PATRIMONIO

El Real Alcázar recupera la luz renacentista

Varios trabajos de restauración coinciden en el conjunto palaciego, que fue escenario de Juego de Tronos

El recinto recibe la mayor inversión de los últimos ocho años, superando el millón de euros

Imagen del estanque del León del Real Alcázar J. M. SERRANO

ELENA MARTOS

La imponente imagen de los jardines del Real Alcázar de Sevilla que los seguidores de Juego de Tronos vienen captando en masa desde que se convirtiera en el reino de Dorne se ve alterada estos días por elementos extraños. Una malla verde cubre el cenador del León y varias zanjas mantienen aisladas las fuentes del patio de las Damas , como si la batalla hubiera comenzado por la mismísima residencia de la casa Martell . Las zonas más deterioradas del recinto empiezan a sanar tras los trabajos de restauración que están en marcha. En el tiempo han coincidido varios proyectos que tocarán los patios, la carpintería y el rico patrimonio arqueológico que había permanecido almacenado y que será el fondo de un nuevo espacio expositivo que pronto completará la oferta.

Las dependencias reales funcionan estos días como un laboratorio para recuperar el pasado, casi como una máquina del tiempo que devolverá su aspecto original a los lugares que más lo necesitan. Hacía más de ocho años que no se llevaba a cabo una inversión tan generosa en el conjunto monumental, al que se ha destinado algo más de un millón de euros.

Isabel Rodríguez , la directora conservadora del Alcázar, supervisa con sumo mimo cada una de las intervenciones. Poco amiga de las obras invasivas y de las lonas, quiere integrar la restauración en la propia visita. «Esto es también un atractivo para el turista, porque se hace un trabajo muy meticuloso con las últimas técnicas», explica, mientras acompaña a ABC durante un paseo por las zonas de trabajo. La única encomienda que ha hecho a los profesionales que están a pie de obra es que se recuperen los ambientes de cada época , a veces difíciles de definir en esa amalgama de estilos y decoraciones que conserva esta joya del manierismo, quizá la de mayor valor artístico de España.

Una trabajadora limpia el surtidor del León J. M. SERRANO

El cenador del León es la primera parada de este recorrido al que se suma la arquitecta Lola Robador . Ella es la encargada de dirigir los trabajos en esta parte del conjunto monumental, que sigue desvelando secretos. Cuenta que la investigación previa ha permitido saber que el pequeño pabellón que precede al estanque debía estar dedicado al amor , pues se ha encontrado documentación que así lo describía, como la memoria que elaboró el artista que lo pintó en el XVII, Juan de Medina , y hasta la factura de Francisco Valladares , responsable de su restauración posterior, que describió con detalle cada pintura. Apenas un siglo después se vuelve a actuar y se cubre todo lo anterior. «Cada etapa tiene su importancia y nuestra labor es recuperar la identidad», insiste la experta, que se ha rodeado de un equipo muy cualificado. Junto a ella trabajan la restauradora Maite Béjar y el contratista de la empresa adjudicataria, Juan Martín , especializado en el uso de materiales naturales para la recuperación del patrimonio histórico. «Es impresionante participar en un proyecto así, porque nos permite usar la última tecnología y contamos con el asesoramiento de un comité de expertos de primer orden», destaca, en alusión a Benito Valdés y Julio Elías , que colaboran en la mejora de los jardines.

«Vamos a tocar todos los elementos del cenador», explica la arquitecta que no ha pasado por alto el cariño que el personal de esta residencia real está poniendo en los trabajos. Cuenta que le han pedido «colaborar en la replantación de la vegetación porque quieren sentirlo como suyo».

Una de las fuentes del patio de las Damas J. M. SERRANO

A salvo del agua

A escasos metros supervisa la limpieza de uno de los bancos Maribel Baceiredo , que permanecerá hasta mediados de diciembre en el jardín de las Damas . Su misión es devolver el brillo que la cal y la humedad han robado a las fuentes este y oeste, decoradas con preciosos azulejos lisos y policromados. «En estas dos vamos a actuar de una forma integral y en otras diez haremos un trabajo de prevención para evitar su deterioro», aclara antes de meterse en materia.

El agua, que fue origen de este conjunto monumental y que dio vida a las amplias huertas islámicas que son hoy los jardines, es también su principal enemigo. Los pozos que alimentaron la agricultura y que todavía suministran el líquido aportan grandes cantidades de cal, por eso era necesario cambiar el sistema. Las zanjas que rodean a los surtidores permitirán crear circuitos recirculantes para usar agua potable o tratada que retrase el deterioro de los elementos. «Eso tan secillo evita intervenciones costosas que terminan influyendo en el aspecto de las piezas», advierte y recomienda actuar pronto, porque «el daño llega mucho más rápido de lo que pensamos». Baceiredo no es precisamente alarmista y pone como ejemplo la fuente de Neptuno que acompaña a las otras dos sobre las que se trabaja. Este vistoso surtidor fue restaurado completamente el pasado diciembre y para no olvidar lo que le hizo la humedad quedan pequeños testigos de aspecto rugoso y cobrizo que poco tiene que ver con el blanco original del mármol.

Los expertos muestran una puerta del siglo XIX J. M. SERRANO

Sobre la madera

Apenas atravesar el patio de las Doncellas asoman las inmensas puertas mudéjares sobre las que trabajan Juan Carlos Pérez Ferrer y Sebastián Fernández Aguilera , restaurador e historiador, que ya desvelaron los secretos que escondía la madera hace doce años. Entonces recibieron el encargo de restaurar a fondo la carpintería, a la que añadieron una protección de metacrilato por aquella costumbre de los visitantes de probar la resistencia de los materiales con la uña. «La primera intervención que hicimos nos desveló muchas cosas, la primera, la propia autoría del palacio, que diseñó Yüjuf de El Aljarafe , y el motivo por el que fue construido durante la época árabe», aclara Fernández.

La cara trasera del pórtico que da al salón de la Media Naranja lleva tallado el texto fundacional en el que se habla incluso del tipo de materiales utilizados. « Hay ciprés y hay pino en un diseño que todavía hoy es un auténtico avance tecnológico», asegura, en alusión al sistema con el que está decorada la propia puerta. Se trata de una sucesión de piezas sujetas por lenguetas sin que las fije un solo clavo. Es así como desafían las dilataciones durante los cambios de temperatura sin sufrir ni una sola grieta . Así llevan funcionando trece siglos durante los que se han usado a diario. El historiador se sorprende con el excelente mecanismo que la s sostienen y que permite mover los 600 kilos que pesan. «Fíjate en esas –dice mostrando el resto de accesos que protegen las puertas instaladas en el siglo XIX– tienen cinco siglos menos y necesitan muchísimo más trabajo».

Varias piezas arqueológicas que serán restauradas J. M. SERRANO

La historia que cuentan los objetivos

De vuelta a la salida, la conservadora del Alcázar se dirige hacia el número 6 del patio de Banderas . Allí se ha instalado un magnífico taller de restauración que dirige Jesús Serrano Rodríguez . El experto permanecerá en las instalaciones hasta el próximo mes de noviembre cuando ya deben estar listas las 140 piezas arqueológicas que se expondrán en el futuro museo. Este espacio se ubicará en el sótano del Palacio Mudéjar y contará con un catálogo va desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna.

«Todo lo que tenemos aquí es material que se ha recuperado de las excavaciones o ha aparecido cuando se ha hecho alguna obra. También había un fondo almacenado del Museo Aqueológico y no hay que olvidar las piezas de mayor tamaño que se restauran en el sitio», explica. De lo que se trata, según cuenta, es de «contar la historia a través de los objetos» que necesitan atenciones muy distintas. «De algunos haremos simplemente una limpieza, pero otros requieren de cuidados con mayor grado de dificultad.

El siguiente encargo será la mejora del acceso a través de la puerta del León . «Esperamos que los trabajos se liciten pronto», confía Isabel Rodríguez que da por concluido el recorrido en este punto y se despide con ese deseo devolver cómo el Alcázar recupera poco a poco la luz renacentista.

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