El rincón de...

Antonio Morales: «Pasé una Nochebuena cerca del Ártico, a 40 bajo cero y sin una yema de San Leandro»

Seis villancicos compuestos y escritos por él forman parte del disco con el que la hermandad de la Macarena celebra esta Navidad y cuya recaudación pasará a engrosar los fondos de la obra social

Antonio Morales González Juan José Úbeda

Félix Machuca

«Navidad macarena» está interpretado por las voces de la Escolanía Esperanza Macarena, la Coral Polifónica de la Hermandad y por las del coro del colegio San Francisco Solano

Creo que es el primer disco que graba la Escolanía.

Sí, es el primero y con tan solo un año de vida. Lo que nos hace prever que tiene un gran futuro

Debe ser todo un honor que en ese primer disco vayan seis temas suyos, escritos y musicados por usted.

Un auténtico honor y un gran orgullo como no puede ser de otra manera. Me siento muy agradecido porque hayan contado conmigo para este proyecto, tan solidario y musical a la vez. Dos aspectos que entran en mi particular forma de entender el mundo.

En el villancico «Navidad macarena» usted se acuerda hasta de los romanos de la Centuria. Evidentemente se le ve a usted el plumero macareno…

(Risas) Realmente yo no puedo evitar los orígenes macarenos de mi padre. Eso siempre está ahí. Esa carga emocional es imposible evitarla. Todo lo que te entra por la mano de tu padre se queda guardado en el corazón.

Uno de esos villancicos está inspirado y dedicado a un joven familiar suyo que dejó de disfrutar de más navidades.

Está dedicado a mi sobrino Paco, lo escribí el año que falleció y era una incondicional de la Cabalgata del Ateneo. Cada vez que lo toco es como si lo viera intentando coger caramelos por la calle Luis Montoto.

Lo curioso del caso es que usted no es músico, ni compositor y, según sus propias palabras, tampoco es un virtuoso de la guitarra. Pero oiga el resultado es maravilloso.

Mi relación con la música me viene por lazos familiares. Desde pequeño me gusta la guitarra y componía mis cancioncillas. Y una cosa llevó a la otra. Desde hace nueve años escribo por Navidad un villancico para el Colegio San Francisco Solano. Ya se ha convertido en una tradición.

Pero se desenvuelve en un ambiente muy musical…

Participo en un coro flamenco, mi esposa es música profesional y mi hijo, que estudia el doble grado de Física y Materiales, es un pillado de la guitarra eléctrica y toca el piano de forma autodidacta.

Por cierto. Hace años, usted perteneció a una ONG que, fundamentalmente, buscaba padres sevillanos de acogida para niños rusos. ¿Qué experiencia sacó de aquello?

Que la solidaridad no tiene fronteras. Fue Rusia como podría haber sido el Congo. Cuando se trata de necesidades y con niños de por medio, la gente se vuelca.

Parte de la colonia de niños rusos que hay en Sevilla se nutre de aquellas gestiones suyas y de sus compañeros.

Muchos de ellos se quedaron. Los padres hicieron la tramitación para adoptarlos y hoy viven en familias sevillanas como hijos propios.

Tengo entendido que en aquella Rusia que usted visitó había muchos niños en los internados. ¿Por qué?

Evidentemente un niño con un coma etílico perdía la tutela del padre. Pero el padre también perdía a su hijo si era un borracho o un drogadicto. Si no podía mantenerlo, en muchos casos, voluntariamente, lo dejaba en manos del Estado.

Previamente a su participación en la ong visitó Rusia con un grupo musical sevillano. Y no para tocar Los remeros del Volga…

(Risas) No, hicimos una pequeña gira por Moscú y alrededores. Con el grupo de danza Ciudad de Sevilla. Recuerdo que la gira se nos quedó a la mitad por un intento militar de deponer a Gorbachov. A la vuelta del concierto nos encontramos toda la circunvalación de Moscú rodeada de vehículos militares a la espera de la orden de entrar en la capital. Cosa que después no sucedió.

Posteriormente se casó con una rusa procedente de un pueblo cercano al círculo polar Ártico que conoció en un festival en Francia…

En una de las giras con el grupo de danza conocí a mi esposa en Martigues.

¿Cómo es una Navidad en Vorkutá, la ciudad de su esposa?

La cara opuesta de la que celebramos en Sevilla. Cuarenta bajo cero, nieve hasta las cejas y ni una yemita de San Leandro. Pero el buen vodka sustituye al anís de Cazalla.

Me lo imagino con su guitarra animando la cena y cantando villancicos propios.

Una Nochebuena la celebramos en un restaurante con amigos de allí. Cuando se enteraron de que éramos españoles no dejaron de cantar «Bésame, bésame mucho». Aquella noche todos brindaron con la botella de aguardiente que llevábamos nosotros.

Sonará «Navidad Macarena» el 24 por la noche en su casa…

Sonará y la cantará toda la familia. Y la podremos ver en YouTube…

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación