Monjas de clausura en la puerta de Santo Domingo el Antiguo durante  la Semana Santa de 2006
Monjas de clausura en la puerta de Santo Domingo el Antiguo durante la Semana Santa de 2006 - c. monroy

Se acentúa el éxodo de las monjas de clausura: apenas quedan 150

Las tres religiosas de Santa Clara han sido trasladadas a Santa Isabel, lo que constata la difícil situación de unos conventos que custodian en Toledo un inmenso patrimonio histórico-artístico

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Apenas quedan 150 monjas en los 14 conventos de la ciudad de Toledo que intentan sobrevivir con modestos trabajos manuales o de repostería, muy lejos de aquellos años de esplendor en los que había cientos de religiosas en los palacios y conventos de la ciudad. A comienzos del siglo XIX todavía existían 23 monasterios de monjas de clausura, que fueron desapareciendo con la invasión francesa, la desmortización, la guerra civil y en los últimos años por falta de vocaciones y el despoblamiento.

En la actualidad, existen 14 conventos de clausura que se mantienen vivos gracias a las religiosas que han venido de otros continentes como América, África y Asia; en concreto, de la India, de donde son originarias numerosas hermanas.

Los extranjeras representan más de la mitad de las monjas que viven en Toledo y las españolas tienen edades ya muy avanzadas, nacidas entre los años 20 y 30 del siglo XX.

En década de los 80 el convento Madre de Dios se trasladó al barrio de Buenavista de Toledo y, en 2006, la falta de vocaciones obligó a las Capuchinas a dejar su convento, uno de los más bellos de la ciudad y que ahora ocupa una comunidad carmelita.

Ahora le ha tocado el turno al convento de Santa Clara, en donde recientemente se ha inaugurado una escultura de agua Cristina Iglesias. Las tres monjas que aún vivían entre sus muros han sido trasladas al convento de Santa Isabel, una situación que se aceleró por el estado de salud de Sor Amada, según confirmó a ABC el vicario episcopal para la Vida Consagrada, Francisco Javier González Rojo, quien considera que pueden estar ahora mejor atendidas y para que «no estén solas».

La segunda orden en peligro

Aclara el sacerdote que el convento «no está cerrado» y que se abre todos los días, y advierte también que es una situación provisional y que, en todo caso, su supresión correspondería a la Santa Sede, en concreto a la Congregación Romana para los Institutos de Vida Consagrada, aunque «aún no hay nada decidido al respecto».

Si se produjera finalmente el cierre del convento de Santa Clara, desaparecería, tras las capuchinas, otra orden de vida contemplativa de la ciudad, que data de 1369, una de las más antiguas de Toledo y un lugar en el que profesaron su fe las hijas de Enrique II de Castilla, hermanastro y sucesor de Pedro I. El convento está articulado en torno a dos claustros, llamados de los Naranjos y de los Laureles, que conducen a sus estancias. La iglesia es del siglo XV y el retablo mayor de una de las naves, construido por Jorge Manuel Theotocópuli con forma elíptica, es de Luis Tristán (1623).

Santa Clara no es el único convento que peligra. En San Antonio, San Pablo o las Gaitanas no llegan a diez las monjas que viven entre sus muros y, en otros monasterios, subsisten solo once o doce monjas, como en las Concepcionistas, las benitas, las carmelitas o las que residen en Santo Domingo el Real. La mayor comunidad son las Comendadoras, que regentan una guardería que vive sus horas más bajas por la falta de niños en el Casco, en donde viven 23, de las que la mayoría también son extranjeras.

Lo cierto es que estas monjas custodian la historia de la ciudad con sus iglesias, claustros, jardines y su inmenso patrimonio con obras de Berruguete (retablo de Santa Úrsula), Juan Bautista Monegro, Covarrubias, Urresti, Diego de Aguilar, el Greco (Santo Domingo el Antiguo y Capuchinas), Sánchez Cotán, Maíno... Sin olvidar la orfebrería religiosa, los azulejos y hastas cartas inéditas de Santa Teresa.

Ver los comentarios