Justin Portal Welby, arzobispo de Canterbury, junto a su mujer Caroline en los jardines del palacio Lambeth de Londres
Justin Portal Welby, arzobispo de Canterbury, junto a su mujer Caroline en los jardines del palacio Lambeth de Londres - Reuters

La mayor cadena de cines británica prohíbe un anuncio del «Padrenuestro»

Alegan que no quieren molestar a espectadores de otra fe con esa emisión de la Iglesia de Inglaterra

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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La Iglesia de Inglaterra, fundada en 1534 por Enrique VIII, ha perdido muchos feligreses, pero aun así sigue siendo la primera confesión en el Reino Unido, pues el 17% de los británicos que se declaran creyentes están vinculados a ella. Se trata además una institución en la médula de la nación, pues su cabeza formal es la Reina. Pero la corrección política mal entendida y el culto al multiculturalismo han provocado que la mayor cadena de cines del Reino Unido haya prohibido un anuncio de la Iglesia Anglicana sobre la oración del “Padre Nuestro”, que se iba a programar estas navidades antes de la emisión de la nueva y esperada entrega de “La Guerra de las Galaxias”.

El anuncio dura 60 segundos y en él aparecen personas de diversa edad y condición rezando el Padre Nuestro (llamado Lord’s Prayer en el mundo anglosajón), entre ellos niños, un levantador de pesas, una persona entristecida ante una tumba, un equipo de emergencias en un accidente y el propio arzobispo de Canterbury, Justin Welby. Pero Digital Media Cinema, que es la dueña de las salas más populares del país –Odeon, Cineworld y Vue- ha vetado el spot.

Alegan que tienen la norma de no emitir anuncios de contenido político o religioso, pues podrían molestar a algunos espectadores. En este caso hablan de asistentes al cine “que tengan otra fe o ninguna fe”. Sin embargo la compañía ha sido incapaz de mostrar ese supuesto reglamento interno cuando se lo ha reclamado la prensa inglesa. Tras la polémica que se ha suscitado pretextan que es una norma corporativa no escrita.

La Iglesia de Inglaterra califica la decisión de “simplemente estúpida”, se declara “decepcionada y desconcertada” y estudia incluso presentar una demanda. La denuncia se acogería a la Ley de Igualdad, que entre otras cosas prohíbe a las empresas cometer discriminaciones por motivos religiosos.

Welby, el arzobispo de Canterbury, máxima autoridad religiosa de los anglicanos, replica que “este anuncio es tan ofensivo como cantar un villancico en los oficios de las iglesias el día de Navidad”. La portavoz de la Iglesia de Inglaterra, Arun Aurora, emplaza a Digital Media Cinema a que sea consecuente y prohíba también todos los anuncios que hagan alusión de cualquier manera a la Navidad, “pues es una festividad cristiana”.

El anuncio buscaba promocionar JustPray.uk (Simplemente Reza), una web de la Iglesia Anglicana para animar a los fieles a orar y con consejos sobre cómo hacerlo. El arzobispo Welby ha relacionado en sus declaraciones las ventajas de la oración con lo ocurrido en París. Y es que el veto de los cines al “Padre Nuestro”, la más emblemática oración cristiana, coincide con un momento de profundo debate sobre cómo está aceptando la comunidad musulmana que vive en Europa la cultura occidental y su acervo religioso. “Miles de millones de personas en todo el mundo rezan cada día el Padre Nuestro y estarán asombrados y profundamente tristes con esta decisión –explica Welby-, y muy especialmente tras los atentados de París, donde mucha gente encontró consuelo en la oración”.

En caída libre

En una confesión muy personal, Justin Welby añadió que tras los atentados de París, ciudad en la que vivieron por un tiempo él y su esposa, llegó a tener dudas sobre la existencia de Dios.

Los laicistas de la Asociación Nacional para la Libertad Secular reprochan a los anglicanos “que ellos también prohíben cosas en sus templos, como por ejemplo poner en ellos anuncios de yoga”. El anuncio había pasado el control del Consejo Británico de Calificación de Películas, que decide que es apto o no para ser emitido en los cines.

Los feligreses están desertando en los últimos tiempos de la Iglesia de Inglaterra, que al fin y al cabo tuvo un origen tan terrenal y coyuntural como una pataleta de Enrique VIII para poder divorciarse y casarse otra vez. En 1983 había en el Reino Unido 16,5 millones de anglicanos, hoy son solo 8,6.

La fe anglicana está en caída libre en el país que la inventó, cada vez más descreído. “Nuestras cifras nos señalan una misión urgente. La Iglesia de Inglaterra se encuentra a solo una generación de su extinción”, advirtió la pasada primavera Lord Carey, que fue arzobispo de Canterbury entre 1991 y 2002. No exagera. En solo dos años han perdido 1,7 millones de fieles, mientras el número de musulmanes crecía en 900.000 en el mismo período. Los anglicanos han pasado de ser el 21% de los británicos afiliados a una religión en 2012 a suponer el 17% en los últimos datos, con 8,6 millones. Su declinar comenzó en los años sesenta, pero desde los ochenta el proceso se ha acelerado.

Por el contrario, la religión católica, que supone el 8%, se mantiene, pues solo ha caído dos puntos desde los ochenta. Además los católicos acuden más a los oficios, solo el 29% dicen no ir nunca a la iglesia, frente a un 48% de los anglicanos que jamás visitan sus templos. En el Reino Unido hay actualmente casi cinco millones de musulmanes sobre una población de 64,1 millones de habitantes.

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