El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont - ABC

El sector educativo catalán rechaza el plan separatista

Los sindicatos consideran que el proyecto «Ahora es mañana» es solo un instrumento político

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La cuenta atrás para la desconexión educativa de Cataluña se activó hace ahora un año cuando la entonces consejera del ramo, Meritxell Ruiz, convocó formalmente al Consejo Escolar de Cataluña (CEC), órgano de máxima representación de la comunidad educativa. En esa reunión expuso la piedra angular sobre la que el Govern pensaba armar el futuro modelo de enseñanza: el documento «Ara es demà» («Ahora es mañana»).

El proyecto, que fue presentado formalmente en el Palau de la Generalitat en un acto solemene presidido por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se ha articulado durante todos estos meses en base a cinco ponencias realizadas por reconocidos expertos. Éstas debían debatirse en el seno de la comunidad educativa y dar lugar a un documento final sobre el que construir el sistema de enseñanza de una hipotética Cataluña independendiente.

Ayer, los sindicatos dieron, en bloque, la espalda al proyecto, que, pese al «no» de las centrales, fue aprobado por el CEC. El documento tampoco fue validados por las dos asociaciones de padres con más representación (Fapac y Fapaes).

Los padres dan otro «no»

Además de los sindicatos (CC. OO., UGT, USOC, UGT-Stes) y los padres, en el Consejo Escolar de Cataluña está también representada la Admnistración, una asociación de alumnos, y algunas entidades pedagógicas.

Los sindicatos coinciden en tres razones en contra: que «el proceso no parte del consenso», «no tiene en cuenta las actuales necesidades educativas» y «responde más a fines políticos que a estrictamente pedagógicos».

Comisiones Obreras (CC. OO.), una de las centrales más críticas con el resultado del debate, denunció ayer a ABC «la precipitación con la que se ha elaborado el documento final». «El proceso se ha desarrollado bajo una falsa imagen de participación de la comunidad educativa. Les interesaba cerrarlo pronto», indicaroron a este diario portavoces del sindicato.

Este sindicato sostiene que «ha sido un proceso precipitado que se ha cerrado con bases más políticas que ideológicas y no tiene para nada en cuenta la realidad educativa». «Tras el documento no hay una preocupación pedagógica sino más política», sentencia el sindicato, que acusa a los impulsores del proceso de tener «una visión reducida y cuadriculada» del hecho educativo, que «es mucho más amplio».

Improvisación

Según Comisiones, «el documento propone un modelo efectista que tiende hacia los modelos desarrollados en los países más avanzados pedagógicamente, pero sin tener en cuenta la actual situación en Cataluña». Para el sindicato, una prueba de la politización e improvisación del proceso ha sido «el cambio repentino de consejera».

Por su parte, Ustec·Stes ha asegurado en un comunicado que votó en contra del documento en el pleno del CEC porque el proceso de redacción y debate le genera desconfianza, parte de un «mal diagnóstico» de las necesidades de la educación catalana y no goza de consenso en la comunidad educativa. «Apuesta por hacer cambios en las etapas educativas, sin explicar los beneficios ni aportar los recursos necesarios para llevarlos a cabo», denuncia UGT. Entre las propuestas que formula el documento figura que la educación sea obligatoria hasta los 18 años y que los niños entren con dos años en la escuela.

Coincide con CC.OO. en que el documento «propone un cambio más político que educativo». Fuentes de la consejería de Enseñanza explicaron a Ep que el próximo paso será la publicación del documento, una vez se introduzcan las enmiendas aprobadas en el pleno y se agote el plazo para presentar votos particulares. Después, lo presentarán a la nueva consejera Clara Ponsatí.

En la presentación pública del proyecto «Ara es Demá», el 3 de octubre de 2016, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, reconoció la importancia de la iniciativa de cara al proceso secesionista. «La educación debe ser la viga maestra en la construcción de un Estado propio».

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