«Dragon Quest XI»: el videojuego de rol se vuelve a reinventar

Una historia épica, batallas por turnos, monstruos adorables y la necesidad de salvar todo el mundo son los ingredientes que conforman uno de los platos fuertes del 2018

PATRICIA BIOSCA

Un año han tenido que esperar los fanáticos de Dragon Quest para la que la undécima entrega de la saga de rol, apellidada «Ecos de un pasado perdido», llegase a sus manos. Finalmente, el pasado mes de septiembre Square Enix lanzaba en Europa uno de sus mayores éxitos (que rivalizó durante años con «Final Fantasy» antes de la fusión entre Square y Enix) bajo altas expectativas que parecen más que cumplidas para los amantes de los videojuegos tipo JRPG. Una historia épica, batallas por turnos, monstruos adorables y la necesidad de salvar todo el mundo son los ingredientes que conforman uno de los platos fuertes del 2018.

«Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido» cuenta la historia de un héroe (al que nosotros mismos pondremos el nombre) criado en el pueblo de Peñalabria, pero cuyos orígenes ocultos se acercan a la realeza. No solo eso, sino que se trata de la reencarnación del Luminario, el elegido de Yggdrasil que antaño salvó el mundo de Erdrea de la temida oscuridad . Sin embargo, muchos ven la llegada de este personaje como la certeza de la aparición de su antagonista, el Engendro Oscuro, y la llegada del mal, por lo que muchos países le verán como un proscrito y un peligro amenazante que debe ser destruido. En el lado contrario, durante el viaje irá recabando compañeros (hasta conseguir un total de seis) que le ayudarán en su periplo por conocer su pasado y afrontar su futuro.

El videojuego encarna a la perfección el juego de rol: los personajes estilo manga ideados por Akira Toriyama se desenvuelven en la trama ideada por el creador de la serie, Yuji Horii , a través de diferentes niveles que habrá que recorrer andando, a caballo o en barco (el mapa de mundo abierto y conceptual solo lo veremos cuando nos desplacemos por mar). Esto tiene ventajas y desventajas: por un lado, al tener que cubrir sí o sí los caminos, será más fácil explorar zonas importantes que nos llamen la atención; pero, por el otro, muchas veces se nos envía a misiones fuera del plano actual y solo se puede consultar el mapa sobre el protagonista está en ese momento, no territorios aledaños (por lo que es fácil perderse).

Durante el camino nos encontraremos con diferentes monstruos (la mayoría con un aspecto bastante simpático y divertido) contra los que lucharemos en función de sus habilidades. Normalmente, les podremos ver de lejos y escoger si queremos iniciar un enfrentamento o decidimos dejarlos de lado. Si decidimos abrir una contienda, existe un modo «automático» con el que podemos indicar a nuestros luchadores cómo encarar cada batalla: utilizar técnicas defensivas, ofensivas o, por el contrario, dedicarse a tareas de sanación, son algunos de los modos disponibles.

Los movimientos de cada personaje se acomodarán al estilo elegido sin que nosotros tengamos que hacer mucho más, salvo mover a nuestro héroe con el joystick (y salirnos del círculo pintado en el suelo, con lo que huiremos de la batalla) y cambiar el ángulo de cámara a nuestro antojo para disfrutar mejor de la pelea. Por otro lado, existe un modo «manual» que será clave según vayan avanzando las batallas y se conviertan en encuentros más técnicos: podremos escoger de uno, varios o todos los personajes si en un momento dado deben realizar un ataque físico o mágico o si, por el contrario, deben emplear algún objeto de la bolsa o esperar a la defensiva.

De hecho, deberemos conocer a cada uno de nuestros compañeros para saber cuál es el mejor equipo para cada combate, ya que solo podremos contar con cuatro de ellos por batalla (si bien se pueden intercambiar en cualquier momento). Así, contamos con Erik, un ladrón que abandona su vida delictiva para comprometerse de forma muy intensa con la causa del heredero del Luminario (pero cuya afición por robar objetos nos puede ser muy útil); Verónica, una bruja con aspecto infantil con poderosas magias ofensivas que recorre el mundo con su hermana Serena, especializada en las artes defensivas sobrenaturales; Servando, un trovador ambulante que esconde mucho más de lo que parece (y que está continuamente soltando chistes y guiñando el ojo de forma cautivadora); Jade, experta luchadora que hará sudar a más de uno; y Rob, un misterioso anciano que acompañaba a Jade y que sorprende cada vez que sale a luchar.

Cada uno de ellos tiene sus propias armas (aunque algunos pueden compartir algún tipo, como las dagas, las espadas o los báculos) y aprenderá a utilizarlas con mayor destreza según vaya sumando niveles y puntos de experiencia, lo que posibilitará ir desbloqueando diferentes habilidades. También podrá encontrar nuevos equipos o comprarlos en los pueblos que se visitan , al igual que armaduras, complementos, ropajes o escudos, lo que mejorará aún más los parámetros de lucha de nuestros protagonistas.

Y hablando de pueblos, cada uno está ambientando en países que van desde el Japón feudal a los canales italianos, pasando por las montañas chinas o los desiertos africanos. Durante nuestro periplo, habrá zonas recurrentes, como las iglesias, donde aprovecharemos para guardar la partida, curar a nuestros compañeros e incluso revivirlos en el caso de que hiciera falta (siempre y cuando aceptemos dar el generoso donativo que nos piden los religiosos, claro).

También podremos descansar y recuperar fuerzas (y poder mágico) en las posadas, aunque esto nos costará algunas monedas de oro. En el caso de que no tengamos ni un céntimo, podemos recurrir a los campamentos, que suelen estar al lado de los caminos y en los que también podremos rezar y guardar partida. En estas zonas encontraremos forjas en las que nosotros mismos elaboraremos nuestros propios equipos (no solo armas y armaduras, sino también complementos, pañuelos o ropajes), lo que resultará muy útil para que evolucione aún más nuestro armamento.

Además, entre las mejoras de la versión occidental se incluye un modo de cámara que permite ver más de cerca todo el universo creado para este nuevo título de Dragon Quest; contaremos con las voces en inglés de todos los personajes (aunque no se puede escuchar la versión japonesa) con subtítulos en español; un modo de dificultad extrema para los más valientes; y una nueva función para acelerar y que no se haga tan pesado el viaje entre mundos.

Todo ello para asegurar mínimo unas 50 horas de juego y completar la historia, si bien se requiere el doble para desentrañar todos y cada uno de los retos y mundos que el universo de Yuji Horii nos propone. En definitiva, si lo tuyo son los videojuegos de rol clásicos, con historias épicas en los que encarnar a un héroe que debe salvar el universo y las batallas por turnos, «Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido» es, sin duda, tu mejor opción.

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