Parte del equipo de voluntarios posa con la silla con la que intentarán asaltar el techo de África
Parte del equipo de voluntarios posa con la silla con la que intentarán asaltar el techo de África - pablo cabellos

Sentado hasta el Kilimanjaro

Más de 150 trabajadores de Airbus Illescas trabajan de forma voluntaria para fabricar una silla de ruedas con la que en septiembre intentarán subir la montaña más alta de África

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«El Kilimanjaro es una montaña cubierta de nieve de 5.895 metros de altura, y dicen que es la más alta de África. Cerca de la cima se encuentra el esqueleto seco y helado de un leopardo. y nadie ha podido explicarse nunca qué estaba buscando el leopardo por aquellas alturas». Como en el famoso cuento de Hemingway, «Las nieves del Kilimanjaro», tampoco nunca una persona en silla de ruedas ha logrado hollar su cima. Aunque esto último puede que en septiembre deje de ser un cuento y se convierta en realidad.

Se trata del «Desafío Kilimanjaro» y la culpa de esta «locura» la tienen más de 150 ingenieros de Airbus Illescasy el Institute of Mechanical Engineers of England (IMEchE), que hace dos años formaron un ejército de «voluntarios» cuya misión era la de diseñar un prototipo con el que una persona impedida logre tocar el cielo de África.

Pues bien, ya hay prototipo y este martes se presentó en la factoría de Illescas. La obra maestra de cientos de ingenieros consiste en una silla de tres ruedas, fabricada casi en su totalidad con piezas laminadas de fibra de carbono. Un material que aporta «simplicidad» a la silla, a la vez que reduce hasta los 15 kilos su peso. Para contextualizarlo: los 15 kilos representan una reducción del 50 por ciento en el peso de las sillas todoterreno que existen en la actualidad.

Lo que no hay, de momento, es un piloto que afronte el reto de subir sentado el Kilimanjaro. En un principio, sonó la idea de que fuera Gema Hassen-Bey, deportista paralímpica que ha participado en cinco Juegos en la modalidad de esgrima. Sin embargo, fuentes de Airbus explicaron ayer que Gema aún no se encuentra preparada para afrontar tamaño desafío.

Sobre todo porque el viaje hasta Tanzania para coronar el Kilimanjaro a través de la Ruta Marangu está previsto que se inicie el 3 de septiembre (durará 12 días, aunque la previsión es que se llegue a la cumbre el 10 de septiembre). La expedición contará con el deportista que pilote la silla, cinco mecánicos de Airbus Illescas, un miembro de Altran (empresa que se ha encargado de la parte mecánica de la silla), tres médicos del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y dos guías locales. Con ellos irá una bandera firmada por todos los voluntarios del proyecto que quedará por siempre en la cima del Kilimanjaro. Algo así como lo que hicieron Neil Armstrong y Buzz Aldrin al llegar a la Luna.

María Teresa Busto, directora de la factoría de Illescas, explicó que se trata de un proyecto altruista, ya que la patente que se genere va a ser libre para que en un futuro cualquiera pueda fabricarse su propia silla.

Busto, además, resumió el proyecto en cuatro pilares. Uno, la tecnología y la innovación de crear una silla de ruedas que salve tal desnivel. Dos, la solidariad y el compromiso social puesto que no hay ánimo de lucro. Tres, la colaboración y el espíritu de equipo al ser varias empresas las que se han involucrado. Y cuatro, el voluntariado, ya que los más de 150 ingenieros que han creado el prototipo lo han hecho fuera de su jornada laboral.

Manuel Santaolalla-Díaz, trabajador de Airbus y presidente del Colegio de Ingenieros de Inglaterra, explicó que el proyecto nació de una idea simple: «Querer mejorar el mundo a través de la ingeniería». En septiembre se sabrá si lo han conseguido.

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