Iglesias con fieles
En África y Asia no parece que el celibato sacerdotal sea un problema para encontrar candidatos
Leí estos días pasados una noticia sobre la sorprendente evolución de la Anglican Chruch in North America (ACNA), una rama del anglicanismo defensora de la vida , del matrimonio entre un hombre y una mujer, profamilia, sin sacerdotisas, que harta de la deriva relativista y progresista de la confesión anglicana se independizó de la disciplina mayoritaria episcopaliana.
En 2009, empezó con 720 parroquias en Estados Unidos. Hoy tiene 342 parroquias más en ese país, a las que hay que sumar 50 entre Canadá y Méjico. Por contra, la Iglesia episcopaliana (The Episcopal Church) ha perdido 517 parroquias en ese periodo: tenía 6.964 en 2008 y en 2017 declaraba solo 6.447. Los episcopalianos no solo se van a la ACNA, también recalan en el Ordinariato Anglocatólico de la Cátedra de San Pedro, que instauró Benedicto XVI y que cuenta con medio centenar de parroquias en Estados Unidos y Canadá.
Según publica Aceprensa, hablando ahora de los católicos, tengamos en cuenta las siguientes cifras. En 2016 había 1.600 católicos por sacerdote en Europa y 1.300 en EE.UU., 7.200 fieles por sacerdote en América del Sur, algo más de 5.000 en África y poco menos de 2.200 en Asia. Los católicos asiáticos, que representan el 11% del total de fieles de la Iglesia, aportan hoy casi el 30% de los seminaristas, y los africanos, que son el 17,8% de los católicos, dan lugar al 27% de los seminaristas. En cambio, los católicos europeos son el 21,8% del total, y sus seminaristas representan algo menos del 15%. Por cada 100 sacerdotes en activo, África y Asia muestran una gran capacidad de recambio con 66 y 54 nuevos candidatos, respectivamente, mientras que Europa registra solo 10 candidatos por 100 sacerdotes, América 28 y Oceanía 22.
En Europa y en América la escasez de vocaciones sacerdotales es solo uno más de los indicadores religiosos. En África y Asia no parece que el celibato sacerdotal sea un problema para encontrar candidatos. El vigor espiritual favorece una alta tasa de «sustitución generacional». La tasa de renovación depende menos del celibato sacerdotal que de la vitalidad religiosa.
