El caso de Chantal Sébire, enferma de un cáncer irreversible, abrió la polémica en 2008
El caso de Chantal Sébire, enferma de un cáncer irreversible, abrió la polémica en 2008 - afp

Francia estudia la sedación terminal como propuesta para «una muerte digna»

La Asamblea Nacional ha comenzado el debate de un polémico proyecto de ley que divide profundamente a la sociedad gala y no será aprobado antes de varias semanas

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La Asamblea Nacional comenzó este martes el debate de un polémico proyecto de ley consagrado al «derecho a morir dignamente» que divide profundamente y no será aprobado antes de varias semanas y/o meses de largas e imprevisibles matizaciones. El proyecto de Ley que pudiera permitir legalizar «el derecho a una muerte digna» debe ser discutido y matizado durante una o dos semanas en la Asamblea Nacional, antes de ser discutido en el Senado, semanas o meses más tarde.

Cuando el Senado apruebe el mismo texto, el proyecto deberá volver a la Asamblea Nacional, para ser aprobado definitivamente, tras haber sufrido previsibles matizaciones y enmiendas. En su estado actual, el proyecto de Ley divide profundamente a la sociedad, a la clase política, a los representantes de las tres religiones monoteistas.

En su estado actual, el proyecto ni legaliza ni hace referencia expresa a la eutanasia, «la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente desahuciado, siempre con su consentimiento, con la intención de evitar sufrimiento y dolor».

Por el contrario, el proyecto de Ley se propone «garantizar» el «derecho de los pacientes», en fase terminal o víctimas de enfermedades incurables, a la «sedación profunda e indefinida, hasta la muerte», recurriéndose clínicamente al «retiro de los tratamientos que pudieran prolongar la vida artificialmente».

Las más altas jerarquías de la religión católica, judía y musulmana, han publicado en común varias advertencias denunciando como «inadmisible e intolerable» el uso de la sedación para «dar la muerte». En términos estrictamente morales y espirituales, católicos, judíos y musulmanes franceses hacen frente común en un terreno ultra sensible.

Varios expertos en ética médica, como el profesor Emmanuel Hirsch, han publicado advertencias paralelas, subrayando que, a su modo de ver, «el acompañamiento digno del fin de la vida no puede reducirse a la administración de la muerte médicamente asistida».

Varios especialistas, como los profesores Olivier Claris, Arnaud Shcerpereel y Robert Moulias, han insistido en problemas morales paralelos, señalando que «la evolución contemplada por el proyecto de Ley pudiera poner en peligro la relación de la confianza entre médicos, familias y enfermos en nuestro sistema sanitario nacional».

Desde un ángulo diametralmente opuesto, entre 100 y 150 diputados de izquierda y centro consideran «muy tímido» un proyecto que desean «modificar profundamente».

Consciente de la gravedad de los enfrentamientos de fondo, el gobierno de François Hollande insiste en que «la voluntad del enfermo deberá estar por encima de las consideraciones médicas». Esa voluntad deberá estar «claramente expresada» a través de un «testamento vital» incontestable.

Los debates parlamentarios que comenzaron el martes deberán tener en cuenta esas y otras observaciones.

Si la Asamblea Nacional llega a un acuerdo final, matizado, pudiera procederse a un primer voto el próximo día 17, para poder seguir más adelante el debate parlamentario, en el Senado.

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