PREMIOS ABC SALUD 2018 MÉDICO DEL AÑO

Pedro Cavadas, el cirujano prodigioso

Acepta casos «imposibles» y opera a pacientes en Kenia de forma altruista a través de su fundación

Pedro Cavadas

Que al doctor Pedro Cavadas (Valencia, 1965) se le conozca popularmente como «el doctor milagro» no es baladí. Su trayectoria médica, marcada por trasplantes imposibles, y su faceta humanista le hacen merecedor del apodo y la admiración mundial.

Además del trabajo que desarrolla en el Hospital de Manises (Valencia), un centro de titularidad pública pero de gestión privada, el valenciano interviene dos veces al año de forma altruista en África a través de la Fundación Pedro Cavadas, que ayuda a quien lo necesite (fundamentalmente a niños), en muchos casos a enfermos que precisan tratamiento y carecen de recursos.

Este año, los premios ABC Salud han concedido el premio a «Médico del Año» a este doctor valenciano, responsable del primer trasplante de cara en España y el primero del mundo en injertar las manos a la altura de los antebrazos a una mujer. Como ha comentado él mismo en más de una ocasión, Cavadas tiene la costumbre de «no decir que no a nada» , y por ello acepta cirugías tan complejas como impresionantes, razones por las cuales se convierten siempre en noticia.

En noviembre de 2007, Alba Lucía , una mujer colombiana de 47 años que había sufrido la doble amputación de las manos por una explosión cuando realizaba un experimento de química, recuperó estos miembros y la sensibilidad en tan solo cinco meses gracias al trasplante bilateral de Cavadas en una operación pionera que duró unas doce horas.

La última esperanza

Con cada una de sus operaciones, el doctor devuelve la vida a sus pacientes, que acuden a él en ocasiones como última esperanza, algo que él mismo ha admitido. Así llegó a sus manos Wilmer Arias, un joven guatemalteco que quedó tetrapléjico a los nueve años como consecuencia de una bala perdida en su columna vertebral. La lesión le provocó una úlcera, a priori, incurable. En su país le dijeron que su caso «no tenía solución», pero el doctor valenciano y su equipo le realizaron una cirugía para unir la columna vertebral a la pelvis usando hueso del peroné. El joven pasó de estar postrado en una cama a poder desplazarse en silla de ruedas.

La empatía, su fuerte

La estrecha relación que Cavadas establece con sus pacientes es una cualidad que ellos mismos resaltan. Sin embargo, esta empatía le ha llevado a menudo a enfrentarse a situaciones difíciles. Fue el caso del hombre de 43 años que recibió el trasplante de cara, en 2009. Este había perdido, once años atrás, parte de sus rasgos faciales por culpa de la radioterapia, y fue trasplantado de la lengua y la mandíbula. En 2013, el paciente falleció por una enfermedad ajena al trasplante.

Esta voluntad por ayudar a los pacientes le llevó a dejar la cirugía plástica y dedicarse a la reconstructiva , «la más complicada, agradecida y gratificante con diferencia» a su juicio. Las muestras de cariño entre el médico y el paciente se suceden cada vez que presenta sus operaciones. La última la protagonizó Lonunuko, un keniano que había perdido parte del rostro tras ser atacado por una hiena en 2012. El hombre no podía comer ni tragar hasta que Cavadas logró reconstruirle la cara y la mano con su microcirugía. La intervención de Lonunuko sumóun éxito más a la lista de trasplantes del cirujano, y en concreto de rostro. Samira Benhar o Mike Koech son dos de los pacientes que tuvieron la fortuna de caer en las manos de Cavadas para este tipo de microcirugía.

En 2016, Benhar, una mujer marroquí que sufría un grave caso de tumor facial que le había deformado la cara (le ocupaba la mitad de la cara y le impedía la visión de un ojo), recuperó su aspecto tras extirparle el tumor. En el caso de Koech, ninguno de los especialistas que le atendieron en India se atrevía a intervenirle el bulto gigantesco que crecía descontroladamente en su rostro desde hacía diez años. Cavadas consiguió retirarlo.

Un héroe en Estados Unidos

La dificultad no ha frenado nunca al cirujano valenciano y no ha dudado en operaciones extremas, como el trasplante de brazo al marine de la Armada de Estados Unidos que perdió el miembro tras un accidente en un submarino en Cartagena. Cavadas y su equipo tuvieron que afrontar la falta de riego durante horas debido al tiempo de rescate del joven. Esta operación, en marzo de 2018, le valió la condecoración del ejército americano .

Otro de los retos que aceptó fue la reconstrucción, en 2007, del cráneo de un niño guatemalteco de doce años que lo tenía fracturado desde que tenía uno por un accidente.

Detrás de cada éxito de Pedro Cavadas se encuentra «el placer de regalar una vida nueva» o de «aliviar el sufrimiento a cambio de nada», lo que considera la «obligación ética» cuando se trata de «alguien que no ha podido elegir donde nacer»..

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