El Papa agradece a la Iglesia ortodoxa de Chipre el uso de sus iglesias por la minoría católica

El arzobispo ortodoxo pide ayuda para recuperar piezas de arte religioso expoliadas por Turquía

El Papa Francisco celebra la misa en el estadio GSP de Nicosia AFP
Juan Vicente Boo

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En un clima de fraternidad, como la que vivían Pablo de Tarso, Bernabé y Marcos el evangelista cuando recorrían la isla de Chipre, el Papa Francisco ha dado las gracias este viernes al Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa por permitir el uso de sus templos a la minoría católica -menos del 5 por ciento de la población- y por su fidelidad al Evangelio a lo largo de tantos siglos de dificultades.

El arzobispo Crisóstomo II, primado de la Iglesia Autocéfala de Chipre, ha recibido al Papa manifestando «la emoción y la alegría de todos los fieles por tener el honor, concedido por el Señor, de acogerle entre nosotros».

Francisco, a su vez, se ha referido a una frase de la conversación privada de ambos antes del encuentro con el Santo Sínodo , formado por todos los obispos y superiores ortodoxos, en la espléndida catedral de San Juan «el Teólogo», como suelen llamar al apóstol, hermano de Santiago el Mayor.

El Papa le ha dado efusivamente las gracias «por haberme hablado de la Iglesia madre. ¡Nuestra Iglesia es madre! Y nos acoge a todos nosotros, que somos hermanos».

Esa relación fraterna, según Francisco, «es lo que sucede aquí en Chipre en la iglesia de ‘Nuestra Señora de la Ciudad de Oro’. El templo dedicado a la ‘Panaghia Crysopolitissa’ es actualmente lugar de culto para varias confesiones cristianas, amado por la población, y elegido con frecuencia para la celebración de los matrimonios».

Es un ejemplo de fraternidad en la línea marcada en la isla por Pablo de Tarso, «Juan de sobrenombre Marcos» y «José, a quien los apóstoles llamaban ‘Bernabé’», que significa «hijo del consuelo».

Por eso Francisco les ha insistido en que «el anuncio no puede basarse en exhortaciones generales, en la repetición de preceptos y normas que observar, como se ha hecho con frecuencia».

Hay que seguir, en cambio, «el camino del encuentro personal, prestar atención a las preguntas de la gente, a sus necesidades existenciales. Para ser ‘hijos del consuelo’, antes de decir cualquier cosa, es necesario escuchar, dejarse interrogar, descubrir al otro, compartir».

Francisco les ha dicho que «esto es lo que los católicos deseamos vivir en los próximos años, redescubriendo la dimensión sinodal, constitutiva del ser de la Iglesia», y caminando «más intensamente con ustedes, queridos hermanos, que por medio de la experiencia de su sinodalidad pueden sernos verdaderamente de gran ayuda».

Los grandes santos chipriotas

Según el Papa, los grandes santos chipriotas como Epifanio, Bárbara o Espiridón, «nos invitan desde el más allá a que hagamos de Chipre -que ya es un puente entre Oriente y Occidente- un puente entre el cielo y la tierra».

Resulta muy necesario en un país maltratado por su vecino poderoso y hostil. Crisóstomo II ha recordado con dolor que «Turquía nos ha atacado ferozmente y ha secuestrado el 38 por ciento de nuestra patria por la fuerza de las armas».

Desde 1974 aplican, además, «un plan de ‘limpieza étnica’. Han expulsado de sus casas familiares a doscientos mil cristianos y los han sustituido con el doble de colonos llegados de la Anatolia profunda, destruyendo así nuestra cultura».

El jefe de la Iglesia ortodoxa ha pedido al Papa «su apoyo activo, como se lo pedimos en su día a Benedicto XVI, que medió ante el gobierno alemán, permitiéndonos recuperar 500 fragmentos de nuestra cultura bizantina que los arqueólogos turcos habían llevado a Múnich».

El clima de afecto entre los dos líderes religiosos se había manifestado cuando el Papa besó con respeto la cruz pectoral de Crisóstomo II y se ha repetido en el intercambio de regalos, así como en el abrazo de despedida en la puerta de la catedral.

La fraternidad ha sido también el tema principal de la misa con varios miles de católicos -procedentes de casi todas las culturas del mundo- en el estadio de fútbol de Nicosia.

Francisco les ha dicho que «frente a los desafíos que se nos presentan en la Iglesia y en la sociedad , estamos llamados a renovar la fraternidad».

Parafraseando el milagro de Jesús en el Evangelio del día, ha añadido con fuerza: «Si permanecemos divididos entre nosotros , si cada uno piensa solo en sí mismo o en su grupo, si no nos juntamos, si no dialogamos, si no caminamos unidos, no podremos curar plenamente la ceguera» de quienes la sufren.

Y les ha conmovido al decirles: «Queridos amigos, es hermoso verlos y percibir que viven con alegría el anuncio liberador del Evangelio: les doy las gracias por eso».

Concretamente, porque «no se trata de proselitismo, sino de testimonio; no es moralismo que juzga, sino misericordia que abraza; no se trata de culto exterior, sino de amor vivido».

El programa del Papa incluye, por la tarde, una oración ecuménica con inmigrantes y personas que les ayudan. El Santo Padre pasará una segunda noche en la nunciatura apostólica de Chipre y continuará su viaje, el sábado a primera hora, con destino a Grecia.

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