Seis viajeros que acabaron a miles de kilómetros de su destino
Una mujer posa con una maleta frente a un avión - www.visit-it.ru/

Seis viajeros que acabaron a miles de kilómetros de su destino

Errores a la hora de reservar un billete o programar el GPS llevaron a media docena de personas a acabar en la otra punta del planeta

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Hace unos días, numerosos medios de comunicación se hicieron eco de la demanda interpuesta por Edward Gamson, un turista norteamericano, contra British Airways, después de que la compañía aérea lo llevara desde Londres a la isla caribeña de Granada, cuando su intención era visitar la ciudad andaluza del mismo nombre.

Aunque en la actualidad acabar a más de 6.200 kilómetros del destino deseado puede parecer casi imposible, lo cierto es que este tipo de situaciones se da con relativa frecuencia. En la aerolínea británica lo saben bien, puesto que hace algo más de un año otra compatriota, Lamenda Kingdom, sufrió en sus carnes el mismo error que Gamson.

Por suerte, o por desgracia, según se mire, este tipo de errores no son monopolio de la compañía de Reino Unido, tal y como demuestra la recopilación de desafortunados viajeros que acabaron a miles de kilómetros de sus destinos elaborada por los redactores del blog « Experiensense».

Así, los siguientes damnificados de esta lista son una pareja de australianos que deseaban visitar la ciudad brasileña de Salvador de Bahía. Sin embargo, a causa de un error a la hora de definir su destino acabaron 5.500 kilómetros al norte. Concretamente en la capital del estado centroamericano de El Salvador.

La experiencia de esos desafortunados turistas australianos demuestra que hay que ser muy cuidadoso a la hora de planificar unas vacaciones. En ocasiones, una simple letra puede hacer que te desvíes un continente y más de 13.000 kilómetros de tu destino. Esa es precisamente la distancia que separa las capitales de Senegal y Bangladesh y la que separó a una pareja de novios de Dakar, su destino soñado. Al parecer, se equivocaron al teclear el nombre de la ciudad africana en el buscador de vuelos y acabaron en Dhaka.

No es necesario tomar un avión para terminar en un destino diferente al deseado. Prueba de ello es Sabine Moureau, una ciudadana belga de 67 años que el pasado año se disponía a recoger a una amiga en una estación de tren de Bruselas. Moureau programó el GPS de su coche y este la llevó hasta Zagreb. Lo que tendría que haber sido un trayecto de apenas una hora de duración se convirtió en un viaje de más de 2.000 kilómetros por tres países.

Mientras que Moureau dejó de fiarse de las indicaciones de su GPS al llegar a la capital de Croacia, donde se dio cuenta de que ya no se encontraba en Bélgica, otros conductores son tan tozudos que prefieren hundir sus coches en las aguas de un río antes de dejar de obedecer las órdenes del navegador. Al menos, eso es lo que ocurrió con una docena de personas en la ciudad británica de Luckington.

En 2006, los servicios de rescate de la localidad tuvieron que rescatar hasta doce vehículos de las aguas del río Avon después de que sus conductores se empeñaran en hacer más caso al GPS que a sus propios ojos y trataran de atravesar un puente que se encontraba cerrado por obras. No acabaron a miles de kilómetros de su destino, pero, sin duda, su experiencia fue mucho más surrealista.

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