Hoy se cumplen 18 años del asesinato de Alberto y Ascen

Sevilla conmemora hoy, como cada 30 de enero, el aniversario del asesinato a manos de ETA del que fuera teniente de alcalde Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, Ascensión García Ortiz, muertos a manos de dos pistoleros etarras cuando volvían a casa de noche paseando por la calle Don Remondo. Hoy son ya dieciocho los años que se cumplen de aquella tragedia que conmocionó a la capital andaluza y a toda España. Con motivo de la triste efeméride, el Ayuntamiento y el patronato de la Fundación Contra el Terrorismo y la Violencia Jiménez-Becerril organizan el acostumbrado acto en la calle donde ambos cayeron, conmemoración en la que se depositará una corona de laurel bajo la lápida que recuerda el lugar del atentado (la calle Don Remondo esquina con Cardenal Sanz y Forés).

Será a media tarde, justo tras la misa aniversario que tendrá lugar en la Capilla Real de la Catedral a las cinco y media de la tarde.

Más tarde, a las ocho, el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, asistirá a la entrega de los «Premios contra el Terrorismo Alberto Jiménez-Becerril 2016», evento que tendrá lugar en el Salón Cólon del Ayuntamiento de Sevilla. Por la mañana, además, el PP organiza también un acto al respecto, en el hotel NH Plaza de Armas, en el que participan el presidente del PP de Sevilla, Juan Bueno; el presidente del PP-A, Juanma Moreno; el portavoz popular en el Ayuntamiento de Sevilla, Juan Ignacio Zoido; y la eurodiputada del PP Teresa Jiménez Becerril.

Escrito de Soledad Becerril

Precisamente para recordar aquel día, la por aquel entonces alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, publicó ayer un artículo, titulado «Ni olvido ni desmemoria», en la web del Defensor del Pueblo, institución que preside, para destacar que «la ciudad les rinde un homenaje todos los años porque quiere recordar a dos personas de bien, servidores públicos los dos, muy jóvenes y con tres hijos menores, que murieron a manos de asesinos que cumplen condenas justas».

«Fueron ellos quienes pagaron con sus vidas el precio de la libertad —exponía Becerril—, de la democracia y del Estado de Derecho que nos habíamos dado los españoles y del que disfrutábamos. Fueron ellos, como otros antes y otras personas después, hasta casi novecientas, las que murieron por los crímenes de esa organización, pero pudimos haber sido otros cualesquiera. El fin era acabar con lo que habíamos construido para los españoles. Ni quienes hemos visto de cerca lo hecho por los terroristas ni las generaciones más jóvenes debemos olvidar quiénes fueron, qué perseguían y dénde están los autores».