Los franceses vuelven a retirarse

Si las tropas del general Víctor hubieran llegado dos días antes al puente Zuazo, la historia de España sería muy distinta. Y es que hasta ese momento el paso que daba acceso a la conocida entonces como la Real Villa de la Isla de León (y por tanto último paso hasta llegar a Cádiz) estaba protegido únicamente por un batallón de urbanos y algún destacamento de la guarnición de Cádiz, de manera que los franceses no hubieran tenido impedimentos para hacerse con San Fernando y tampoco con Cádiz.

Sin embargo, las tropas del Duque de Alburquerque y su ejército de Extremadura consiguieron llegar antes y ocupar posiciones estratégicas que permitieron que a pesar de estar maltrechos y exhaustos fueran capaces de repeler a los franceses.

Ayer lo volvieron a intentar y la historia se repitió. La Fundación Legado de Las Cortes organizó una de las actividades que mayor acogida tiene dentro de la conmemoración del 24 de septiembre, la conocida como batalla del Portazgo. En esta ocasión el escenario donde se desarrolló fue las inmediaciones del Zaporito y entre las asociaciones históricas participantes se encontraban entre otros Bailén por la Independencia, Torrijos 1831 de Málaga, Por la resistencia de Algodonales, Amigos del Museo Militar de Burgos, la asociación Albuera y Voluntarios de Madrid 1808-1814.

A las siete de la tarde dio comienzo una recreación que de nuevo congregó a numeroso público que se dispuso a una y otra orilla del Zaporito. A pesar de no estar en el escenario real de la batalla, sí que se encontraban en un lugar histórico y de hecho se reconstruyó parcialmente una de la baterías defensivas utilizadas para la defensa de la Real Villa de la Isla de León, ocupada en este caso por un regimiento inglés.

Como siempre, el acto comenzó con la llegada de las tropas del Duque de Alburquerque, que fueron recibidas con entusiasmo por parte de los destacamentos ya desplegados y por las fuerzas de voluntarios, que fueron esenciales durante el combate, ya que su conocimiento de los caños y embarcaciones dieron una ventaja táctica fundamental ante la complejidad de avanzar en este espacio natural.

Como ocurriera el 6 de febrero de 1810, el mariscal Víctor Claude Perrin, al mando del Primer Cuerpo del Ejército Francés, solicitó la rendición de la Isla de León y Cádiz. Ante la negativa española, se inició un combate que ya finalizaría el 11 de febrero con la retirada de las tropas francesas a los pinares de Puerto Real y Chiclana.

Los asistentes pudieron ver el avance de las tropas y movimientos de las distintas fuerzas y vibraron con el fuego de artillería, la principal atracción y la más esperada de esta iniciativa, que ha conseguido consolidarse como una de las principales actividades del Bicentenario.

Los cañones eran los grandes protagonistas y cada estruendo de pólvora era festejado por un público que animaba a las tropas españolas y repudiaba a los franceses. Tras el cruce de disparos y varios enfrentamientos finalmente el mariscal Víctor ordenó la retirada de las tropas y llegó la celebración a la batería desplegada en elZaporito. Una hora más o menos duró esta recreación que disfrutaron tanto mayores como niños.

Y de nuevo llamó la atención la fidelidad a la historia y el cuidado de los detalles para la recreación, tanto en los trajes de época como en la simbología, caso de las banderas.

Punto final

La representación histórica anunciaba ya el fin de la fiesta constitucional, tras varias jornadas de actividades. Una vez concluida la recreación el foco de atención se desplazó a la plaza del Rey, que se convirtió nuevamente en escenario para un concierto. Los malagueños de Danza Invisible fueron los encargados de poner el broche a la efemérides, si bien no se encargaron de cerrarla.

Y es que de ello se encargará hoy la Feria Gastronómica de la Bahía que se encuentra situada en el parque Almirante Laulhé. Es el otro evento consolidado de esta celebración y que más público atrae. Este año se ha logrado superar la asistencia de la pasada edición. Última oportunidad por tanto para degustar las creaciones tanto de hosteleros isleños como de otras zonas y es que como principal novedad la feria ha acogido por primera vez a negocios de otros puntos de la provincia.