Empleo

La industria sevillana pierde proyectos por falta de mano de obra

Las compañías se disputan a los profesionales e incorporan robots para sacar adelante los trabajos

Operarios junto a un robot soldador Vanessa Gómez

Elena Martos

Morir de éxito cuando apenas hemos despegado. Eso es lo que nos está ocurriendo». Antonio Camino , director general de la compañía Tecade , denuncia en esa reflexión la carencia extrema de profesionales en el sector del metal que conlleva una pérdida de proyectos. Este empresario reconoce abiertamente que «hay contratos a los que no nos presentamos porque sabemos que no vamos a cumplir». Y no es el único, las factorías vecinas comparten el mismo problema, llegándose a disputar trabajadores o incluso ofreciendo contratos a estudiantes antes de terminar la formación.

«Ese es el panorama que soportamos desde hace tres años, cuando dimos la voz de alarma, pero nadie ha movido un dedo por cambiarlo», se lamenta Camino, que actualmente tiene a su cargo a más de 200 empleados entre las instalaciones del Puerto de Sevilla y la de Los Molares. Actualmente afronta dos proyectos de calado: las estructuras sobre las que se instalarán los molinos eólicos marinos de un nuevo parque en el mar Báltico (Alemania) y un puente móvil que unirá la isla de Hisingen con el casco urbano de Gotemburgo, en Suecia. «Y todavía tenemos espacio para más, pero no hay manos », cuenta.

El problema lo sitúa en la pérdida de profesionales que se produjo durante la crisis. Explica que « muchos se reciclaron en otros sectores como la hostelería y otros se fueron jubilando». En este tiempo, las administraciones públicas tampoco han dado respuesta, olvidando las disciplinas vinculadas a la industria metalmecánica y lastrando la formación para el empleo tras el escándalo de los cursos. En la provincia de Sevilla sólo hay cuatro institutos que imparten estas titulaciones en ciclos del Formación Profesional y con un número muy reducido de plazas, a pesar de que el nivel de inserción laboral de estos alumnos es del 100%. A veces logran un contrato antes de terminar los estudios.

Antonio Camino dice no entender lo poco que se promueven estos títulos, a pesar de que « se trata de un trabajo altamente cualificado , con posibilidad de acreditarse internacionalmente y bien remunerado». «Las exigencias en nuestro sector son altísimas. Desde la seguridad en el trabajo, que es un requisito fundamental, hasta la transparencia, pues no existe la economía sumergida», explica. Los contratos también son de larga duración , aunque no siempre indefinidos, porque el trabajo va por encargos, pero en los últimos años asegura que se han encadenado unos contratos con otros, evitando los periodos sin actividad.

«Nosotros hemos adelantado el proceso de robotización y hemos adquirido siete soldadores mecánicos que nos terminarán de llegar en unas semanas», admite el empresario. La inversión ha superado los dos millones de euros y, aunque es un paso natural, «la falta de personal lo ha acelerado». «Hay muchas tareas que no se pueden suplir con la máquina y nosotros lo que realmente queremos es gente formada», dice a modo de llamamiento.

Una de las estructuras fabricadas por Megusa ABC

La situación no es muy distinta en Metalúrgica del Guadalquivir , más conocida como Megusa . La antigua fundición, de cuyos talleres salieron proyectos como la bola del microclima de la Expo o los puentes del Alamillo y la Barqueta, también se ve obligada a renunciar a proyectos por falta de personal cualificado. «En muchas ocasiones no sabemos cómo vamos a llegar y en este sector las penalizaciones son durísimas», reconoce Cristina Silvestre , responsable del departamento técnico de la compañía. «Si no entregas a tiempo te multan, por no hablar de que supone una mancha en tu curriculum y eso pesa a la hora de participar en otro concurso», alerta.

En este punto, Silvestre hace un inciso: «no todos los soldadores están cualificados, sólo los que se han formados en el ámbito industrial y tienen experiencia». Megusa está inmersa en varios en dos pasarelas peatonales, una para el centro comercial de Palmas Altas y otra para la ciudad de Las Palmas del Gran Canarias . También afronta la construcción de dos torres metálicas para un cargadero de cereales que se instalará en el puerto de Vancouver (Canadá) que copa la carga de trabajo de este año y buena parte del que viene. De hecho, las expectativas para el próximo ejercicio son mayores y el temor a no poder cumplirlas crece.

Ese mismo riesgo lo corre el fabricante de torres eólicas GRI , que ha superado ya las 250 contrataciones desde su apertura hace ya dos años y quiere seguir ampliando la plantilla. Fuentes del grupo aseguran a ABC que «de momento no se han perdido proyectos por falta de personal, pero podría ocurrir el próximo año». Señalan que los tiempos han jugado a favor de la planificación, porque se han reforzado los equipos en un momento en el que el resto de empresas tenía menos actividad . Pero el próximo año sí se puede plantear un problema grave.

Dos trabajadores en el tajo Vanessa Gómez

Las fuentes consultadas aseguran que la dirección «está formando a los trabajadores e incluso ofreciendo contratos indefinidos, aunque no es lo habitual en este sector, pero es una manera de conservar a los operarios». Sobre el proceso de robotización del sistema productivo indican que « se han incorporado máquinas especificas para trabajos de soldadura , pero no son robots propiamente dicho y necesitan de la supervisión de una persona». Ese es también otro de los perfiles más demandados que «no sale de ninguna academia, se tiene que formar aquí, porque sólo hay tres o cuatro empresas en toda Andalucía que cuente con esta maquinaria », aclaran.

Las empresas asentadas en Sevilla coinciden en que el camino es la Formación Profesional dual , la que se imparte en centros educativos y productivos. No obstante, la apuesta de la administración por este modelo ha sido mínima en lo que se refiere a las titulaciones industriales, llegando a rechazar la ampliación de ciclos en centros como el Instituto Politécnico de Los Remedios , que es el único que ofrece estos títulos en la capital andaluza.

No entra en esa competencia, pero también sufre la carencia de mano de obra la factoría de Astilleros del Guadalquivir que ha recuperado la construcción naval en los muelles sevillanos. El gerente, Juan Manuel Cuenca , aclara que dentro de su ámbito «los profesionales tienen otra especialización y, además, se trabaja con previsión». Eso permite planificar la contratación, pero reconoce las dificultades. La compañía ha duplicado la carga de trabajo y necesita más personal que «muchas veces hay que buscar fuera», reconoce. Señala que « los trabajadores que se jubilaron o se reconvirtieron tras la crisis no se han recuperado » y que «la industria adolece de esa mano de obra» tan necesaria para ser más competitiva.

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