OPINIÓN

El cantonalismo

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Hace unos días consultando unas notas para un próximo libro, pude examinar noticas sobre el cantón independiente de Camuñas durante la I República (1873-1874), declarado por su alcalde Luis Villaseñor, donde incluso, dicen, se pretendió emitir moneda. Lo que me dio ocasión para repasar este periodo histórico, cuyo resumen comparto con los lectores.

Amadeo I, el 10 de febrero de 1873, dadas las grandes dificultades a las que tuvo que enfrentarse y sin que los políticos se pusieran de acuerdo en cómo resolverlas, renunció a la Corona y se marchó. En esta situación, las Cortes proclamaron la primera Republica federal en España, sin un periodo de reflexión transitorio, ni un estudio calmado de las fórmulas federalistas históricas vigentes entonces, como la de los EEUU o la Helvética, ambas con un fuerte sentimiento de unidad nacional.

En aquel federalismo autóctono ocurrió todo lo contrario.

En lugar de cómo reza el lema americano «E Pluribus Unum» ( de muchos, uno), adoptó «E uno, plures» (de uno, muchos). Las Cortes, muy divididas entre moderados, revolucionarios y extremistas, debatieron sin llegar a establecer acuerdos estables, en la fórmula de cómo desarrollar ese federalismo, situación que hizo posible la fórmula radical del cantonalismo, animado por los diputados llamados «intransigentes», movimiento responsable de un gran desorden interno, animando los peores instintos secesionistas y poniendo en riesgo la unidad nacional.

La solución para los partidarios del cantonalismo, lanzados a la insurrección en julio de 1873, pasaba por que cada aldea, pueblo o ciudad de España, podía constituirse como una especie de mini Estado casi independiente, si así lo decidían sus ciudadanos (derecho a decidir). Estos postulados, aunque no deseados por muchos republicanos federalistas moderados, hicieron posible que el Ayuntamiento de Sevilla proclamase su particular República Social. Continuaron declarándose cantones independientes Cartagena, Valencia, Málaga, Alcoy, Algeciras, Almansa, Andujar, Bailen, Cádiz, Castellón, Granada, Jumilla, Motril, Salamanca…En Toledo tenemos la muestra en el cantón de Camuñas. Otra región en pretender la independencia fue Galicia, quien solicitó su unión con Inglaterra.

Todos estos cantones tuvieron una vida muy corta, salvo el de Cartagena que duró seis meses bajo una «bandera turca» en sus fortificaciones. Los cantonalistas cartageneros quisieron unirse a los Estados Unidos; por supuesto que ni los americanos, ni los europeos tomaron en serio sus peticiones. La I República federal finalizó, como sabemos, con el golpe militar de Pavía el 3 de enero de 1874, manteniéndose como «republica unitaria» con la dictadura de Serrano, que tuvo que hacer frente al secesionismo, a la guerra carlista y a la cubana, hasta fin de año.

En once meses se sucedieron cuatro presidentes y varios gobiernos, todo un record en la historia contemporánea. Castelar dice que el movimiento cantonalista fue «una amenaza insensata a la integridad de la Patria y al porvenir de la libertad».

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