Ropa ajustada, teléfonos móviles y otros factores que afectan a la calidad del semen

Los espermatozoides funcionan peor

Después de unos 70 días de desarrollo, los espermatozoides están listos en los testículos para iniciar su carrera hacia la meta: el óvulo. Con el pistoletazo de salida, puede haber entre 3 y 200 millones de estas células en apenas unos cuantos mililitros de semen. Como tienen que nadar rápido y lejos, llevan la mínima carga imprescindible, al igual que los coches de carreras.

Puden estar hasta tres días nadando, y suelen tardar al menos 24 horas en llegar al tercio superior de las trompas de Falopio, el lugar donde debe ocurrir su encuentro con el óvulo. Como se puede imaginar, el proceso no es nada sencillo. Por eso, el empeoramiento de la calidad del semen producido en los últimos 50 años y detectado por algunos estudios podría dificultar aún más las cosas y tener un efecto drástico sobre la fertilidad de los hombres.

«Hay muchos factores que pueden afectar a la calidad del semen en mayor o menor medida: por ejemplo, algunos hábitos de vida, el estrés laboral, el consumo de productos tóxicos como el alcohol o el tabaco, llevar ropa ajustada y consumir ciertos medicamentos», explica María Villa, una técnico de laboratorio que trabaja en la sección de andrología en la clínica FivMadrid. Entre sus cometidos está el trabajar con las muestras, analizar la calidad del semen y elaborar semiogramas.

Por su parte, Jorge Cuadros, embriólogo clínico y director del laboratorio de fecundación in vitro de la misma clínica, apunta: «aún hay demasiadas leyendas urbanas y pocas evidencias científicas. Pero básicamente lo que habría que recomendar a los varones es que cuidaran sus hábitos en general». De hecho, en enero de este año un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford publicó un estudio que establecía una relación entre el nivel de salud de los hombres y la calidad de su semen.

En opinión de este biólogo, está especialmente constatado que el consumo de alcohol y tabaco y los trayectos largos en coche tienen un impacto negativo sobre la calidad del semen. Esto podría estar detrás del hecho de que casi la mitad de las parejas que acuden a su clínica de fertilidad lo hagan a causa del factor masculino, es decir, porque la infertilidad aparece en el hombre.

La dificultad de estudiar al ser humano

Sea como sea, es importante resaltar que es especialmente complicado analizar la calidad del semen humano y establecer un vínculo entre ella y otros factores. Esto ocurre básicamente porque es muy difícil aislar unos efectos de otros: por ejemplo, puede ocurrir que un estudio analice la relación entre la calidad del semen y las horas que pasan los hombres frente a la televisión, como indicador del nivel de actividad física, pero quizás no está analizando el factor que realmente influye, que puede ser el estado de salud general. Y, aunque se consiguiera «encerrar» a 1.000 hombres en habitaciones durante varios años, o quizás durante toda la vida, para analizar el efecto de los hábitos por separado (cosa que no se puede hacer por motivos éticos), aún habría que contar con la influencia de la genética, del azar y de las demás características personales.

Con todo, en muchos casos se encuentran correlaciones entre calidad de semen y ciertos factores, (es decir, que el factor estudiado y la calidad aumentan o disminuyen de forma similar), pero eso nunca prueba que haya una relación de causa-efecto entre ambas.

A pesar de todo esto, hay multitud de estudios que analizan la calidad del semen y que buscan factores que puedan influir sobre ella, como veremos a continuación.

¿Cómo es el semen de calidad?

De forma natural la calidad del semen va disminuyendo con la edad (la caída es muy brusca a partir de los 55 años), y depende de cuántos días haya pasado el hombre sin eyacular (sus características son óptimas 24 horas después de que esto ocurra). Pero, para entender qué efecto tiene el tiempo u otros factores externos sobre el esperma, primero hay que tener claro qué se considera como semen de buena calidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece una serie de protocolos para manipular el semen en las muestras y para evaluar sus características. Tal como explica María Villa, andróloga de la clínica FivMadrid, el primer paso para evaluar la calidad del semen es «observarlo a simple vista, si la muestra está muy licuada o es muy transparente, ya es mala señal».

A continuación, se eraliza un examen macroscópico, en el que se mide el volumen, la turbidez y el pH de la muestra. Le sigue un examen microscópico, en el que se cuentan los espermatozoides. Para ello, no hay que contar miles de células. En lugar de eso se utilizan las llamadas cámaras Neubauer, que permiten contar decenas o cientos de células para estimar el total.

En el semiograma, el informe que evalúa la calidad del semen, también se analiza la capacidad de movimiento de los espermatozoides, diferenciando entre «los que avanzan, los que se mueven en el sitio y los que están quietos», dice María Villa.

La morfología es un paso fundamental en este estudio. «Según la OMS, con un 4% de espermatozoides "sanos" la muestra puede considerarse normal, pero lo cierto es que nunca te encuentras un espermatozoide de libro», añade la técnico. Junto a las típicas formas de renacuajo, hay espermatozoides con dos cabezas, con forma de flecha, con la cabeza o el cuello demasiado grandes, o con varias colas, entre otras muchas variantes.

Nivel de salud y semen

Los últimos estudios consideran al semen como un «biomarcador del estado de salud» y sostienen que la calidad del esperma está directamente relacionada con la mortalidad. Por ello, el primer y más importante factor que afecta al semen no es otro que el bienestar general.

Sin embargo, muchos factores pueden afectar por separado a la esperanza de vida y a la calidad del semen, por lo que los propios investigadores admiten que resulta complicado establecer la relación anterior con seguridad. Por ejemplo, la obesidad, el tabaquismo, algunos medicamentos, la diabetes y la hipertensión tienen efectos comprobados sobre ambas cosas por separado.

Grasa y bebidas azucaradas

Varios estudios han encontrado una correlación negativa entre el consumo de ciertos alimentos y algunos parámetros que miden la calidad del semen. Por ejemplo, el consumo de ácidos grasos trans y de lácteos (algunos de los cuales son muy ricos en estrógenos) podría afectar al estado de los espermatozoides, mientras que «la adopción de una dieta rica en fruta, verduras, pollo, pescado y cereales podría ser una forma segura y barata de mejorar la calidad del semen», según sugieren los autores de un estudio realizado en la Escuela de Salud Pública de Harvard.

También hay indicios de que el consumo de bebidas azucaradas podría perjudicar a la calidad del semen de los hombres jóvenes, lo que parece reforzar los hallazgos previos obtenidos en roedores.

Estrés

Los investigadores han sugerido hace tiempo que la ansiedad, la depresión y el estrés con frecuencia afectan a la reproducción y a la salud. Más recientemente, un grupo de científicos decidió comprobar este fenómeno y analizar la calidad del semen de la población del sur de Luisiana (Estados Unidos), y comprobar si el huracán Katrina había tenido efectos sobre el esperma después de que se registrara un incremento de estos problemas psíquicos.

Pues bien, después de analizar las muestras de 1.855 pacientes, encontraron que, efectivamente, la catástrofe parecía haber afectado a la movilidad y a la morfología de los espermatozoides y, por ello, a la fertilidad de esa población.

Televisión y estilo de vida

Varios estudios han analizado la calidad del semen en Europa y han intentado averiguar si había diferencias entre los distintos países (de hecho se encontraron evidencias de que la concentración de espermatozoides de los parisinos dejaba un poco que desear en comparación con los habitantes de Turku, Finlandia, y Edimburgo, Escocia) para intentar averiguar si los hábitos de vida podían tener impacto sobre el esperma.

A pesar de las limitaciones que el propio estudio reconoce, otro grupo de científicos buscó relaciones entre la ocupación y la calidad del esperma, y encontró indicios de que el semen de los hombres que desempeñaban ciertos trabajos, como los de soldador o taxista, era peor, probablemente a causa de la postura del cuerpo y del aumento de la temperatura de los testículos.

Son más sólidas las conclusiones de las investigaciones que hablan de los beneficios del ejercicio físico, ya sean directos o indirectos, sobre la calidad del semen. Un estudio hecho con las muestras de 189 jóvenes de entre 18 y 22 años mostró que la concentración de espermatozoides era superior en el grupo de chicos que hacía más ejercicio y pasaba menos horas frente al televisor, aunque por otro lado no se detectó que esto afectara a la movilidad o a la morfología de estas células.

Ropa ajustada y teléfonos móviles

La temperatura de los testículos es un factor clave en el proceso de desarrollo de los espermatozoides y puede depender de cosas tan variadas como la ropa o la postura. Aunque se han encontrado pruebas convincentes de que algunos trabajos en los que se pasa muchas horas sentado pueden perjudicar la calidad del semen, los estudios que analizan la influencia de la ropa no ofrecen resultados tan claros. Sin embargo, una investigación sí encontró cierta tendencia a que la probabilidad de pertenecer a un grupo de hombres con problemas de fertilidad era mayor si se llevaba pantalones o ropa interior ajustada.

Aunque esto no esté muy claro, multitud de estudios han constatado la importancia de la temperatura del escroto en el proceso de desarrollo de espermatozoides. Entre otras cosas, se ha comprobado que colocarse el portátil encima de las piernas aumenta la temperatura de los testículos y, por ello, esto podría tener efectos negativos sobre el semen.

El asunto de los teléfonos móviles también es controvertido. Mientras que unos no han encontrado indicios de que estos aparatos tengan efecto sobre la calidad del semen, otros sí sugieren que la exposición a radiofrecuencias y la utilización del móvil podrían afectar a la calidad del semen. Dada la complejidad de este tipo de investigaciones, los científicos proponen llevar a cabo estudios más ambiciosos en los que se estandaricen las condiciones para poder comparar sus conclusiones y así confirmar los efectos perjudiciales que parecen tener los móviles sobre el esperma.

Alcohol y tabaco

El consumo habitual de alcohol parece disminuir la concentración y alterar la morfología de los espermatozoides, así como disminuir la cantidad de testosterona en sangre, según un estudio realizado con 1.221 jóvenes daneses. Esta es una tendencia encontrada en otros trabajos, pero los investigadores reconocen que es necesario hacer más investigaciones y comprobar, por ejemplo, si este posible efecto perjudicial del alcohol es reversible o no.

Por otro lado, ya se constató hace tiempo que el tabaco afecta negativamente a la maduración de los óvulos y que reduce la producción de espermatozoides, por lo que hay científicos que desaconsejan fervientemente que las parejas en edad reproductiva fumen.

Contaminación

La geografía, el tipo de análisis realizado y multitud de otros factores podrían alterar los resultados de un estudio científico que pretendiera analizar la influencia de la contaminación sobre la calidad del semen. Sabiendo esto, un grupo de investigadores analizó los niveles de ozono, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono y partículas en suspensión recolectados en el aire de Los Ángeles durante dos años. A lo largo de ese tiempo, recogió 5.134 muestras de esperma en la ciudad, y después, buscó posibles relaciones entre ambas. La conclusión fue que el aumento de los niveles de ozono tenía un impacto negativo sobre la calidad del semen.

Otros trabajos han constatado que en las zonas rurales de China la calidad del semen es superior a la de las zonas urbanas, que están más contaminadas. Por otro lado, aparte de la contaminación del aire, se cree que la exposición a ciertos productos químicos, como pesticidas o plásticos, podrían afectar a la capacidad reproductiva de los hombres.

En algunos casos, estos productos tóxicos tienen la capacidad de actuar como disruptores endocrinos, lo que quiere decir que interfieren con el funcionamiento normal de las hormonas humanas.