Coronavirus
El alumbrado navideño da color a un puente de diciembre a medio gas en Sevilla
A falta de las clásicas citas de la fiesta de la Inmaculada, los sevillanos llenan de animación las calles del Centro
Las bolas doradas y plateadas de la Avenida de la Constitución, las gigantescas antorchas de la plaza del Salvador, las campanas de Puente y Pellón, las estrellas esféricas de Cuna… Fue al caer la tarde, ya de anochecida, cuando el timeline de las cuentas de Twitter de miles de sevillanos empezaron a llenarse de luces navideñas. Al fin se despejaba la incógnita . A las seis y media de la tarde , y sin que mediara anuncio oficial para evitar grandes concentraciones de público, el Ayuntamiento inauguraba el alumbrado navideño de la ciudad coincidiendo con el primero de los días de este largo puente de la Inmaculada en una Sevilla perimetrada sobre la que ayer se echó definitivamente el frío.
El puente de la Inmaculada en Sevilla siempre ha sido sinónimo de olor dulzón en las porterías de los conventos , de hordas de turistas asiáticos deambulando por el entorno de la Catedral y del Alcázar, de largas colas de familias y niños con globos a las puertas de artísticos belenes, de rondas de tunas al caer la tarde por la callejuelas del barrio de Santa Cruz y de la Judería, de villancicos itinerantes de coros de campanilleros anunciando con el soniquete de la zambomba y el almirez la raíz cristiana de la fiesta , de flores depositadas en la escalinata del monumento a la Inmaculada, de procesión de la Pura y Limpia, de seguir completando el belén de casa con la adquisición de la figurita de una nueva lavandera, de ruidosas operaciones carretillas organizadas por hermandades para aliviar el hambre del prójimo , de recorrido por numerosas iglesias, capillas y templos donde la Virgen extiende su mano a los fieles. Hasta años hubo en que media Sevilla se citaba ante la plateresca fachada del Ayuntamiento para deleitarse con los célebres mappings que puso de moda el exalcalde Juan Ignacio Zoido, a quien por cierto ayer se le vio por la ciudad, o se agolpaba en las aceras de la avenida de la Constitución para presenciar pasacalles de osos polares y pingüinos gigantes.
Nada o casi nada de eso podrá reeditarse en este Adviento de rostros embozados hasta los ojos , en este diciembre de tradiciones amputadas en las que tanto se añoran muchas citas clásicas de navidades pasadas.
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Una de esas citas tradicionales reunía cada año por estas fechas a centenares de sevillanos en las estancias del palacio Gótico del Real Alcázar. La suspensión de la que debería haber sido la edición número treinta y seis de la clásica muestra del dulces de conventos no impidió, sin embargo, que los sevillanos pudieran llevarse a sus casas un buen surtido de esas joyas de la repostería conventual, elaboradas artesanalmente con recetas que datan de siglos en muchos casos. Parroquias como la de la Magdalena, la capilla de los Marineros o el atrio de la iglesia de los Terceros se convirtieron ayer en improvisadas sucursales de los tornos conventuales para poner a disposición del gran público las excelentes variedades elaboradas por las monjas sevillanas y cuya venta resulta capital para el sustento de sus cenobios.
La crisis sanitaria ha obligado a una reinvención de las distintas iniciativas que se plantean cada año de cara a la Navidad. ¿O no echa usted de menos a estas alturas la clásica guía de belenes con la lista completa de nacimientos que montan cada año hermandades, entidades e instituciones? Más allá del instalado bajo el arquillo del Ayuntamiento, cuyo recorrido está acotado por catenarias, ayer eran más bien escasos los belenes que podían admirarse en el centro de la ciudad. Uno de ellos es el que instala cada año el maestro belenista Silvio Torilo en la sede de Sierpes del Círculo Mercantil , que el viernes abrió sus puertas sin publicidad y casi de forma clandestina para evitar que se formaran largas colas.
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Durante este soleado primer sábado de diciembre y a medida que se acercaba el mediodía las calles del centro se conviertieron en un hervidero de transeúntes, muchos de ellos cargados con bolsas y apurando las compras antes de que a las seis de la tarde el comercio echara la persiana. Extraordinaria animación registraron también las terrazas y veladores de una concurrida plaza del Salvador, donde el público disfrutaba de los rayos de sol. A falta de las clásicas largas colas ante las puertas de los belenes más tradicionales de la ciudad, los sevillanos se agolparon ayer en masa ante administraciones de loterías como la del GatoNegro, en la avenida de la Constitución, o la de la calle Sagasta. Y aunque noe fue un sábado de aglomeraciones, la Policía local activó el sentido único en calles como Sierpes y Tetuán tras la inauguración del alumbrado.
En la fachada de la Real Iglesia de San Antonio Abad descuellan estos días colgaduras celestes coincidiendo con los días de culto a María Santíma de la XConcepción. Y la hermandad de la Macarena , como iniciativa para enriquecer la oferta cultural en Sevilla en estos días festivos, ha reducido el precio de la entrada a su museo a 1,5 euros para los sevillanos . Alternativas para un puente de la Inmaculada donde, a falta de otras citas tradicionales, luce ya al menos el alumbrado navideño. Hay que mantener la ilusión .
Una Calle del Infierno junto al río
La escultura de Diana Cazadora del muelle de Nueva York lanza ahora sus saetas sobre una hilera de pequeños stands comerciales, atracciones infantiles y puestos de comida asada. La margen izquierda del Guadalquivir, desde el muelle de Nueva York al de las Delicias, se ha convertido en estos días en un trasunto de la Calle del Infierno donde en lugar de sevillanas suenan pegadizas canciones navideñas . No falta de nada en este nuevo espacio de ocio. Una piesta de hielo recubierta por una gigantesca carpa, tómbolas, tiovivos, varias atracciones infantiles y hasta una gigantesca noria de 150 pies de alto desde la que admirar, por sólo 4,5 euros, preciosas vistas de la ciudad.
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