El Papa saluda a los monaguillos durante una audiencia en la plaza de San Pedro
El Papa saluda a los monaguillos durante una audiencia en la plaza de San Pedro - reuters
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El Papa pide a los monaguillos compartir «la alegría que Dios les ha dado»

Después de unos días de descanso con un perfil público más bajo, Francisco retoma casi por completo su agenda en agosto

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Decir que en Roma hace calor en agosto es más que una obviedad pero sentirlo en carne propia es otra cosa. Es lo que han debido de pensar los miles de monaguillos que se reunieron con el Papa Francisco en la plaza de San Pedro. Han llegado a la Ciudad Eterna más de 9.000 procedentes de toda Europa.

Desde poco antes de las once de la mañana ya rondaban las inmediaciones de la plaza deseosos de conseguir un buen puesto que les permitiera ver de cerca al Santo Padre, e incluso saludarlo en persona. Sobre las cuatro pudieron acceder a la plaza bajo un intenso sol de casi ferragosto romano. De hecho, han sido convenientemente refrescados por las mangueras de los bomberos entre risas y olvidándose por completo del cansancio de estos intensos días.

Pese a todas las incomodidades, han permanecido sin moverse un milímetro.

Algunos llegaban algo tarde y se apresuraban corriendo por vía de la Conciliación. El Papa Francisco apareció en la plaza puntualmente a las seis de la tarde. La espera mereció la pena e incluso hubo dos pequeños afortunados que pudieron pasear con el Papa durante unos minutos en papamóvil. El Pontífice estuvo durante unos 15 minutos recorriendo la plaza saludando y bendiciendo a unos jóvenes totalmente entregados que le lanzaron sus pañoletas, camisetas, gorras y demás objetos queridos.

Los acólitos participaban en la peregrinación Internacional de Monaguillos organizada por la CIM (Coetus Internationalis Ministrantium), un organismo que desde 1960 agrupa a los responsables diocesanos de la pastoral de monaguillos. Cada cinco años organizan un encuentro internacional a Roma y esta es el primero con el Papa Francisco aunque el verano pasado los monaguillos alemanes tuvieron su propia peregrinación y encuentro internacional con el Papa.

La mayoría de los jóvenes peregrinos procedían de Europa del Este. Un joven de Ucrania ha regalado al Papa el pañuelo con el emblema de la peregrinación que Francisco ha lucido durante toda la audiencia. Lo primero que les ha dicho Francisco es que agradecía su presencia en la plaza por haber «desafiado el sol romano de agosto». También les ha recordado que su labor, -estando próximos al altar y, por tanto, próximos a Jesucristo-, es un aprendizaje para poder llegar a los demás y llevarles «la alegría que se os ha dado».

Les ha indicado además que «la fe es capaz de dar un nuevo rumbo a nuestros pasos, que ella nos hace libres y fuertes para estar disponibles y aptos para la misión» y les ha pedido que «no se cierren» sino que compartan «la alegría de haber sido salvados por la misericordia de Dios».

Con este encuentro el Santo Padre retoma casi por completo su agenda pública después de unos días de relativo descanso en Casa Santa Marta tras el agotador viaje a América Latina. El miércoles de esta semana vuelve a celebrase la tradicional audiencia general que durante el verano tendrá lugar en el Aula Pablo VI. El viernes, y también a cubierto, recibirá a miles de jóvenes participantes en el encuentro del Movimiento Eucarístico Juvenil. Tan solo faltaría entre sus compromisos fijos retomar la misa en compañía de peregrinos en Casa Santa Marta. Esta celebración volverá, bajo esta modalidad, en septiembre.

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