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El Papa ha sido recibido por el nuevo presidente de Sri Lanka Maithripala Sirisena - afp

El Papa reclama que «todos tengan voz» en Sri Lanka para superar las «cicatrices de la guerra»

Trescientas mil personas en las calles prolongaron a hora y media el recorrido en «papamóvil» bajo un sol despiadado

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Una mezcla colorista de unidades militares, coros juveniles y elefantes engalanados, dieron una calurosa bienvenida al Papa Francisco a su llegada al aeropuerto de Colombo, donde fue recibido por el nuevo presidente, Maithripala Sirisena, vencedor de las elecciones del pasado viernes.

Para evitar los episodios de violencia habituales en los relevos de poder, el mandatario saliente, Mahinda Rajapaksa, entregó su cargo el sábado, y el nuevo jefe del Estado recibió al Papa confesando su emoción pues «fui elegido hace sólo cinco días».

Después de las salvas de ordenanza, un pegadiza canción de bienvenida – «Pope Francis, welcome to Sri Lanka»- a cargo de un coro de jóvenes, el Papa tomó la palabra en inglés para agradecer, en primer lugar, la presencia de «los eminentes lideres religiosos, que juegan un papel tan importante en la vida de este país».

Francisco acusaba el cansancio de un viaje nocturno desde Roma después de un día muy ajetreado que incluyó el discurso anual al cuerpo diplomático. A eso se sumaba el cambio del frío romano al calor húmedo y el sol cegador del trópico, todo un desafío para una persona de 78 años que participa en una ceremonia solemne nada más bajar del avión.

La bienvenida en un país con un 70 por ciento de budistas, un 13 por ciento de hindúes, un 10 por ciento de musulmanes y solo un 7 por ciento de católicos fue excepcionalmente calurosa, y el presidente Sirisena le pidió al recibirle en el aeropuerto, «la bendición de Su Santidad para el pueblo de Sri Lanka».

El Papa abordó enseguida el objetivo central de su viaje afirmando que Sri Lanka, «después de tantos años de horrores de guerra civil, está intentando consolidar la paz y superar las cicatrices» de aquellos 25 años en que el gobierno budista cingalés y la guerrilla de los «Tigres Tamiles» hindúes cometieron todo tipo de abusos hasta sumar más de cien mil muertos y un millón de refugiados en un país de veinte millones de personas.

El gobierno ganó la guerra en el 2009, pero la zona de los tamiles en el norte y este no puede quedar como territorio bajo ocupación militar, por lo que el Papa insistió en que «todos tienen que tener una voz» en la vida política. Al mismo tiempo, el país debe avanzar en «un proceso de reconciliación que necesita incluir la búsqueda de la verdad». Es decir, el esclarecimiento de los crímenes de guerra, especialmente en la ofensiva final, en el que trabajan con sin apenas apoyo los investigadores de Naciones Unidas.

Canonización de Joseph Vaz

El futuro de Sri Lanka exige que «todos deben estar preparados para aceptar a los demás, respetar la legitima diversidad y vivir como una familia». Francisco les puso como ejemplo al sacerdote indio de Goa, Joseph Vaz, a quien canonizará el miércoles en Colombo.

Vaz ejerció de sacerdote clandestino cuando los holandeses, después de expulsar a los portugueses, que a su vez habían echado a los árabes, emprendieron una dura persecución de los católicos. El Papa destacó que el nuevo santo «dio ejemplo de respeto a todas las personas, con independencia de su etnia y religión».

En esa línea, Francisco afirmó que «la gran tarea de reconstrucción» del país no incluye sólo las infraestructuras, pues resulta «todavía más importante promover la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la inclusión de todos los miembros de la sociedad» compuesta por cingaleses budistas, tamiles hindúes, «moros» musulmanes, «burghers» cristianos e incluso aborígenes anteriores a la llegada de los indios hace más de dos milenios.

En los treinta kilómetros de recorrido desde el aeropuerto al centro de Colombo, el Santo Padre se encontró con una extraordinaria multitud de más de trescientas mil personas, de todas las religiones, que salían a recibirle y verle pasar. El recorrido en «papamóvil» abierto con un mero techo de cristal bajo un calor agobiante se prolongó una hora por encima de los veinte minutos previstos, por lo que Francisco tuvo que cancelar el encuentro con los 20 obispos y 180 seminaristas de Sri Lanka.

El programa de la tarde incluye el punto fuerte del día: el encuentro de todos los líderes religiosos en el centro de congresos Bandaranaike, en el que tomarán la palabra los budistas, impartirán bendiciones los hindúes y los musulmanes, realizarán una plegaria los anglicanos, etc. El Papa dirigirá a todos un llamamiento a la convivencia pacífica, a promover la armonía, y a desautorizar la violencia, como hizo el pasado 28 de noviembre en Ankara ante los líderes musulmanes de Turquía.

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