha visto la luz un nuevo e interesante libro, Vértice de llama: El Greco en la literatura. Estudio y antología poética, del profesor de la Universidad de Jaén, Rafael Alarcón Sierra, publicado por la Universidad de Valladolid.

Vértice de llama es la obra definitiva para quien quiera encontrar las referencias que del cretense se han hecho en el universo de la literatura, desde los contemporáneos del artista a la actualidad. Supone un minucioso rastreo por todo tipo de publicaciones y un acarreo de documentación propio de un investigador infatigable que es capaz, con referencia al Greco en los textos, de encontrar una aguja en un pajar.

No falta nada.

La figura del Greco en el marco de la literatura se realza y, a pesar de que durante mucho tiempo se ha considerado que es un pintor olvidado y de escasas referencias, en el presente trabajo se demuestra que el gran artista, para nada extravagante o loco, ha sido objeto de inspiración para autores de todos los siglos, desde finales del XVI al XXI.

Si el Greco es un visionario, que ejerce de mentor para creadores como Cristóbal de Mesa, Fray Hortensio Félix Paravicino o Góngora, aquí aparece en este libro. Si decimos del gran pintor que es el paradigma de la modernidad, aquí también se recoge todo lo que de él han escrito los autores de vanguardia. Si queremos un Greco místico, no tenemos que buscar en un florilegio de santidades, pues Rafael Alarcón nos trae a estas páginas todos los matices con los que la figura del cretense ha sido adornada por las más variopintas plumas. Vértice de llama es, en suma, el verdadero atlas para recorrer la figura del Greco por los caminos de la literatura. A veces encontraremos la luz de un sol y en otras el mínimo brillo de una luciérnaga. Pero ahí reside el magno trabajo del profesor Alarcón, el traerlo todo a su estudio y agavillarlo bien para que no nos perdamos en una parva de datos.

El estudio se completa con una copiosa antología que da cuenta de la presencia Greco en la poesía hispánica, en la que se recogen desde los textos poéticos más antiguos de Paravicino o Góngora, hasta los más actuales y de autores vivos como, por citar solo algunos, Blanca Andreu o Hilario Barrero, sin olvidar los de las generaciones intermedias, entre los que sobresalen, por espigar lo más granado, los textos de Alberti, Guillén o León Felipe.

Es de agradecer el trabajo y la excelente edición de este libro de Rafael Alarcón Sierra, Vértice de llama, que viene a enriquecer aún más, y, desde el apartado literario, de forma definitiva, a mi parecer, la figura de uno de los mayores genios de la historia del arte, el singular y nada extravagante, Doménico Theotocópuli, El Greco.

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