El retraso de la anticoagulación en la fibrilación auricular aumenta el riesgo de demencia
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DEMENCIA

Retrasar la toma de anticoagulantes en la fibrilación auricular aumenta el riesgo de demencia

Los pacientes con fibrilación auricular que inician el tratamiento anticoagulante al año del diagnóstico pueden tener un riesgo hasta un 136% mayor de desarrollar demencia

MADRID Actualizado: Guardar
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La fibrilación auricular es una enfermedad caracterizada por unos latidos descoordinados de las aurículas del corazón, lo que provoca un ritmo cardiaco rápido e irregular. Una enfermedad que se corresponde con la arritmia cardiaca más frecuente en la práctica clínica –afecta a hasta un 4,3% de los españoles mayores de 40 años– y que aumenta, y mucho, el riesgo de sufrir un episodio cardiovascular potencialmente mortal, caso sobre todo de un ictus. Tal es así que con objeto de evitar la formación de trombos que deriven en un ictus, los pacientes se ven abocados de por vida a tomar fármacos anticoagulantes para diluir su sangre. Pero, una vez establecido el diagnóstico, ¿cuándo se debe iniciar el tratamiento anticoagulante? Por ejemplo, ¿es necesario que un paciente con bajo riesgo de ictus tome estos fármacos anticoagulantes de forma inmediata, siempre teniendo en cuenta que se trata de un tratamiento para toda la vida? Pues según un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Cardiológico Intermonuntain en Salt Lake City (EE.UU.), sí. Y es que cuanto más se retrase el comienzo del tratamiento, mayor será el riesgo de que el paciente acabe desarrollando demencia.

Como explica Jared Bunch, director de esta investigación presentada en el marco de las Sesiones Científicas 2017 de la Sociedad Americana de Ritmo Cardiaco que se están celebrando en Chicago (EE.UU.), «nuestros resultados refuerzan la importancia de iniciar el tratamiento anticoagulante tan pronto como sea posible tras el diagnóstico de fibrilación auricular. Y es que hemos visto por primera vez que esperar tan solo 30 días para iniciar la anticoagulación puede aumentar el riesgo a largo plazo del paciente de desarrollar demencia».

A mayor demora, mayor riesgo

Numerosos estudios han constatado que los fármacos anticoagulantes, caso de la ‘warfarina’ y de los antiagregantes plaquetarios, juegan un papel fundamental a la hora de prevenir la presentación de un ictus en los pacientes que, como los diagnosticados de fibrilación auricular, tienen un riesgo de padecer este tipo accidente vascular. Sin embargo, y lejos de administrarse precozmente, el inicio del tratamiento anticoagulante suele demorarse en un gran número de afectados por esta arritmia cardiaca. Una decisión que se explica en muchos casos por la elevada edad del paciente, la presencia de otras enfermedades –o comorbilidades– o su bajo riesgo ‘real’ de padecer un ictus. Pero, este retraso en el inicio del tratamiento, ¿puede tener alguna consecuencia a largo plazo sobre la función cognitiva?

Para responder a esta pregunta, los autores contaron con la participación de 76.230 pacientes que, sin historial de demencia y si bien diagnosticados de fibrilación auricular, nunca habían recibido tratamiento anticoagulante. Y asimismo, se centraron en los 26.189 participantes que, durante el seguimiento del estudio, acabaron siendo tratados con este tipo de fármacos –4.480 con warfarina y hasta 21.781 con antiagregantes plaquetarios.

Esperar tan solo 30 días para iniciar la anticoagulación puede aumentar el riesgo a largo plazo de desarrollar demencia
Jared Bunch

Los autores dividieron a los participantes en dos grupos en función del momento en el que comenzaron el tratamiento: anticoagulación ‘temprana’, es decir, durante los primeros 30 días posteriores al diagnóstico de la fibrilación auricular; y anticoagulación ‘tardía’, esto es, una vez había pasado más de un año desde el diagnóstico.

Los resultados mostraron que el retraso de más de un año en el comienzo del tratamiento anticoagulante se asoció, frente al inicio precoz, con un riesgo significativamente mayor de acabar padeciendo demencia. De hecho, la probabilidad de demencia asociada a esta demora fue un 30% mayor para los pacientes con bajo riesgo de sufrir deterioro cognitivo y de hasta un 136% para aquellos con alto riesgo.

Asimismo, los resultados también mostraron que el riesgo de demencia aumenta progresivamente según se amplía el tiempo hasta que se instaura el tratamiento. O lo que es lo mismo, a mayor demora, mayor riesgo –menor cuando se inicia en los primeros 30 días, el riesgo crece de forma lineal según se espera entre un mes y un año, más de un año, y más de tres años.

En definitiva, y a la luz de las evidencias, el tratamiento anticoagulante debe iniciarse tan pronto como sea posible en la población fibrilación auricular. Y no tanto por la posible presentación de un ictus, sino para minimizar el riesgo a largo plazo de deterioro cognitivo.

Sin beneficio con aspirina

Es más; los resultados también cuestionan la eficacia del tratamiento anticoagulante con aspirina para la disminución del riesgo de ictus en los pacientes con fibrilación auricular.

Como concluye Jared Bunch, «debemos de asegurarnos de hacer todo lo posible para limitar el riesgo de daño cerebral de nuestros pacientes. Y en este contexto, nuestro estudio no solo muestra la importancia de la terapia temprana, sino que muestra el papel muy limitado, cuando no nulo, de la aspirina para la prevención del ictus. En nuestro trabajo, el beneficio se obtuvo con el empleo de warfarina, y esperamos que los nuevos anticoagulantes que mejoran la acción de la warfarina y que son más fáciles de usar mejorarán el riesgo de demencia».

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