Santiago Martín

La sal insípida

La vuelta a la legalidad en Cataluña no significa, por desgracia, la vuelta a la normalidad

SANTIAGO MARTÍN

La vuelta a la legalidad en Cataluña no significa, por desgracia, la vuelta a la normalidad. Porque lo normal es que el delincuente cumpla la sentencia por el delito cometido y el conjunto de la sociedad lo vea bien; digo el conjunto de la sociedad, porque es comprensible que los familiares y amigos del delincuente armen alboroto por creer desproporcionado el castigo. Las reacciones a lo que está pasando entran, hasta cierto punto, dentro de lo normal en los « familiares y amigos » de los directamente afectados. Lo que me parece de todo punto anormal es la reacción de Podemos y sus confluencias, cada vez más próximos al anarquismo que al mismo comunismo.

Eso es, justamente, lo que se busca en esta hora: la anarquía. No digo que se vaya a conseguir, digo que se busca. Y no lo buscan sólo los independentistas. En España se está jugando una partida internacional. Se está jugando destruir la Unión Europea, pues si Cataluña se independiza, luego querrán lo mismo otras muchas regiones. ¿No es significativo que los norteamericanos pregunten a Google, Twitter y Facebook por la intervención rusa en la propaganda independentista? Rusia, China e Irán están muy interesados en lo que aquí está pasando. No es casualidad que Podemos, tan amigo de Venezuela y, por lo tanto, de ese poderoso trío, esté haciendo su parte para desestabilizar.

¿Y la Iglesia? Debería hacer lo contrario: unir, tender puentes . Pero, ¿puede hacerlo, aunque quiera? El Papa, el secretario de Estado y el cardenal Omella lo están haciendo francamente bien, porque de sobra saben ellos lo que se juega Europa y el mundo libre si se rompe España. Pero la Iglesia en Cataluña está tan desprestigiada que poco puede hacer para cumplir una misión que sería tan histórica como urgente. Según datos conocidos esta semana, sólo el 28 por 100 de los catalanes le da un aprobado , mientras que el 43 por 100 le da un cero absoluto. ¿Y por qué? Porque según unos es demasiado independentista y según otros es demasiado poco. Lo primero que tendría que hacer la Iglesia en Cataluña es un examen de conciencia para saber qué ha hecho para que casi nadie la quiera. Si la sal se vuelve insípida, dijo Jesús, ya no sirve para nada.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación