Josep Tabernero
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ESPECIAL DÍA INTERNACIONAL DEL CÁNCER

Josep Tabernero: «La sanidad pública debería pagar solo los fármacos que demuestren su eficacia»

El presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica quiere democratizar el acceso a las terapias e impulsar cambios en la gestión que permitan la sostenibilidad del sistema sanitario

BARCELONA Actualizado: Guardar
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En una reciente entrevista, usted me avanzó que uno de sus principales objetivos cuando asuma la presidencia de la Sociedad Europea de Oncología Médica será hacer accesible la medicina de precisión a todas las personas, sea cual sea la realidad socioeconómica del país en el que viven. ¿Algún otro reto inminente

Un tema urgente es, efectivamente, garantizar el acceso de toda la población a los fármacos oncológicos, aunque no solo los más innovadores, sino también los más básicos, que en algunos países aún no están garantizados. Se debe luchar contra el desabastecimiento de algunas medicinas contra el cáncer y eso pasa por cambios en la regulación. En cuanto a los fármacos innovadores, es necesario también establecer instrumentos que garanticen el acceso a esos medicamentos a todas las personas, vivan dónde vivan.

Una forma de democratizar el acceso a estas terapias es, por ejemplo, fijar modelos de reembolso que se basen en la realidad financiera de cada país.

¿Significa eso que el precio de estos nuevos medicamentos se adapte a la realidad socioeconómica del país?

-No exactamente. El precio de los medicamentos es siempre el mismo. Lo que varía es lo que aportan las Administraciones. Eso sí debe ajustarse a la coyuntura financiera del país. En definitiva es un cambio de filosofía.

¿Cómo lo resumiría?

Se trata de pagar por el valor. O lo que es lo mismo sólo apostar por los fármacos que demuestran su eficacia. Esta máxima debería extrapolarse a todo el sistema sanitario. La sanidad pública debería cambiar el chip y empezar a pagar en función del valor, de los resultados. Financiar solo los fármacos que sean eficaces.

¿A qué se refiere?

Quiero decir que no es justo que a las farmacéuticas les digamos: «Oye, solo te vamos a pagar por los medicamentos que prueben su eficiencia», pero, en cambio, en el sistema público no se aplique la máxima y se sigan realizando pagos fijos por acto médico. No tiene sentido. Lo lógico sería, por ejemplo, que la sanidad pública diera más recursos a aquellos hospitales que demuestran una gestión más eficiente y obtienen mejores resultados médicos. Aunque eso no es así. Incluso durante la crisis las asignaciones han sido las mismas, sea cual sea el nivel de esfuerzo que han hechos los centros por optimizar resultados.

-Un reciente estudio realizado por expertos en gestión sanitaria de Esade reveló que en 2025 el gasto sanitario público se duplicará si no se toman medidas correctivas. ¿Qué puede hacerse para revertir esa realidad?

Está claro que el gasto público crecerá y también el precio de los medicamentos y el presupuesto sanitario no. La única vía es optimizar los recursos actuales y, como le dije, empezar a pagar por valor. Todo pasa por un Pacto de Estado. Durante los años de crisis, la Administración ha ido apretando las tuercas al sistema pero cambios estructurales se han hecho más bien pocos. La solución hubiera pasado por empoderar a los técnicos. Dar voz a las personas que realmente entienden de sanidad. Lejos de eso, el sistema sanitario se ha utilizado como un instrumento político.

Al margen de que la clase política no ha demostrado la sensibilidad esperada en épocas de ajustes ¿qué se ha de reprochar a los profesionales sanitarios?

Hay un handicap de fondo que es que los médicos no tienen ni idea de organización ni de gestión y eso lo dificulta todo. Medicina es de las pocas carreras que acaban sin que los estudiantes sepan qué es una organización y un presupuesto. En tono de broma siempre digo que los médicos son asesinos en potencia del sistema.

¿Es la investigación translacional, la clave para no perder comba en Europa?

Sin lugar a dudas, la investigación traslacional es la vía más efectiva para recortar la larga distancia que existe entre lo que se cuece en el laboratorio y la práctica clínica, aunque eso no quiere decir que solo deba practicarse esa fórmula. Lo que es obvio, es que no tiene sentido que hoy en día los hospitales sigan haciendo investigación básica, eso debe reservarse a los grandes centros de investigación.

En estos últimos años, la biología molecular ha permitido dar pasos de gigante en la lucha contra el cáncer. Gracias a ella hemos conocido el nombre y apellido de muchos tumores y hemos podido combatir la enfermedad con terapias personalizadas ¿En que se centran ahora los esfuerzos de los investigadores?

Efectivamente, la ciencia ha avanzado mucho en estos últimos años, sobre todo se ha estudiado a fondo el comportamiento las células tumorales. No obstante, tan importante es conocer el mecanismo de estas células como el mecanismo del cáncer. Sabemos, por ejemplo, que cuando hay una anomalía en una célula, ésta, en algunas ocasiones repara por ella misma esta disfunción. Otras veces se suicida y, en otras ocasiones, nuestro sistema inmune reconoce a las células tumorales y las destruye. Sin embargo, hay veces que estas células burlan el sistema y fallan todos estos mecanismos.

¿Cuál es la opción entonces?

Hay varios caminos. Una de las vías es hacer que el sistema inmune recupere su capacidad de reconocer a estas células. En el 70 por ciento de los casos la inmunoterapia no funciona por que no hay linfocitos en el tumor. Lo que hacemos es utilizar vacunas y anticuerpos bioespecíficos para conseguir que estén dentro del tumor y el sistema inmune pueda atacarlos.

Entonces, ¿el futuro pasa por la inmunoterapia?

Es el gran futuro. Estamos aún en la punta del iceberg. Bueno, para ser más exactos diría que hemos descubierto un 20 por ciento de su potencial. La mejor arma, el mejor tratamiento contra una enfermedad maligna como el cáncer lo tenemos dentro de nuestro organismo, es el sistema inmune. Nuestro reto, ahora, es activarlo.

Usted es todo un referente en la investigación de terapias moleculares contra el cáncer de colon ¿cuál es la supervivencia actual?

Depende del estadio en el que se diagnostica la enfermedad, pero en líneas generales se sitúa entre el 65 y el 70 por ciento. Si se detecta en fases muy inciales la supervivencia es de un 90 por ciento.

¿En qué líneas de investigación se está avanzando?

Hay varias. Sabemos, por ejemplo, que como mínimo el 80 por ciento de los casos de cáncer de colon han sido antes un pólipo. Se está avanzando en el hallazgo de medicamentos que frenen la transición entre pólipo y tumor.

¿Qué potencial tiene la biopsia líquida?

Es una herramienta muy importante porque permite detectar mutaciones genéticas con una gran sensibilidad a través de una simple analítica. Su potencial es enorme.

El propio proceso de envejecimiento es un factor de riesgo en el cáncer de colon. ¿Hasta qué punto influyen nuestros hábitos en la aparición de la enfermedad? Lo digo porque un reciente estudio impulsado por científicos españoles revela que las dietas ricas en grasas saturadas (malas) triplican el riesgo de metástasis...

Hay unas recomendaciones que si se cumplen rebajan un 40 por ciento el riesgo de padecer cáncer. Hay cosas que no están en nuestras manos, como la herencia genética, pero otras sí.

¿Podría recordarlas?

Por supuesto: no fumar, poco alcohol, no tener obesidad, mantener una dieta baja en grasas saturadas y rica en vegetales y frutas, protegerse del sol, vacunarse (vacunas como la del papiloma) y evitar la contaminación, entre otras cosas.

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