Cosas curiosas de Sevilla

Sevilla tenía desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX las denominadas casas señoriales que pertenecían a las familias más ilustres de España

Sevilla antigua ABC

Jose Manuel García Bautista

Sevilla tenía desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX las denominadas casas señoriales que pertenecían a las familias más ilustres de España y que arrastraban una gran tradición en cuanto a su noble linaje y servicio a los reyes.

Sus casas señoriales

Las denominadas casas señoriales eran grandes espacios con bellos jardines cuadras, viviendas principales y de servicio… Grandes casas que eran muy admiradas ; así tenemos la perteneciente a los condes de Cantillana, la de los caballeros de Levantos en San Juan de la Palma; la casa de los duques de Medina Sidonia que posteriormente fue casa de los marqueses de Alcañiz; la casa de los duques del Infantado que estaban unidos al linaje de los Roela en el llamado Arquillo de Roelas o la casa de los marqueses de Monsalud en San Vicente. Destacaba también la casa de los marqueses de Sortes o de los condes de Peñaflor en la Plaza de las Cocheras de Pineda que, actualmente, es la plaza de Villasis; estaba la casa del linaje de los caballeros de Pumarejo en la plaza del mismo nombre; el linaje de Quirós en la plaza de la Gavidia; la del conde Remi en la calle Alcázares, hoy Santa Ángela de la Cruz; del linaje de Monsalve en la calle Monsalve ; el linaje de Pinelos en la calle Abades; el linaje de los Tellos y los Solís en la plaza de San Miguel; los marqueses de las Torres en la calle Santa Coloma; los duques de Altamira en Santa María la Blanca; la del conde-duque de Olivares en San Pablo.

Igualmente destacaban las casas señoriales de los conde de Águila en la plaza de los Maldonados; la de los marqueses de la Algaba en la calle Feria ; la de los duques de Alba en el palacio de Dueñas; la de los duques de Medinacelli en la casa de Pilatos…

Eran muchas las casas señoriales en Sevilla que muchas se perdieron y otras, en la actualidad, han sido reconvertidas, respetando su arquitectura y estructura en sede de diferentes organismos e instituciones públicas y del Estado.

La singular visión de Sevilla de una francesa

Sevilla seguía siendo una referencia cultural y económica en la época de Carlos II , sin bien había cedido importancia en pro de la capital bajo el reinado de Felipe II, pero como dice el refrán: «El que tuvo retuvo…». A la Sevilla de 1679 se le iba a hacer un retrato curioso que dejó la condesa d´Aulnoy quién se desplazó a España para asuntos relacionados con la boda de Carlos II con María Luisa de Borbón, sobrina del rey francés Luis XIV, el denominado «Rey Sol» de Francia.

Y esta noble decía de la ciudad: « El príncipe Seigliano tiene derecho a dar oficios y comisiones en la Casa de la Contratación de Sevilla por valor de treinta mil escudos anuales, y prefiere perder esta fortuna considerable a firmar de su puño y letra los documentos necesarios porque dice que no propio de un caballero como él tomarse la molestia de poner su nombre para tan poca cosa. El rey aprovecha lo que rechaza el príncipe, provee la plaza y ser sirve de su rendimiento. Esto basta para indicar hasta qué punto entre los españoles domina la locura de la grandeza», y seguía en otro apartado: «El duque de Arcos pretende que el Rey de Portugal ha usurpado la corona que le correspondía a él por derecho propio y aunque tiene cuarenta mil escudos de renta en Portugal no los disfruta, porque no quiere someterse a besar la mano del rey , cuyo imperio no reconoce ni a rendirle homenaje».

La condesa d´Aulnoy decía: « No se ve a ningún tendero que no vista ropa de terciopelo, de raso o de seda como el rey; que no sea dueño de una descomunal espada, la cual cuelga de la pared junto al puñal y la guitarra».

De todo ello dejó constancia en su obra « Un viaje por España en 1679».

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