Religiosos fallecidos por coronavirus: una vida de servicio a los demás hasta el último día

Expuestos a la pandemia de Covid-19 por su labor, alrededor de un centenar de religiosos han fallecido de Covid-19

Coronavirus España, últimas noticias en directo

El padre Vicente Elío en su parroquia de Madrid ABC

Daniel Caballero

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Sanitarios, policías... todos reciben con aplausos su homenaje a diario por estar en el foco de la pandemia de coronavirus , exponiéndose para proteger al resto. Pero no son los únicos. Miles de religiosos también plantan cara al coronavirus encargándose del cuidado de quienes más los necesitan , aunque no todos han podido con él.

Según la Conferencia Episcopal Española , alrededor de 70 sacerdotes han muerto en España por coronavirus . Si a este número se le suma el de las religiosas -muchas de ellas encargadas de atender a personas mayores en residencias- se aproxima al centenar. Pero no se trata de cifras, sino de personas con nombre y apellidos que han fallecido en el ejercicio de sus funciones, siempre dedicados a los demás. Historias que merecen ser contadas .

Padre Vicente Elío. «Fue un sacerdote que dejaba huella todos los días en su colegio»

Vicente Elío (Navarra, 1928) tenía la virtud de cuidar aun cuando lo hacía sin querer . Generaciones y generaciones de alumnos del Colegio Obispo Perelló de Madrid -al que dedicó más de 50 años- le recordarán siempre cerrando puertas y ventanas para que el calor no se escapara de las aulas en pleno invierno. Era la primera persona a la que veían cuando eran niños y acudían a su primer día de colegio. Fue amigo, confesor, profesor... un todo de sabiduría teológica con máster en velar por los más pequeños. Pedro Hernández, ahora director del centro, no duda al destacar que las comuniones eran su «oficio estrella» en la Parroquia Nuestra Señora de Lluc. Más de 6.000 en medio siglo. El padre Elío era de esa pasta de antaño que podía con todo; tal es así que trabajó hasta que cumplió 90 años. Un religioso incansable al que llevan semanas homenajeando sus alumnos y exalumnos con mensajes de cariño en las puertas del colegio que custodió buena parte de su vida.

El Colegio Obispo Perelló se queda huérfano de padre y la próxima Navidad será la primera en la que faltará el musgo que Elío siempre iba a recoger para el Belén que se monta cada año en este centro educativo. Otro cogerá su testigo y cerrará las puertas en las que este sacerdote dejaba su huella mañana sí, mañana también.

Sor Teresa Cabrera. «Le caracterizó su sensibilidad ante las injusticias sociales»

Nacida en 1944 en Tinajo (Lanzarote), sor Teresa Cabrera -perteneciente a la congregación de Hijas de María Madre de la Iglesia- se dedicó, desde sus inicios a enseñar a los niños más vulnerables. Pasó por Madrid, Canarias o Asturias, entre otros, para llegar a Don Benito (Badajoz), donde había llevado a cabo su útlima etapa educativa como profesora de artes plásticas y donde falleció el pasado 28 de marzo por coronavirus .

Sor Teresa Cabrera

La sensibilidad de Sor Teresa Cabrera, cuentan sus compañeras de congregación, no solo se contemplaba en los cuadros de paisajes con las que obsequió a muchas de ellas o en los dibujos de rosas que les regalaba en cada cumpleaños. «Lo que más le caracterizó fue su sensibilidad ante todo lo que fuera injusticia social. Su empeño por conseguir que los menores en situación de riesgo acogidos en los hogares en los que ella trabajó pudieran abrirse un camino en la vida y mejorar su situación familiar», relatan desde su congregación, donde recordarán, además de su entrega, el cariño y dedicación que mostraba hacia los niños.

Antonio Danoz. «Se jugaba la vida para evangelizar en el Congo»

De fuerzas infinitas, el sacerdote redentorista Antonio Danoz (Orense, 1929) dio sus últimos años al Camino de Santiago. Concretamente, a la Asociación de Amigos del Camino de Astorga y Comarca, tal como cuenta Juan Carlos Pérez, su presidente. Los peregrinos se convirtieron en su pensamiento diario hasta el punto de editar un libro de 35 oraciones para reflexionar durante esta travesía. Pero su vida siempre estuvo fuera .

Antonio Danoz

Su pasión por transmitir la Buena Noticia del Evanglelio le llevó a Venezuela y al Congo. Esta última una tierra -según cuenta Pérez- de coger el coche y lanzarse al riesgo en los años 70, y donde, entre otras cosas, sentó las bases de unos talleres para que las mujeres se formaran y pudieran ser independientes. Se jugaba la vida, literalmente, hasta que regresó a España para pasar la «jubilación», que se diría. Pero él no sabía estar quieto y así lo encontró el Covid-19.

Sor Amelia González. «Era una hermana muy humilde, sencilla y amable»

La vida de sor Amelia González, religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Albacete, estuvo dedicada hasta su muerte, el pasado mes de marzo, al cuidado de los mayores , llevando a cabo su labor en México y Cuba, para llegar finalmente a Albacete, donde falleció.

Sor Amelia González

En los últimos años se encargaba de la labor de portería en el Asilo de San Antón de la ciudad, donde era muy apreciada. «Era una hermana muy humilde, sencilla y amable. Ha llamado mucha gente para dar el pésame. Era muy querida», explican desde su congregación, donde destacan que, durante sus últimos días y con la llegada de la pandemia de Covid-19 , no dejó de preocuparse por la salud de los ancianos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación