Albacete, Zaragoza o Almería, en riesgo por la aparición abrupta de desiertos debido al cambio climático

Un estudio descubre por primera vez los umbrales de aridez que desencadenan cambios bruscos en los ecosistemas secos

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La transformación de territorios secos en desiertos no será progresiva. Será abrupta . Un estudio publicado este jueves en « Science » calcula que de aquí a final de siglo el 20% del planeta podría sufrir una metamorfosis del paisaje, de mayor o menor gravedad en función de tres umbrales, y de los que dependen más de 2.000 millones de personas. En España, el peor escenario lo viviría el sudeste y centro peninsular, con provincias como Almería, Albacete o Zaragoza en serio riesgo alcanzar el valor que les conduciría hacia un paisaje desértico.

La clave está en la aridez del terreno, determinada por las precipitaciones y la evaporación. El estudio internacional liderado por Miguel Berdugo, investigador postdoctoral de la Universidad de Alicante (UA) aunque ahora trabaja en la Pompeu Fabra, supone la primera comprobación empírica de que existen tres umbrales que determinan los ecosistemas en las zonas áridas. Y un pequeño cambio en los valores puede transformar el paisaje.

Son tres niveles. El primero, con paisajes similares a los de la Península Ibérica, se refiere a terrenos con una aridez de 0,5, caracterizado por plantas adaptadas a cierta sequía. El segundo se produce cuando la aridez llega a 0,7, con suelos menos fértiles y más propensos a ser erosionados. «Una vez que este umbral se sobrepasa se ven afectados de golpe muchos atributos fundamentales del ecosistema . Las plantas que sobreviven son principalmente arbustos», dice Manuel Delgado-Baquerizo, coautor del estudio. Por último, con una aridez de 0,8, la diversidad y cobertura vegetal se desploman y los ecosistemas se transforman en desierto. La vida se limita a las ventanas de oportunidad que proporcionan raros episodios de lluvia.

En España prácticamente todo el territorio menos Galicia y Asturias incrementará su aridez de acuerdo a las predicciones climáticas cruzando alguno de estos umbrales. «El 82% de los "drylands" españoles cruzarán alguno de los umbrales identificados en nuestro estudio», dice Berdugo a ABC. Según sus estimaciones, Almería, Albacete o Zaragoza podrían cruzar la tercera barrera.

Un legado que dura 50 años

No obstante, algunos factores pueden hacer que estos cambios sean menos abruptos de lo esperado. Podría ser el caso de un «efecto de fertilización» por el enriquecimiento en CO2 de la atmósfera , ejemplifica Berdugo, ya que al aumentar la concentración de este gas las plantas son más eficientes con la fotosíntesis y necesitan menos agua, si bien se desconoce si este efecto se mantendrá en el tiempo.

«Otro factor importante e s la huella que dejan los organismos en los ecosistemas, su legado, que da a los ecosistemas una cierta inercia», cuenta el autor principal del estudio. Porque el efecto positivo de un árbol en el suelo se nota aún 50 años después de que haya desaparecido . «No es lo mismo cruzar el tercer umbral desde Almería que desde Burgos; la vegetación actual hará que no sea igual a través de su legado», explica Berdugo.

Lo cierto es que aún se desconocen muchos de los mecanismos que están detrás de los umbrales de aridez, por lo que es difícil determinar hasta cuándo este tipo de factores podrían frenar la desertificación. Para Berdugo, «dependerá de qué pieza exactamente del ecosistema es la que propicia la caída abrupta generalizada y esto aún no lo sabemos; es la nueva frontera de conocimiento ».

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