Alemania no decide qué niños son aptos para la Universidad cuando tienen 10 años

El subdirector del colegio Joan Miró de Berlín define el sistema educativo alemán como «muy libre»

ROSALÍA SÁNCHEZ

«Eso no es cierto», dice Raúl Herrera acerca la creciente opinión en España sobre que en Alemania el sistema educativo segrega a los 10 años de edad a los alumnos que van a ir en el futuro a la Universidad . « La escuela alemana es muy libre , ofrece múltiples posibilidades y en la mayoría de los colegios, como en este, el objetivo es que los alumnos estén juntos el mayor tiempo posible, estimulándose los unos a los otros y adquiriendo habilidades y competencias sobre las que, en la sexta clase, a la edad de 12 años, la escuela emite una recomendación». « Pero solo es una recomendación », insiste, que se realiza sobre los criterios de «estado del desarrollo personal, desarrollo intelectual, capacidad de reflexión individual sobre la materia aprendida, autonomía y trabajo en equipo».

Una vez recibida esa recomendación, son los padres los que deciden seguirla o no, de modo que tienen en sus manos todavía el camino a seguir por sus hijos, aunque solamente por dos o tres años más, puesto que «a partir de la octava clase los padres van quedando en segundo plano y son los alumnos los que toman sus propias decisiones», explica el subdirector del colegio de primaria Joan Miró de Berlín, una escuela bilingüe español-alemán que al final del ciclo educativo, en el último mes de la sexta clase, entrega a las familias de cada niño una «Empfehlung», recomendando bien un colegio integrado o bien un «Gymnasium». En el caso de las escuelas integradas, los alumnos siguen juntos hasta la décima clase, cuando a la edad media de 16 años afrontan una seria reválida, el MSA, que finalmente sí los separa en dos grupos : los que se preparan para el Abitur (selectividad española) y los que optan directamente por una «Ausbildung» (formación). Pero también son muchos los alumnos que se deciden por una Ausbildung fuera de la Universidad a pesar de tener en el bolsillo el Abitur porque está ampliamente asumido que « quien hace una Ausbildung es exactamente igual de bueno que quien estudia en la Universidad », en palabras de la ministra de Educación alemana, la cristianodemócrata Anja Karlicek.

Al señor Herrera le sorprende que desde España se tenga esa idea de la educación alemana y que se realicen cierto tipo de comparaciones. « En todas partes cuecen habas », señala, y apunta que «seguramente los problemas en España no tienen que ver con la edad a la que el sistema educativo separa a los alumnos, sino con cómo pueden encontrar un trabajo decentemente remunerado cuando ya tienen su título universitario». «La gran diferencia es cultural», explica, «en Alemania se tiene un profundo respeto por el trabajo manual y se remunera igual o mejor que el académico».

Los «Gymnasium» son institutos de secundaria que preparan para el Abitur definiendo previamente un perfil determinado de alumnos, buscan un tipo de alumnado en particular y seleccionan por sí mismos. El sistema se ocupa de que cada alumno tenga una plaza garantizada en alguno de los disponibles, aunque siempre hay más demanda en unos que en otros y no todos los alumnos consiguen entrar en el instituto deseado.

«Merece la pena invertir en formación»

Y termine su educación o no con el Abitur, el alumno tendrá la oportunidad de acceder a la formación dual, que no puede equipararse a la Formación Profesional española porque también deriva tanto en oficios y maestrías como en títulos universitarios, tanto en el nivel de Bachelor como en el de Máster, sino que se define por combinar la formación en las aulas con el trabajo en empresas autorizadas y que es financiada conjuntamente por el Estado y por la empresa.

«Aquí se ha aprendido que merece la pena invertir en formación. Los programas de formación dual tienen soporte estatal y cuentan también con el compromiso de las empresas », sigue el señor Herrera, que desde su experiencia de décadas en el sistema educativo alemán y en constante intercambio con el español, subraya como principales diferencias que «en Alemania los chicos son mucho más independientes y autónomos» y que «aquí está mucho más aceptada la formación dual porque conduce a empleos que están igual o incluso mejor remunerados».

Otra peculiaridad es la descentralización del sistema educativo alemán, de modo que cada uno de los Bundesländer toma decisiones sobre sus alumnos. La tipología de escuelas de secundaria contempla Real Schule (oficios), Integrierte Schule (escuela para todos), Hauptschule (de carácter más técnico) y los citados Gymnasium , además de toda una oferta plural de modelos que van desde el Waldorf Schule (sin asignaturas definidas, ni exámenes ni notas) hasta colegios especializados en deporte o música, desde los que los alumnos igualmente pueden optar a la Universidad. Las posibilidades son tantas y tan competitivas que la selección supone a menudo un quebradero de cabeza para las familias. Porque si algo tienen en común los padres alemanes y los españoles es que casi todos ellos le dan muchas vueltas a la pregunta sobre cuál será la educación mejor para sus hijos.

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