Jornada antiagresiones

Los médicos sevillanos piden que sus agresores vayan a la cárcel

Profesionales sanitarios debaten cómo prevenir ataques en su trabajo

El presidente del Colegio de Médicos, Alfonso Carmona, con los intervinientes en el acto de este jueves Juan Flores

Amalia F.Lérida

El Colegio de Médicos de Sevilla, pionero en la lucha contra las agresiones al personal sanitario, fue escenario ayer de un nuevo debate sobre esta lacra que, lejos de disminuir, aumenta cada año un 4%, según dijo a ABC su presidente, Alfonso Carmona.

Médicos, farmacéuticos , enfermeros, policías, guardias civiles, representantes de la Administración, de la Fiscalía y de las aseguradoras, expusieron ayer sus puntos de vista sobre el manejo y la prevención de las conductas violentas que pacientes y familiares tienen contra los facultativos y el resto de profesionales que los atienden en ambulatorios y hospitales públicos, principalmente.

Para Carmona, no cabe duda de que toda las medidas preventivas que se adopten son bienvenidas si bien opina que, para acabar con el problema y «dado que ya no podemos volver a las escuelas para educar a estos ciudadanos» hay que acudir a la Justicia y a las leyes .

«Tiene que haber un Código Penal —dijo— claro y concreto y los jueces deben aplicarlo de forma contundente y eficaz. El juez debe tener la suficiente valentía y honradez para aplicar la ley como debe. La Policía Nacional y la Guardia Civil se está desviviendo por nosotros, formando al personal para que sepa defenderse, controlando la situación y, cuando llamamos a los efectivos acuden prestos pero, claro, llegan cuando ya se ha producido el acto. Luego, detienen al agresor lo ponen delante del juez y sale por la misma puerta que entró, otra vez, a la calle. Si una persona sabe que, si agrede al personal sanitario va a la cárcel, ese o esa ya no lo hacen otra vez. Se corre la voz y ya no lo hace otra vez. Es la única forma de acabar con las agresiones».

Carmona afirma que los profesionales sanitarios deben ser considerados agentes de la autoridad porque un médicos no sólo cura a un paciente sino a su entorno y previene males a la sociedad entera. También apuesta por un registro de agresiones y centros conflictivos y seguridad disuasorias aunque «insisto, no va a haber un vigilante en cada consulta por lo que hay que actuar con la ley en la mano».

Y también hay que denunciar las agresiones y desde el primer momento porque el agresor puede ser reincidente. Así lo expuso ayer el interlocutor policial sanitario provincial de la Guardia Civil, Fernando Rafael León Santiago , que disertó sobre las funciones de esa figura recogida en una instrucción de 2017 del Ministerio del Interior y que se encarga de coordinar, cooperar, desarrollar y ejecutar las actuaciones relacionadas con cualquier manifestación de violencia o intimidación a personal sanitario. Además, es el punto de contacto permanente con los representantes de los centros médicos, colegios profesionales y autoridades territoriales competentes.

Fue creada para poner freno a las agresiones en toda España y para garantizar una atención personalizada a los profesionales sanitarios que sufran violencia o amenazas.

Desde que en 2018 se pusieron manos a la obra, y según dijo ayer León Santiago, se han formado ya por parte de la Guardia Civil a 750 profesionales en técnicas de autodefensa en los 118 centros adscritos a este interlocutor entre los que están los hospitales de Bormujos y el de la Merced de Osuna «a los que ponemos especial dedicación», añadió.

Un llamamiento a los compañeros para que aumenten la conciencia sobre estas situaciones de conflicto y se notifiquen es lo que hizo Juan Pedro Vaquero , secretario del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla.

Dijo que la labor de prestación farmacéutica que se desarrolla desde las boticas también conlleva la aparición de situaciones de riesgo para el profesional sobre todo por agresiones verbales. Relató que los casos que se pueden reconocer como agresión en el ámbito de la farmacia suceden fundamentalmente por la negativa del farmacéutico a dispensar medicamentos sujetos a receta y para los que el paciente carece de ella o está mal cumplimentada. Refirió que en Andalucía, dada la particularidad de las subastas, algunas situaciones de conflicto vienen propiciadas por la imposibilidad de dispensar medicamentos «con nombres y apellidos» o «de marca» al venir realizada la prescripción por principio activo y sólo poder dispensar aquéllos que han resultado adjudicados en la subasta. El paciente no entiende esta situación, aunque el farmacéutico le hace entrar en razón.

Medidas proactivas

«Ante los casos de insultos y amenazas, rara vez el farmacéutico denuncia la situación. Por ello, desde el colegio se hace un llamamiento a los compañeros para que aumente la conciencia sobre estas situaciones de conflicto y se notifiquen» , terminó Vaquero.

Otro colectivo no menos afectado por las agresiones es la Enfermería.

Sobre cómo las sufre y qué proponen estos profesionales para erradicarlas habló el vocal de la comisión plenaria de la junta de gobierno del Colegio de Enfermería de Sevilla, Alfonso Yáñez Castizo. Según dijo, lejos de disminuir este problema va en aumento y añadió que las agresiones verbales y amenazas doblan en número a las físicas —un 69% las verbales, un 25% las físicas, y un 6% las amenazas — y que, sin embargo el número de denuncias sigue siendo bajo, un 8%, concretamente.

«Prevención, formación y denuncias son las claves para erradicar las agresiones al personal sanitario», dijo Yáñez Castizo.

Apostó por «medidas proactivas» mediante formación al usuario en el respeto. No pasó por alto hacer un mapa de zonas de riesgo y dotar al personal de Enfermería de equipos de protección individual , según puesto de trabajo y evaluación de riesgos.

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