Coronavirus en Sevilla

Diario de Covid-19 / día 35: «La luz del escaparate»

El bazar chino de la esquina es eso exactamente: la referencia del comercio del que un día echaremos mano para abastecernos de las cosas más nimias que ahora nos supone un incordio obtener

Un hombre camina junto a un cartel publicitario incitando a quedarse en casa Manuel Gómez

Javier Rubio

El bazar chino de la esquina de mi calle me tiene intrigado. En tiempos fue un concesionario y taller de coches con grandes escaparates para admirar los modelos de automóviles nuevos y sus inquilinos actuales conservaron las lunas para exponer la mercancía en función de la época del año: mochilas cuando se acerca la vuelta al cole, disfraces antes de Todos los Santos, adornos y arbolitos para Navidad... Cuñado el almanaque se queda sin hitos venideros en una temporada, renuevan exposición y colocan unos maniquíes con ropa de trabajo muy ortopédica, tanto la indumentaria como los modelos. Muy chino, vamos.

El confinamiento les pilló sin nada en el escaparate. Estarían por renovarlo cuando echaron el cierre. Hay un par de carteles impresos por ordenador advirtiendo a la clientela de que cesaban la actividad, pero hacen referencia a un decreto o algo así de la CAPV que no me cabe descifrar más que como Comunidad Autónoma del País Vasco, que fue de los primeros sitios -Vitoria y su entorno- donde se limitó la actividad comercial . Se ve que los bazares chinos están más y mejor relacionados entre sí que el propio Estado de las Autonomías. Pero ese es otro cantar.

El caso es que el escaparate está vacío , pero las bombillas que lo iluminan se encienden indefectiblemente a la hora señalada para alumbrar la cristalera en la que no hay nada que ver. Tampoco hay ojos que lo miren de este lado de la luna de vidrio porque a esa hora, las ocho y media o así, la calle se queda vacía y una vez terminada la ración de aplausos y músicas del mundo para levantar el ánimo patriótico, el personal se recoge en casa y sanseacabó hasta el día siguiente.

Pero las bombillas se prenden a la hora convenida y se apagan cuando el temporizador manda. Haya o o haya nada que exhibir en el escaparate, haya o no haya nadie que lo contemple . En este mes largo de reclusión forzosa en casa, he pensado más de una vez en el dispendio que suponía iluminar un escaparate que no ofrece nada de un comercio que no abre a unos viandantes recluidos. Un absurdo económico, desde luego .

Pero después empecé a ver la cuestión desde otro ángulo. No necesariamente enfocado desde el prisma económico. Es un buen ejercicio que nos ha traído el parón de actividad: contemplar la realidad no sólo con ojos económicos sino con una riqueza de planteamientos más variada. Y entonces me dio por pensar que esa luz en ese escaparate vacío que nadie mira cumple su función: que no nos olvidemos de que ahí hay un comercio que vende tales o cuales productos al que recurriremos antes o después.

Tengo para mí que esa luz fantasmagórica del escaparate sin nada es un faro . Y sirve para lo mismo que las luces encendidas en la costa guiando a los barcos que surcan el mar: les sirven de referencia. Basta interpretar correctamente los intervalos de tiempo en que se mueve la luz colocada en lo alto del faro para saber con exactitud la distancia a tierra firme .

El escaparate del bazar chino de la esquina de mi casa es eso exactamente. La referencia del comercio del que un día echaremos mano para abastecernos de las cosas más nimias que ahora nos supone un incordio obtener: rotuladores para subrayar apuntes que necesita Marta y cosas por el estilo.

En casa inauguramos hoy el comercio electrónico durante la cuarentena . Ellas hicieron un pedido de cremas, geles y productos de higiene que ya escaseaban y yo encargué a la tienda del té una provisión de Assam para el desayuno porque el tarro donde lo guardo se parecía cada día más al del café del comienzo de «El coronel no tiene quien le escriba» .

Es cómodo comprar por internet si sabes lo que quieres . Y si antes lo has probado. De toda la variedad de tés ofrecidos, me limité a escoger un par de ellos cuyo aroma y sabor soy capaz de recordar pero no me atreví con otros de sugerente nombre, precio atractivo y llamativa presentación porque los desconozco todo de ellos.

También pedimos la cena a un restaurante japonés del Centro que hace las delicias de mis hijas para celebrar el aniversario de boda. Encargamos el condumio, abrimos un reserva de Rioja de la cosecha de 2015 y cenamos tan a gusto. De postre, unos bombones que compré en el supermercado sin necesidad de recurrir al comercio a distancia. Y de sobremesa, cine en familia aprovechando que en La 2 estaban reponiendo «Taxi driver» con un jovencísimo Robert de Niro sin tantos ademanes y una pipiola Jodie Foster rozando interpretativamente el estupro.

Esa fue la manera de subrayar la efemérides familiar . Es una opinión muy extendida que los aniversarios o los cumpleaños festejan un acontecimiento del pasado, como mojones de carretera o hitos de una vida jalonada de fechas señaladas. Yo creo, más bien, que expresan la esperanza de un modo sutil y acertado.

Lo mismo que esa luz encendida del escaparate del bazar chino de mi calle es el recordatorio de que volverá a mostrarse la mercancía en su momento y volverá a comprarse en su día, las fechas destacadas de nuestra vida son el recordatorio de que las volveremos a vivir y seremos felices esperando poder señalarlas el año que viene . En otras circunstancias más favorables que ahora, puede, pero con la misma insumergible capacidad de albergar esperanza.

Ahora contemplo de otro modo el vacío del escaparate de la esquina. Sin luz, jamás habría reparado . Sin esperanza, qué iba a llenarnos el agujero interior de quien se pregunta cuándo y cómo volveremos a salir . Hasta entonces, que siga prendida la luz de la esperanza en nuestro corazones . Y a los que tengan que salir, ya saben, «tengan cuidado ahí fuera».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación