El Puerto de Sevilla descarta que la turbidez del río se deba al tráfico de buques

Estudios de la Universidad de Huelva señalan la agricultura en la cuenca alta del Guadalquivir como origen de partículas en suspensión del estuario

Un buque avanza por el cauce del Guadalquivir, en el tramo navegable del río Puerto de Sevilla

Rosa Font

El Puerto de Sevilla sigue dando pasos para convencer a los más escépticos del respeto al medioambiente y lo hace con criterios científicos como los que le aporta la Universidad de Huelva, cuyos datos dio a conocer ayer el presidente de la Autoridad Portuaria, Rafael Carmona, junto a la rectora onubense, María Antonia Peña.

Carmona incidió ayer en la mejora de la navegabilidad del río como un objetivo prioritario y que la estrategia del Puerto de Sevilla pasa por «trabajar con la naturaleza». En este sentido, el presidente de la Autoridad Portuaria explicó que «lo que estamos haciendo es tener un conocimiento mucho más profundo de las condiciones en las que está el río, que va a hacer sacarle mayor rendimiento a las condiciones naturales del río»

Este conocimiento es posible, según explicó ayer, gracias a «un fantástico equipo de investigadores que tenemos en Andalucía, que conoce muy bien las condiciones en las que se desenvuelve el río y nos vamos a aprovechar del conocimiento».

En concreto, sobre la turbidez de la que se habían quejado los arroceros de la marisma y que atribuían a la remoción de lodos como consecuencia del tráfico de grandes buques y el dragado de mantenimiento para mantener el calado que lo hiciera posible. El Guadalquivir pasa por ser el río más turbio de España.

Sin embargo, los estudios del grupo de investigación de Geociencias Aplicadas e Ingeniería Ambiental de la Universidad de Huelva, sufragados por la Autoridad Portuaria de Sevilla con 175.000 euros, ha establecido un patrón científico sobre la turbidez del estuario del Guadalquivir. Los científicos han definido qué partículas en suspensión proceden de la fuente fluvial, cuáles se generan en las aguas del propio estuario del Guadalquivir y qué otras provienen de procesos antrópicos desde las márgenes del estuario.

Para el estudio de la turbidez, los expertos han recorrido toda la cuenca del río, incluido el estuario, llevando a cabo un muestreo sistemático durante un año y medio para intentar determinar qué tipo de partícula es el que la provoca.

El catedrático del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva que dirige los trabajos, José Borrego, señaló que todas las partículas recogidas en los muestreos, desde el nacimiento del río hasta Sanlúcar de Barrameda son las mismas, lo que que revela que el origen se encuentra en la cuenca alta del Guadalquivir, «sin que haya partículas que se crean en el propio estuario», al menos durante el periodo de estudio.

Esas partículas están originadas por una erosión que se produce en la zona alta y media del río, que el informe localiza de forma genérica en los campos de cultivo, aunque por ahora no se ha reconocido la fuente exacta.

A partir de ahora, los expertos se dedicarán a estudiar la evolución y delimitar la zona en la que se produce el aporte de partículas, «que puede ser por un uso, digamos no correcto, de las formas de cultivo que originan una enorme erosión de esas partículas que van directamente al cauce».

Como recomendación, los científicos aconsejan ampliar el conocimiento de las «fuentes de aporte de sólidos para delimitar con precisión cuáles son las zonas responsables de estos aportes y poder estudiar medidas que disminuyan la alta carga de sólidos en suspensión que soporta el sistema y que afectan a la zona marina adyacente».

Calado

La turbidez y la sedimentación tienen una consecuencia directa sobre el canal de navegación, cuyo calado se quiere mantener en los 7,20 metros en que está ahora después de que una modelización de las mareas que afectan al tramo navegable del Guadalquivir ha permitido ganar esos veinte centímetros durante la pleamar.

En paralelo al trabajo que se desarrolla en Huelva, y de la mano de la Universidad de Málaga, se está trabajando para conocer «en profundidad» cómo se producen las mareas, para intentar modelizarlas y sacarles un mayor rendimiento, «de tal manera que cuando aprovechemos la pleamar los buques de mayor calado podrán acceder con más seguridad al puerto de Sevilla».

De momento, este trabajo se ha traducido en un aumento de 20 centímetros de calado, pasando así de siete a 7,20 centímetros aprovechando la doble marea que se produce a diario. «Hemos conseguido optimizar navegabilidad consiguiendo que buques que antes no podrían entrar ahora sí puedan recalar en el Puerto».

«Nuestro camino hoy pasa por trabajar con la naturaleza, cualquier empresa importante de primer nivel trabaja con el medio ambiente y eso es lo que estamos haciendo nosotros», insistió Rafael Carmona.

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