He Jiankui, el ambicioso «Doctor Frankenstein» de China

Nacido hace 35 años en una familia campesina, es una de las mentes más brillantes de su generación y estudió en EE.UU., pero se saltó todos los controles en busca de fama

He Jiankui en una imagen de archivo Efe
Pablo M. Díez

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Buscando probablemente la gloria, el doctor He Jiankui pretendía pasar a la Historia como el primer científico que modificaba el ADN humano y no solo ha sido repudiado por todo el mundo, sino condenado a tres años de cárcel porque estos experimentos están prohibidos en China desde 2003. Un precio muy alto para la fama que ansiaba desde joven, cuando despuntaba como una de las mentes más brillantes de su generación.

Nacido en 1984, He Jiankui se crió en el seno de una familia campesina de Hunan , una de las provincias más pobres de China. A pesar de sus humildes orígenes, estudió en el mejor colegio de su condado y pudo ir la universidad. Licenciado en Física, recibió una beca para seguir formándose en Estados Unidos, adonde llegó con el sueño de convertirse en el «Einstein chino». Pero pronto se dio cuenta de que «la edad de oro de la física se ha acabado» , como se quejaba ante sus colegas, y se pasó a estudiar biofísica en la Universidad de Rice (Houston), donde trabajó por primera vez con la tecnología CRISPR capaz de cortar y pegar el ADN. Después recaló en la prestigiosa Universidad de Stanford, donde fue discípulo de Stephen Quake, profesor de bioingeniería y física aplicada especializado en secuenciar el ADN, pero no en editarlo.

En 2012, y gracias al plan del Gobierno chino para recuperar a sus talentos nacionales en el extranjero, volvió a Shenzhen , ciudad fronteriza con Hong Kong y cuna del desarrollismo económico que se ha especializado en la alta tecnología. Allí entró a trabajar como profesor asociado en la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología y montó dos empresas dedicadas a la genética.

Tras el primer paso dado por He Jiankui, ya conocido como el «Doctor Frankenstein» de China, la cuestión es saber quién será el siguiente en manipular el genoma humano , algo que está al alcance de muchos científicos y gobiernos pese al debate moral y médico que plantea. Aunque se podrían curar muchas enfermedades, también se abre la puerta a distopías de una raza humana modificada genéticamente como en la novela «Un mundo feliz» o la película «Gattaca».

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