El Papa pide una «tregua pascual» en Ucrania: «La guerra es volver a crucificar a Cristo»

«No es para rearmarse sino para una negociación verdadera. ¿Qué clase de victoria es plantar una bandera sobre un montón de escombros?»

La misa del Domingo de Ramos ha sido la primera en la plaza de San Pedro después de dos años y medio de ceremonias papales exclusivamente dentro de la basílica por la pandemia

La Semana Santa pone a prueba la salud del Papa

El Papa Francisco en un momento de la celebración del Domingo de Ramos EFE
Javier Martínez-Brocal

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« Que se depongan las armas. Que se inicie una tregua pascual . Pero no para recargar las armas y retomar luego los combates, sino para llegar a la paz , mediante una verdadera negociación», ha propuesto el Papa antes de concluir su primera gran ceremonia de esta Semana Santa, la misa del Domingo de Ramos.

Francisco ha pedido que la negociación se haga con la disponibilidad «a algunos sacrificios por el bien del pueblo, pues ¿qué clase de victoria es plantar una bandera sobre un montón de escombros? ». El Papa ha denunciado que esta guerra «pone cada día ante nuestros ojos matanzas feroces y crueldades contra civiles indefensos».

El Pontífice ha subrayado que cada Semana Santa los católicos conmemoran « la victoria de Dios sobre el pecado y la muerte, no sobre nadie ni contra nadie ». «Hoy hay guerra porque se quiere ganar a la manera del mundo, no como Dios. Pero así sólo se pierde», ha añadido.

En un discurso que invitaba a vivir el presente desde una perspectiva de fe, el Papa ha subrayado que «nada es imposible para Dios, incluso poner fin a una guerra cuyo final no está en el horizonte».

Poco antes, en la homilía de la misa, el Papa ha dado una lectura mística de la guerra en Ucrania, reflexionando sobre la Pasión de Jesús: « En la guerra Cristo está siendo crucificado de nuevo ». «Cuando se utiliza la violencia, se pierde de vista a Dios, que es Padre, y la certeza de que los demás son hermanos. Uno se olvida de por qué está en el mundo y llega a cometer crueldades absurdas , lo estamos viendo en la locura de la guerra, donde Cristo está siendo crucificado de nuevo», ha asegurado.

En un mensaje dirigido a los católicos, pero que también llegará a líderes cristianos, ha recordado que «Cristo vuelve a estar clavado en la cruz en las madres que lloran la muerte injusta de sus maridos e hijos. Está crucificado en los refugiados que escapan de las bombas con niños en brazos . Está crucificado en los ancianos abandonados a su suerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos».

Llamamiento a Perú

Por otra parte, el Papa ha incluido un llamamiento a Perú, «que está pasando por un momento difícil de tensión social». Se refería a la semana de manifestaciones en todo el país que comenzó como protesta por el alza del precio de combustibles y que ha derivado en una marcha global contra la corrupción que ha provocado al menos 4 muertos.

«Os acompaño con mis oraciones y animo a todas las partes a encontrar una solución pacífica lo antes posible por el bien del país, especialmente de los más pobres, respetando los derechos de todos y de las instituciones», ha dicho.

La salud del Papa

Francisco tenía buen aspecto y buen tono de voz. Sin embargo, ha evitado participar en la procesión inicial y ha presidido sentado la primera parte de la ceremonia, a causa de los problemas de movilidad derivados de una gonalgia aguda, un fuerte dolor de rodilla a causa del desgaste del cartílago de la articulación. En cualquier caso, no ha sido necesario reducir la larga ceremonia.

Además, el Vaticano ha sacado el papamóvil de su garaje -el Pontífice no lo usaba desde que estalló la pandemia- y Francisco ha recorrido la plaza y buena parte de la Via della Conciliazione para dejarse ver de cerca por más de cincuenta mil peregrinos llegados a la Ciudad Eterna para la Pascua.

La misa del Domingo de Ramos ha sido la primera en la plaza de San Pedro después de dos años y medio de ceremonias papales exclusivamente dentro de la basílica.

Ha sido una ceremonia de gran belleza, también gracias al sol de la primavera romana, y a los olivos y flores ofrecidos por un exportador de plantas de Holanda , una familia del sur de Italia y la región del Lazio, que decoraban el milenario obelisco y la zona del sagrado de la basílica .

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