Ángel Rivera, meteorólogo durante 38 años
Ángel Rivera, meteorólogo durante 38 años - ana pérez herrera

«¿Está loco el tiempo? Es un año atípico en todo el mundo»

ABC entrevista a Ángel Rivera, meteorólogo

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Ángel Rivera (Toledo, 1951) trabajó como meteorólogo durante 38 años y fue portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Jubilado en 2012, su actividad no descansa. Con un blog en internet para ir plasmando «una visión integradora de la meteorología, la climatología y la predicción», ha publicado su segundo libro, «Meses y Tiempos. Una visión personal de la meteorología en España».

-Meteorólogo hasta la muerte, como los toreros, ¿no?

-Creo que sí, ya no tiene remedio.

-¿Viene de la cuna esta pasión?

-Mis padres eran maestros en Santa Cruz de la Zarza y allí estuve hasta los 14 o 15 años. Luego me vine a Toledo para seguir mis estudios y tenía mucho interés de volver al pueblo los fines de semana, pero siempre dependía del tiempo.

Por eso empecé a fijar en él y así surgió mi vocación. Comencé a relacionarme con los meteorólogos de entonces y mi afición ya no paró.

-Por ejemplo, Mariano Medina, el primer «hombre del tiempo» de la televisión española.

-Tuve la oportunidad de trabajar muy cerca de él en Madrid, en el Instituto Nacional de Meteorología. Era un hombre con un amor a Toledo tremendo. Aunque se le ha hecho en su ciudad algún homenaje, aprovecho para decir que Toledo le debe alguna calle o alguna plaza, porque Mariano siempre ejerció de toledanidad y lo hizo muy bien.

-¿Qué aprendió de él?

-Realmente la predicción, que se aprende trabajando en ella día a día. Puedes aprender cosas teóricas, pero luego hay que hacerla día a día, enfrentarse con cada situación y verlo. Entonces, con otro gran maestro, Paco García Dana, y Mariano Medina, que era en aquel momento jefe de Predicción, aprendí mucho. Me pegaba a ellos día a día. También aprendí de los libros de Mariano, que algunos están agotados, y sería bueno que los volvieran a editar. Y luego viéndole por televisión, con su maestría a la hora de explicar. Creo humildemente que algo aprendí de esa forma de explicar el tiempo.

-¿Qué queda de la antigua forma de dar las predicciones al público?

-Queda una forma de entender la meteorología, queda algo que se va perdiendo y que hacen los médicos: un análisis, una diagnosis y una predicción. Eso ya, con el aprendizaje de los modelos numéricos y los nuevos métodos, se ha perdido un poco, y es una lástima porque era la manera de que el meteorólogo entendiera perfectamente, como hace un médico, qué está pasando en ese cuerpo, qué está pasando en esa atmósfera. Eso no quiere decir que la predicción no haya avanzado muchísimo y se acierte muchísimo más que en los tiempos de Mariano, pero esa forma de hacer, que era muy interesante, se va perdiendo.

-¿Cambiaría algo en la manera de dar las predicciones principalmente en las televisiones?

-Se ha cambiado mucho y se puede cambiar más, sobre todo porque la nueva meteorología, la nueva predicción, ofrece una gran cantidad de nuevos productos. Pero muchos de ellos no acaban de salir porque no se ha encontrado la forma de contarlo de una manera asequible y fácil para que el espectador, sin saber mucho, pueda interpretar todo la información. En la parte de la comunicación meteorológica se ha avanzado muchísimo, pero todavía hay espacio para avanzar más.

-Pero hay términos empleados en televisión que me suenan a chino.

-Es difícil meter la predicción de toda España en muy pocos minutos. Hay veces que se emplean términos geográficos y realmente lo que hay que saber es a qué público te estás dirigiendo. Porque hay público que quiere justamente esos términos geográficos, pero la mayoría de gente quiere saber qué va a pasar en su zona. Por eso los programas regionales y locales de meteorología ayudan mucho, ya que son los que se centran más en lo que interesa al público.

-¿Por qué a los españoles les interesa tanto el tiempo?

-Yo también me lo pregunto, porque el interés es tremendo. Creo que es porque estamos en un país de meteorología muy variada y porque, de alguna manera, nos gusta volver a la naturaleza y al campo. Cuando estamos tan mediatizados por la sociedad moderna y las prisas en las ciudades, te das cuenta de que la atmósfera sigue estando ahí, que sigue ofreciéndote un reto nuevo y que cada día te sorprende, que da gusto salir al campo y ver la simbiosis entre la atmósfera la tierra, las plantas y los animales.

-Cuando no tenemos de qué hablar, los españoles lo solemos hacer del tiempo. En ese caso, ¿de qué habla usted?

-Tengo otra afición, los trenes, y suelo hablar de eso. Pero no me libro de hablar del tiempo, aunque quiera.

-¿Cuándo quiso que se le tragase la tierra tras una predicción errónea?

Tuve que invertarme en directo para la radio por qué estaba lloviendo en el aeropuerto de Almería

-En mi primer destino, en el aeropuerto de Almería. Tenía 24-25 años y era un poco inexperto. Estaba en el aeropuerto, ya me se había hecho de noche, me llamaron de Radio Almería y me preguntaron en directo por qué estaba lloviendo en el aeropuerto. Yo no tenía ni idea de que estuviera lloviendo y tuve que inventar en directo por qué estaba lloviendo, cosa bastante poco común en Almería. Ese fue mi primer patinazo.

-¿Cómo cambió la «gota fría» de 1982 el trabajo de los meteorólogos?

-Fue fundamental. Desgraciadamente, siempre suele pasar así en meteorología y en otras actividades. Cuando hay un gran problema de este tipo se suelen replantear cosas. Entonces se replanteó totalmente la meteorología y la Protección Civil en España. Coincidió también con la llegada del primer gobierno socialista, se pensó que había que invertir en meteorología y nosotros, en el Instituto Nacional de Meteorología, teníamos un plan muy ambicioso preparado sobre el desarrollo de la Meteorología en España. Pensábamos que no iba a salir nunca, pero a partir de la «gota fría» se le dotó de recursos económicos y empezó una carrera muy interesante pero también muy intensa. En seis o siete años dimos un poco la vuelta y a modernizar la meteorología en este país.

-Por las temperaturas registradas hasta la fecha, ¿estamos en un año loco?

-Estamos en un año atípico, no solamente en España, sino en todo el mundo. Seguramente, este año va a ser el año más cálido a nivel mundial en registros. Y desde luego lo que es atípico es el otoño tan cálido que estamos teniendo en España, se están batiendo récords de temperaturas. Sí es realmente atípico, por no decir loco, después de un octubre y un noviembre con unos valores de temperatura media mucho más altos de lo normal.

-¿Hay alguna causa-efecto?

-Esto va dentro de la línea de lo que nos indica los modelos de cambio climático: la temperatura media va a ir subiendo y las olas de calor (se refiere a periodos más cálidos de lo normal) irán subiendo también. Es muy difícil saber si un episodio concreto pertenece a la variabilidad de la atmósfera o si es cambio climático. Pero desde luego este tipo de fenómenos va en la línea de lo que los modelos y las predicciones de cambio climático nos indican. Esto es, más calor.

-Por tanto, ¿tendremos que cambiar el abrigo de invierno a verano, y viceversa con el bikini?

-No, el abrigo no va a ser muy problemático. No llegaremos al bañador, pero sí a llevar una ropa más ligera. Y habrá años en los que los inviernos y los otoños serán normales, incluso más frescos, pero desde un punto de vista general la tendencia es que sea algo más cálido.

Interés por la meteorología

-Hablemos de su segundo libro. ¿Está dirigido a profesionales de la meteorología o puede ser el libro de cabecera de cualquier mortal?

-Está dirigido a gente común que tenga un cierto interés por la meteorología. Si no, a lo mejor pasas de él. A los profesionales les va a gustar, pero no van a encontrar grandes secretos tampoco. Sí es verdad que cuento algunas vivencias mías, algunos criterios, pero está hecho para el común de los mortales con interés por la meteorología. Con que uno tenga un mínimo de interés, creo que le va a gustar.

-¿Es suya la frase «El frío no existe»?

-No, es una frase que figura en un libro de Mariano Medina. Él hizo su bachillerato en el instituto Lorenzana de Toledo y recuerda en su primer libro, «El tiempo es noticia», que tenía un profesor de Física, don Constantino, que era un poco irónico. En invierno ellos tenía una estufa de cuello largo hasta el alto techo, pero estaban helados de frío. Don Constantino se reía de ellos diciéndoles que el frío no existe. Y Mariano recuerda que, pese a sus palabras, don Constantino se abrigaba hasta arriba. «El frío no existe» es una frase muy antigua de la Física, pero digamos que Mariano la popularizó a través de su libro con ese suceso en el instituto de Toledo.

No estuve lejos de haber sido Jefe de Estación, pero al final venció la meteorología

-¿Si no hubiera sido meteorólogo, habría sido jefe de estación de ferrocarril?

-Pues, probablemente, me hubiera encantado. Y no estuve muy lejos de haberlo sido, pero al final venció la meteorología porque tuve mucha afición desde pequeño, cuando vivía en Santa Cruz de la Zarza. Iba mucho por la estación de tren, me encantaba las locomotoras de vapor, que en aquel tiempo todavía existían, y aquel mundo me subyugaba. Lo que pasó es que me resultó más fácil estudiar el Bachillerato en Toledo y luego Ciencias Físicas. Aunque el mundo del ferrocarril me encanta.

-¿Tiene una gorra de jefe de estación en casa?

-Para ponérmela no, pero tengo una gorra muy pesada como pisapapeles.

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