Rosa Belmonte

Quedémonos en los guindos

Al menos ahora a las mujeres se les hace más caso que a Tippi Hedren, cuando denunció por racoso al baboso de Hitchcock, o Diane Baker

Tippi Hedren no fue la única víctima de Hitchcock. Diane Baker también sufrió al genial y baboso director durante el rodaje de «Marnie». «En 1963 nadie pensaba en presentar una demanda por acoso sexual, y si hubiéramos denunciado la situación nadie nos habría hecho caso . En realidad, no nos hacían caso en nada», dijo Baker años después. En las últimas semanas se hace caso a todas las mujeres, incluso a la que ha contado que George H.W. Bush le tocó el culo desde la silla de ruedas y le dijo que su mago favorito era «David Cop-a-Feel» (cop a feel significa tocar a alguien de forma sexual sin consentimiento). Con el «caso Weinstein» se han sucedido los testimonios contra el productor, contra otros o contra nadie (caso de las actrices españolas). Muchas mujeres se sienten arropadas, acompañadas en su experiencia, y por eso se deciden a hacer públicos los acosos sufridos. Otras, es su opción, no van a contar en la vida ni acosos ni violaciones.

Ya no hay derecho de pernada, pero el acoso sexual ha sido, es y será habitual. Otra cosa es que deba ser castigado. Quedémonos en los guindos. No está muy claro que este movimiento, más allá de hacer del depredador Weinstein un paria, cambie las cosas. Pero al menos a las mujeres se les se hace más caso que a Tippi y Diane. No estamos igual que en 1963. Ni que hace tres meses.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación