El altar con el retablo de espigas en el parque de Ñú Guazú
El altar con el retablo de espigas en el parque de Ñú Guazú - afp
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El Papa dice que la Iglesia es una «madre de corazón abierto que acoge al pecador»

Un espectacular retablo artesanal de espigas y frutos que recordaba a San Ignacio y a San Francisco, ha presidido la misa oficiada por el Pontífice

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Ante más de medio millón de personas que han asistido a la misa de este domingo en un gran parque de Asunción, el Papa Francisco ha afirmado que «La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger. La Iglesia es la casa de la hospitalidad» y, concretamente, de «hospitalidad con el pecador».

En la oración de los fieles se ha rezado por la liberación de Edelio Morínigo, un joven policía de 25 años que lleva más de uno secuestrado por un grupo terrorista, el Ejército del Pueblo Paraguayo, responsable de 39 asesinatos y gran número de secuestros.

Un espectacular retablo artesanal, de 40 metros de ancho y 14 de altura, hecho de espigas y frutos, recordaba, con sus imágenes de San Ignacio y San Francisco, la etapa civilizadora de las «Reducciones» del Paraguay: treinta prósperas ciudades indígenas con un total de 150.000 habitantes, autogestionadas bajo la tutela de los misioneros jesuitas.

«Casa de hospitalidad»

El Papa hablaba de apertura, pues «la Iglesia es la casa de la hospitalidad. Cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender el lenguaje de la hospitalidad, del acoger».

En una larga enumeración detalló que se trata de «hospitalidad con el hambriento, con el sediento, con el forastero, con el desnudo, con el enfermo, con el preso, con el leproso, con el paralítico».

Es también, según el Papa, «Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido. Con el perseguido, con el desempleado, con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra es tan rica. Hospitalidad con el pecador».

Insistiendo en esa línea, Francisco ha afirmado que «lo propio de la Iglesia, de esta madre, no es principalmente gestionar cosas, proyectos, sino aprender a vivir la fraternidad con los demás». Esa «fraternidad acogedora es el mejor testimonio de que Dios es Padre, porque "en esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”».

La misa multitudinaria en el parque de Ñú Guazú tenía un sabor de despedida, pero de despedida alegre al cabo de tres

La misa ha tenido sabor de despedida

días inolvidables. Era, en cierto modo, también la despedida de América en la última etapa de un viaje iniciado el pasado domingo en Ecuador y continuado a mediados de semana en Bolivia.

La agenda del Papa en Asunción incluye, por la tarde, un encuentro con los jóvenes camino ya del aeropuerto. Francisco quería dedicarles las últimas horas en Paraguay para decirles que ellos son el futuro, y tienen que construirlo con solidaridad.

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