El Gobierno avanza en su estrategia climática pese al coronavirus

Sale a información pública el Plan de Adaptación al Cambio Climático, que prevé limitar y reducir las concesiones en la costa, cambios en urbanismo o planificación hídrica

Efectos de la borrasca Gloria en el paseo marítimo de la localidad gerundense de Castell-Platja d'Aro Efe

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El Gobierno avanza en su estrategia climática pese a la crisis del coronavirus. Este lunes, el Ministerio para la Transición Ecológica sacó a información pública el segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, la estrategia que debe guiar hasta 2030 áreas como el urbanismo, la agricultura o la utilización de recursos hídricos en función de los impactos derivados del calentamiento global . Prevé, además, una modificación de la Ley de Costas y su reglamento, para que la subida del nivel del mar o los impactos de fenómenos costeros, como los ocurridos durante la borrasca Gloria, puedan utilizarse como indicador para revisar la ocupación en el litoral.

El documento puede recibir aportaciones de los sectores afectados durante 15 días, pero el objetivo del Gobierno es lograr su aprobación definitiva a finales de 2020 . Incluye 81 líneas de actuación agrupadas en 18 áreas, entre las que se se encuentran salud, agua, biodiversidad, caza y pesca, agricultura o ganadería.

«España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, se enfrenta a importantes riesgos derivados del cambio climático . Sectores clave de nuestra economía, como la agricultura, la silvicultura, el turismo o el transporte, dependen estrechamente del clima. Pero también otros muchos campos», afirma el texto en el preámbulo. Aunque se trata de un documento estratégico, pendiente de su posterior desarrollo por sectores, ya contempla la modificación de leyes y reglamentos como en el caso de costas, planificación urbanística o recursos hídricos.

En concreto, el plan de adaptación incluye como línea maestra en cuanto al litoral el «aumento de la flexibilidad a la hora de otorgar títulos de ocupación, pudiendo, por ejemplo, limitar o reducir los plazos de las concesiones », por una parte; y « agilizar su revisión por causa del cambio climático», por otra. Es decir, edificaciones y negocios en el dominio público marítimo-terrestre podrían verse sin licencia antes del plazo con el que cuentan en la actualidad.

De hecho, el plan incluye la «reubicación» de construcciones «muy vulnerables», así como «demoliciones de elementos artificiales deteriorados». Según recuerda el borrador, desde 2017 se contempla como estrategia de adaptación «el abandono planificado de las zonas susceptibles de verse afectadas» por temporales o inundaciones, y la «reubicación de viviendas e infraestructuras muy expuestas».

La intención de la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica Teresa Ribera, de modificar la Ley de Costas no es nueva. Tras el paso de la borrasca Gloria, en una intervención en la comisión del ramo del Congreso, ya mostró su desacuerdo con las prórrogas introducidas por el PP en 2013 a negocios y viviendas en primera línea de costa; y aseguró que «muchos municipios costeros afectados entienden y aceptan que en lugar de recuperar lo que había, hay que pensar en una reconstrucción diferente, pensar en una liberación del espacio».

El territorio que quede afectado dependerá de la actualización de las proyecciones sobre cambio climático para la costa española. Mientras, se «agilizará» la revisión de los deslindes del dominio público marítimo-terrestre y, a partir de 2021, todos los planes de urbanismo deberán incluir los riesgos derivados del ascenso del nivel del mar.

Además, podría haber cambios en cuanto a la gestión hídrica. Por una parte, el texto recoge la intención de ampliar el concepto de «sequía» en la Ley de Aguas y señala «lagunas en su reglamentación que podrían abordarse». Por otra, señala que las confederaciones hidrográficas deberán ajustar los índices de explotación en cada demarcación . «Se reducen los índices de explotación en las cuencas con valores excesivos», apunta el documento, aunque antes debe determinarse cuál sería ese umbral.

El plan aún debe concretar el presupuesto que necesita. «Probablemente tenemos todavía un tiempo por delante de reconstrucción nacional, pero queremos que esa reconstrucción nos sirva para todos y esté orientada en el futuro», dijo Ribera.

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