Paula Iwasaki: Audacia sobre las tablas

Rebobinamos la cinta una década. Una joven valiente, con el arte codificado en sus genes, decide hacer las maletas. Acaba de estrenar la mayoría de edad. Pero no tiene miedo... está socavado por su decisión e ilusiones . Sale de casa en busca del sueño que amasa desde pequeña: ser actriz . A veces, la distancia que separa Sevilla y Madrid puede hacerse eterna para los sentidos. No importa, porque alcanzar los retos termina por regar de amor los orígenes . Y a uno mismo hacia los suyos. Es todo lo que refleja la mirada de Paula Iwasaki, que hoy brilla en las tablas de los grandes teatros de la capital y del país. «No sabemos lo importante que es un lugar hasta que no lo sentimos de lejos», afirma.

El camino y el esfuerzo han sido largos. No tanto como la satisfacción. Paula, espejo ahora para cualquier joven que anhele su cuota en el complejo mundo de la interpretación (y de la cultura en general), representa durante estas fechas «Madre Coraje y sus hijos» , bajo la dirección de Ernesto Caballero, junto a primeros espadas y en el Teatro María Guerrero, sede del Centro Dramático Nacional. «Trabajar cada día con Blanca Portillo es una clase magistral para mí», sostiene Paula Iwasaki. Nunca pierde la humildad , las ganas por absorber cualquier detalle que le pueda regalar un referente.

Llegó a Madrid nada más terminar el Bachillerato y se presentó a la Real Escuela Superior de Arte Dramático . El primer año no logró acceder. «Las pruebas de selección son bastante duras… no fue mi momento. Lo conseguí al año siguiente. Decidí también crear mi propia compañía junto a Guillermo Serrano, Caramba Teatro, con la que montamos «¡Ay, Carmela!» , de Sanchis Sinisterra. Tras varios años interpretando la función, el propio Sanchis Sinisterra nos vio y nos escribió una obra que estrenamos el pasado año en el Teatro Español y con la que estamos en proceso de gira . Para mí fue muy importante crear mi propia compañía. Gracias a ello conseguí acceder a la red de salas alternativas de Madrid donde con muchísimo esfuerzo mi compañero y yo fuimos consiguiendo que diferentes directores y dramaturgos fueran a vernos a la sala», recuerda Paula.

Pese a su juventud, su experiencia de vida es prácticamente un manual para las nuevas generaciones : «La valentía es totalmente necesaria en esta profesión. Hay que perderle el miedo a emprender, atreverse a contar las historias que queremos contar, por muchos impedimentos que existan y a pesar de que ninguna red sostenga el trabajo de los actores y actrices. Animaría a todos los jóvenes que persiguen este sueño a que tengan valor . La vida ya dice que ‘no’ a muchas cosas, así que nadie debe decirse ‘no’ a sí mismo». Paula terminó su carrera y también logró ingresar en la Compañía Nacional de Teatro Clásico . Entre medias, tuvo la oportunidad de desarrollar otra de sus facetas, la música, estrenando obra en el Teatro Español.