Operación Balmis

Las 5.500 misiones de la Fuerza Terrestre de Sevilla para combatir el coronavirus

Capitanía desactiva la célula de crisis que controlaba el despliegue militar desde el cuartel general sevillano

Dos militares desifectan un centro de salud durante la operación Balmis ABC

Silvia Tubio

Concluido el estado de alarma, esta semana toca hacer balance. Así lo han hecho los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y también otro pilar básico en lo que ha sido la lucha contra la pandemia: las Fuerzas Armadas. En Sevilla se ha llevado a cabo la labor de control de los efectivos vinculados a la Fuerza Terrestre (Futer) que fueron movilizados dentro de la «operación Balmis» . En Capitanía se habilitó una célula de crisis que se reunía a diario y se mantenía operativa las 24 horas del día para atender a cualquier incidencia en el despliegue de medios y desarrollo de las misiones. Un centro de control que se desactivó el pasado domingo con el final de la operación dirigida por Defensa y que «ha supuesto el mayor esfuerzo militar llevado a cabo en tiempo de paz en España y ha tenido el objetivo de salvar el mayor número de vidas posibles», señalan desde el cuartel general de la Fuerza Terrestre .

En la estructura organizativa que se montó para hacer frente a esta crisis excepcional por cuanto que no había precedentes de la participación de los militares en una alerta sanitaria de esta envergadura, la Capitanía sevillana se encuadró subordinado al mando componente terrestre que se instaló en Madrid, que a su vez reportaba al mando de operaciones, situado en un antiguo cuartel de la OTAN , en la base de Retamares, en Pozuelo de Alarcón. Sevilla, como centro del que depende el 70% de las unidades del Ejército de Tierra tenía asignado el papel de relevo en caso de que el mando de Madrid cayera por la incidencia del virus y tuviera que hacerse cargo de la coordinación de todo el Ejército de Tierra. Una situación que no llegó a producirse a pesar de las decenas de miles de infectados que ha dejado el coronavirus en la capital del país.

Más de 5.500 actividades operativas y casi 100.000 militares pertenecientes a la Fuerza Terrestre son los números que deja la operación Balmis, según el balance conocido este martes. Los trabajos encomendados han ido desde el control de infraestructuras críticas, el patrullaje de calles (1.950 en total), la instalación de hospitales de campaña y tiendas para la toma de muestras, tareas de contaminación y el trabajo más callado, del que apenas han trascendido imágenes, como fue el traslado de cadáveres a las morgues.

La descontaminación, la tarea principal

Los efectivos que supervisaba el cuartel general sevillano también participaron en el control de fronteras con Francia, Portugal y Marruecos. «Más de 1.440 apoyos logísticos (como el traslado de alimentos y agua a centros de distribución) y refuerzos en materia de sanidad en los que se han puesto a disposición de la sociedad española los recursos humanos y materiales para atender las necesidades requeridas involucrando a más de 11.000 militares en la instalación, mantenimiento y apoyo en hospitales de campaña , centros de acogida, así como innumerables actividades de apoyo de ingeniero», señalan desde Capitanía.

Sobre las labores de descontaminación (1.200 en total), que llevaron a los militares a estaciones, residencias de ancianos, mercados u oficinas administrativas, desde la Futer detallan que pasaron a ser el principal cometido desde el momento que dejaron de hacer patrullas de reconocimiento.

Esto obligó no sólo a tirar de las unidades especializada en la defensa nuclear, biológica y química ( unidades NBQ ) sino también a formar a otros efectivos para que pudieran incorporarse a este trabajo. Algunas de esas descontaminacionaciones que se ejecutaron en el entorno más próximo fueron en el hospital de la Caridad o en la residencia de San Juan de Aznalfarache donde murieron por Covid-19 una treintena de ancianos.

Las unidades andaluzas que han están activadas dentro de la «operación Balmis» han sido el Regimiento de Artillería Antiaéreo (RAAA 74) y el Batallón de Helicópteros (BHELMA IV), ambos con base en El Copero (Dos Hermanas); la Brigada X de Córdoba; el Regimiento de Artillería de Costa (RACTA 4)de Cádiz o la Legión , que trabajó en la zona de Almería y Granada.

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