Conmoción en Portugal: encuentran el cadáver de una niña de 9 años desaparecida hace unos días
La pequeña Valentina se hallaba traumatizada porque su padre, separado de la madre, se la quería llevar fuera del país vecino
Mientras la pandemia continúa con una incidencia menor en Portugal, el sobresalto llegó en forma de la conmoción sentida en todo el país vecino al confirmarse el hallazgo del cadáver de una niña de nueve años desaparecida el pasado 7 de mayo.
Desde el confinamiento relativo en casa (ya se ha iniciado un paulatino regreso a la actividad), los ciudadanos lusos estaban muy atentos al caso de Valentina , buscada por las fuerzas de seguridad en cuanto se le perdió el rastro en los alrededores de Leiria, a mitad de camino entre Lisboa y Oporto.
El misterio quedó desvelado en la mañana de este domingo 10 de mayo, cuando la policía encontró el cuerpo sin vida de la pequeña, que no había sido enterrado y estaba camuflado para dificultar su descubrimiento.
Con su padre por las clases telemáticas
Finalmente, sale a la luz el fatal desenlace y la historia que puede estar detrás del suceso. Resulta que sus padres están separados y que ella solía vivir con la madre en una pequeña localidad llamada Bombarral.
Pero allí no podía seguir las clases telemáticas, que rigen actualmente en el sistema educativo portugués, y fue llevada entonces al cercano núcleo de Atouguia da Baleia, con el padre y su actual compañera, además de dos bebés fruto de su actual relación.
Todo estalló la mañana del jueves 7. De repente, la niña estaba ilocalizable y, al parecer, le había influido el hecho de que su padre pensara llevársela a otro país con su nueva familia, sin la que la madre volviese a verla más.
Valentina estaba al corriente de los graves problemas desatados entre sus progenitores y, muy probablemente, el trauma que sentía la llevó a marcharse de casa.
Estrangulada
Ahora los indicios apuntan a que fue estrangulada el mismo día de su desaparición. De momento, los padres biológicos han sido detenidos , en medio de una situación dramática que ha dejado en segundo plano la cobertura sobre las consecuencias del coronavirus, cifradas en 1.135 muertos a lo largo y ancho de todo el territorio luso.
Algunas fuentes locales señalaban que el hombre ya habría confesado el crimen, aunque este extremo estaba pendiente de confirmación en una comparecencia de la Policía Judicial a primera hora de la tarde.
En cualquier caso, la indignación recorre Portugal de norte a sur debido al impacto mediático de unos hechos que han eclipsado el retorno a la ‘normalidad’, manteniendo ciertas precauciones pero en escalonado proceso de reactivación.
