Crimen del taburete: el acusado pide perdón a la familia de la víctima

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Esta mañana comenzará a deliberar el jurado popular para decidir si Jorge Novillo es culpable o no del asesinato de Juan Carlos Leo, al que en 2013 estampó un taburete en la cabeza en un pub de La Puebla de Almoradiel. El acusado se juega entre 10 y 20 años de cárcel, según sea la decisión de los miembros del jurado. El presidente del tribunal, Manuel Gutiérrez, les entregará a lo largo de la jornada el objeto del veredicto, después de que ayer concluyera el juicio oral en la Audiencia Provincial de Toledo.

Una vista que terminó con una declaración del procesado, quien, puesto en pie, pidió perdón a la familia de la víctima por el «horrible» crimen que cometió.

«Lo llevaré siempre», añadió antes de ser esposado por dos agentes de la Policía Nacional que lo condujeron de nuevo a prisión, donde permanece desde que mató a Juan Carlos Leo.

«Irse de rositas»

Ninguna parte, ni siquiera el abogado del encartado, Álvaro Sánchez de la Morena, discute que Jorge Novillo es el autor de la muerte del ingeniero de comunicaciones de 34 años, el cuarto de cinco hermanos, un hombre que medía casi dos metros de altura y pesaba más de cien kilos de peso.

Pero en su alegato final, el letrado de la defensa presentó ayer a su patrocinado como responsable de un delito de lesiones muy graves en concurso con un homicidio imprudente, por lo que solicita una pena máxima de diez años.

«La vida tiene un valor y lo entiendo perfectamente, pero no ha existido un asesinato, no ha habido alevosía», aseguró el abogado, quien citó en numerosas ocasiones la figura de la víctima, cuya muerte lamentó repetidas veces a lo largo de su intervención. Sin embargo, y después de citar el caso de Ortega Cano para ilustrar su defensa (el torero, ebrio, mató con su coche a un hombre), Sánchez de la Morena espetó que «no quiero que mi patrocinado se vaya de rositas», ya que «no solo fue una desgracia», sino que «fue un ataque lesivo y contundente».

Que se trató de una brutal agresión tampoco nadie lo ha puesto en duda. Y menos cuando los forenses que realizaron la autopsia al cadáver hablaron ayer en la sala. Su terrible descripción de los daños que sufrió Juan Carlos Leo en su cabeza, debido al tremendo golpe recibido con un taburete de hierro de casi cuatro kilos y 76 centímetros de longitud, provocó que la madre de la víctima rompiese a llorar. En medio de los sollozos de Gloria Arellano, el jurado popular tuvo que oír las explicaciones de una forense sobre las irreparables lesiones que le causó un fornido Jorge Novillo al ingeniero de telecomunicaciones, al que provocó incluso el desplazamiento severo de su cerebro, además de hemorragias por la nariz, oídos y ojos.

Escala de coma de Glasgow

En la escala de coma de Glasgow, que evalúa el nivel de conciencia en los seres humanos, Juan Carlos Leo sumó el valor más bajo (tres puntos) de quince tras el ataque. Sufrió un traumatismo craneoencefálico gravísimo que implicó falta de actividad en su cerebro y un índice de mortalidad del noventa por ciento. Lamentablemente, Juan Carlos no pudo rebajar el espeluznante porcentaje.

La teoría del homicidio imprudente de la defensa se desvanece ante las palabras del fiscal, Juan Luis Ortega, quien no tiene dudas de que fue un asesinato. Por eso, pide veinte años de cárcel por este delito y otros cuatro por un delito de lesiones a otra persona. «No se le ocurrió irse antes de atacarle con el taburete o pegarle un puñetazo», reprochó el representante del Ministerio Fiscal en su alegato final, sino que «cogió el arma más lesiva que había a su alrededor» para su ataque «súbito, repentino y sorpresivo». Además, tampoco cogió la banqueta del asiento, un «juguete» en las manos del robusto Jorge Novillo, «sino que la agarró por las patas y cogió impulso hacia atrás» para que el impacto fuese aún mayor, según el fiscal.

Al amplio informe final del Ministerio Fiscal se adhirió la abogada de la acusación particular, Gema Villanueva, quien pide la misma pena de prisión para el procesado.

La letrada aseguró que Juan Carlos Leo, un hombre «muy tolerante», cometió el «error de su vida: cruzarse con Jorge Novillo». El agresor no dio opciones a la víctima para defenderse, según Villanueva, quien pidió al jurado popular que no cometiera el error que ella incurrió cuando firmó una conformidad para dar una segunda oportunidad a Jorge Novillo, después de agredir a un hombre de 70 años con una cadena pitón.

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