Consuelo, en la entrada del centro Isla de León al que espera que llegue un nuevo monitor especial.
Consuelo, en la entrada del centro Isla de León al que espera que llegue un nuevo monitor especial.
EDUCACIÓN

«Si yo no acompaño a mi hijo al instituto, dice que no va»

Consuelo acude todas las mañanas al centro Isla de León de San Fernando para comprobar que Rafa no se quede sin atención ante la falta de monitores especiales

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Todas las mañanas de ocho a dos y media de la tarde. Consuelo Bustelo no falta ni un día al instituto y lo hace porque su hijo, de 13 años, le ha dicho que si ella no va, él tampoco. El problema radica en la falta de monitores especiales para atender las necesidades tanto de Rafa, hijo de Consuelo, como de su otro compañero Pablo, ambos alumnos del instituto Isla de León que necesitan monitorización pero el centro solo cuenta con una persona para poder atenderles.

«Si yo no le acompaño mi hijo dice que no va al instituto. Me lo dijo un 20 de septiembre y desde entonces voy y me quedo sentada en un banco del pasillo para que él esté tranquilo».

Y es que la falta de atención especial hace que en varias ocasiones Rafa no pueda realizar las mismas actividades que sus compañeros.

«Su situación ha empeorado y si no le mueven él se queda como un mueble y por ello precisa que una persona esté con él. Le han quitado de Gimnasia porque la única monitora que hay no puede atender a los dos niños y su compañero precisa de mayor atención. Yo agradezco el esfuerzo de profesores y cariño que le dan a mi niño pero no impide que haya veces que él se sienta apartado y eso le traumatiza».

«Su cabeza está mejor que la mía y la situación le afecta»

Por eso le pide a su madre que vaya con él, para no sentirse aislado. Rafa está en una silla de ruedas y tiene problemas de movilidad sobre todo en el lado izquierdo, que lo tiene prácticamente paralizado. Su grado de minusvalía es del 80% a raíz de una operación de médula a vida o muerte a los tres años. Su situación ha empeorado y perdido aún más movilidad por lo que está a espera de nuevas operaciones.

Precisa de ayuda para moverse, para ir al servicio, para que le saquen los libros de la maleta, «pero su cabeza está mejor que la mía y lo entiende todo y esta situación le está afectando. El año pasado estaba completamente integrado puesto que la monitora estaba exclusivamente para atender sus necesidades».

«Él tiene gran fuerza de voluntad y lo quiere hacer o intentar todo. No tengo quejas con los profesores del centro que se vuelcan con mi niño ni con la monitora que más que su monitora es su confidente. Pero ahora no puede atenderlo a él porque tiene que hacerse cargo de otro niño con mayor dependencia y mi hijo se siente excluido».

Un monitor para Rafa

Consuelo lo que pide es un nuevo monitor especial en el centro para que se atienda las necesidades de los dos menores sin problemas. «Mi hijo es un encanto, siempre tiene la sonrisa en la boca, pero ahora tiene miedo porque si no viene la monitora no puede ir al servicio y no quiere hacérselo encima delante de sus compañeros. Ha bajado las notas y está más nervioso porque no sabe si lo van a atender o no».

Ella sabe que no puede entrar ni estar en la clase con su hijo para atenderlo, pero vela para que lo hagan desde el pasillo, donde tampoco puede estar. «Yo entiendo que no puedo estar ahí, pero no me muevo ni me voy hasta que una persona atienda a mi hijo».Consuelo asegura que el problema está en la Junta que no ha hecho caso a sus reclamaciones. «Dicen que está en estudio pero lleva así desde el 20 de septiembre tiempo han tenido». Y cuando en su situación ve los casos de dinero público malgastado le hierve aún más la sangre.

«Me hablan de recortes pero no para todo los hay»

«Hablan de recortes y problemas con la crisis pero no han mirado para gastarlo en otros ámbitos e incluso en temas personales. Y los que pagan todo ese descontrol son niños como Pablo o mi hijo Rafa que se quedan sin la atención que precisan por no contratar a una persona».

Uno pero «compartido»

Por su parte el director del centro, Jesús Utrera, confirmó la problemática existente y que desde la institución se hace todo lo posible para solventar la situación. «Hemos pedido un monitor más en varias ocasiones y nos han respondido que no van a contratar a nadie nuevo, que no hay recursos económicos y que debemos optimizar a la monitora que ya tenemos».

Ante la insistencia del centro se ha mandado a unos técnicos que han verificado la necesidad de que los niños estén completamente monitorizados, pero tales informes no van a servir para que se contrate a un monitor, ya que desde Sevilla el presupuesto consignando para las provincias en esta materia no lo permite. La solución radica en la posibilidad de que venga un monitor de otro centro (que sea compartido) en aquellas horas que se precisan mayor atención, algo que se está estudiando ahora.

«Nosotros hacemos todo lo que podemos con los recursos que nos dan. Hemos adaptado las aulas a las necesidades de estos niños incluso intentamos que no se sientan apartados creando mesas especiales para tecnología, realizando actividades con ellos como obras de teatro. Pero sólo tenemos una monitora especialista en tales casos y a la que hay que buscar para que atienda a uno o a otro y la respuesta no es inmediata, porque ella no se puede partir en dos partes y el resto de profesores no tienen formación para atender a estos niños con necesidades especiales”.

Y el problema puede ser mayor porque el Isla de León tiene además a otros menores con necesidades especiales pero que por el momento no han precisado de monitorización y se teme que si esto ocurre se tenga que atender más casos con un solo monitor.

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