TRIBUNALES

El acusado por el crimen de Los Pajaritos «sabía lo que hacía» pese a estar drogado, según los forenses

La madre de la víctima, una toxicómana de 41 años, niega en el juicio que su hija ejerciera la prostitución

Este miércoles se ha celebrado la segunda sesión del juicio por el crimen de Los Pajaritos EFE

ABC

El varón de 37 años de edad y acusado de matar en abril de 2017 a una mujer, de 41 años y que era toxicómana, en su vivienda del barrio sevillano de Los Pajaritos «sabía lo que hacía» desde el punto de vista psiquiátrico, a pesar del consumo reiterado de cocaína en la noche de los hechos, según han afirmado este miércoles en el juicio dos médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Sevilla que realizaron sendos informes de la capacidad mental del procesado, identificado como D.A.G.

Durante la sesión de este miércoles del juicio han testificado varios agentes de la Policía Nacional y distintos médicos forenses. Precisamente los forenses encargados de los informes sobre la capacidad metal del acusado han declarado que D.A.G., presenta una inteligencia normal y un trastorno por consumo de droga de intensidad grave, según pudieron extraer de sus propias manifestaciones.

En este sentido, han precisado que los efectos nocivos que producen el consumo de droga en un persona con trastorno diagnosticado «no afecta a su capacidad de conocer». Además, han señalado que D.A.G. recuerda «todo» y tiene una capacidad secuencial de lo acontecido. «No hay deterioro cognitivo para tener olvido de lo sucedido», han añadido respecto al procesado.

Preguntados por la fiscal sobre si existe relación entre el consumo de cocaína por D.A.G. durante las horas previas a la muerte de la víctima, identificada como M.L.R., los forenses han asegurado que, desde el punto de vista psiquiátrico, el acusado «sabía lo que hacía, tenía capacidad de conocer lo que hacía». «La capacidad de conocer está intacta », han insistido, si bien han precisado que «pudiera tener levemente afectada la capacidad de querer hacer o de voluntad».

Consumidor «de atracón»

A continuación, los forenses han explicado que el procesado presenta un patrón de consumo conocido como «de atracón». Según han precisado, cuando pasan los efectos del consumo por primera vez aparecen síntomas de «ansiedad e irritabilidad» y vuelve a consumir reiteradamente. En los sucesivos consumos, los efectos «euforizantes» de la droga son menores que la primera vez.

El homicidio tuvo lugar en abril de 2017 en Los Pajaritos EFE

Del mismo modo, y a preguntas del abogado de la defensa, los forenses han indicado que el patrón del acusado le hace perder el control sobre el consumo, «tiene ansiedad por consumir» , lo que provoca además problemas sociales con el entorno, llegando a presentar tolerancia a las sustancias tóxicas. «Necesitaría más para los mismos efectos», han puntualizado.

En esta línea, han continuado afirmando que en el acusado no se aprecia una «impulsividad» en sus actos y conductas por el consumo de droga. «En teoría, pudiera considerarse una leve disminución de la capacidad de voluntad por el consumo de droga, pero en este caso no la apreciamos», han reiterado, insistiendo en que «no se aprecia impulsividad» .

También ha declarado este miércoles el médico forense que asistió al acusado en el Juzgado de Instrucción número 3 de Sevilla, en funciones de guardia el día que D.A.G. pasó a disposición judicial, ha señalado que el procesado presentaba en su exploración dos «erosiones» en la espalda , «dos heridas superficiales causada más bien por arañazos consecuencias de un forcejeo» y descarta que sean por un golpe contundente por la espalda.

Sobre la herida en la palma de la mano derecha que presentaba D.A.G, el médico forense ha explicado que parece que fuese producida al intentar quitar un cuchillo a otra persona.

Previamente, los médicos forenses responsables de la autopsia de la víctima han señalado que ésta presentaba «dos puñaladas en el pulmón y una de ellas le tocó el corazón». Además, tenía heridas por habrse defendido y, según han asegurado, «murió desangrada». Por su parte, la madre de M.L.R. en su declaración durante el juicio ha negado que su hija ejerciera la prostitución.

Policía científica

En la sesión de este miércoles también han prestado testimonio agentes de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía, quienes, tras analizar restos biológicos en manchas de sangre en el piso y en el coche , el cuchillo, botes, colillas, y la ropa, entre otros objetos, han ratificado la presencia de mezcla de perfiles genéticos en el mango del cuchillo, con el que supuestamente la víctima atacó al acusado y que éste clavó posteriormente a la mujer tras doblarle la mano con la que lo portaba, según declaró D.A.G., que añadió que «sólo» cogió el cuchillo por el mango cuando logró quitárselo para tirarlo al sofá del piso.

También había restos de sangre de los dos en las manchas del cinturón del asiento del conductor del Renault Clio rojo que usaba esa noche el acusado y en la puerta del conductor del vehículo, si bien en la mancha de sangre localizada en la entreplanta del inmueble donde ocurrieron los hechos sólo hay restos de D.A.G. En los restos de uñas analizados, según han confirmado los agentes, aparecen restos de ADN del encausado.

Por su parte, dos agentes del Laboratorio de Balística y Trazas Instrumentales de Sevilla han explicado que las rasgaduras localizadas en la sudadera, camiseta y sujetador de la víctima son producidas por el cuchillo intervenido en el piso con restos de sangre de ambos. La sudadera presenta siete rasgaduras, tres de ellas a la altura de la zona mamaria, coincidente con las que hay en el sujetador.

La camiseta usada por la víctima, que en el momento de la muerte pesaba 37 kilos y medía 1,60 metros, presenta seis rasgaduras que coinciden con la sudadera y uno diferente, por el posible movimiento de la ropa o de la persona que la usa.

Cabe recordar que el acusado, durante este pasado martes, declaró que apuñaló a la víctima en el transcurso de un forcejeo en el suelo del piso y que éste se produjo tras ser golpeado por la espalda por la mujer, conocida como 'La Flor'.

La Fiscalía relata en su escrito de acusación que el acusado, «tras haber consumido cocaína, sin que ello le impidiera conocer el sentido de sus actos ni controlarlos» y «con intención de acabar con la vida» de la mujer, le asestó «múltiples» puñaladas en cara, cuello, abdomen, tórax y miembros superiores, causándole un total de 45 lesiones por delante y por detrás , varias de ellas en zonas vitales.

Por estos hechos, el Ministerio Público pide para D.A.G. 13 años de prisión por un delito de homicidio y el pago de una indemnización de 361.200 euros a la madre y los tres hijos menores de edad de la víctima. Por su parte, la acusación particular solicita 22 años de cárcel por un delito de asesinato, mientras la defensa, que ejerce el abogado de oficio José Blanco, pide inicialmente una condena inferior a cinco años por un delito de homicidio solicitando las eximentes de legítima defensa e intoxicación por el consumo de drogas.

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