El Rocío 2019

Huellas inmortales de la historia rociera

El cardenal Almaraz acuñó una medalla de la Coronación que ha llegado a nuestros días gracias al celo con la que la conservó un guardia civil que sirvió en aquel acontecimiento

Detalle de las tres medallas juntas a las que separan cien años ABC

Miguel Ángel Jiménez

Enrique Almaraz Santos , cardenal y arzobispo de Sevilla, deposita la corona sobre la cabeza de la Virgen del Rocío y una multitud congregada en el Real de la aldea estalla de júbilo. De entre los testigos de aquel momento Emilio Gordillo, un guardia civil natural de Jerez de los Caballeros (Badajoz) que había sido recientemente destinado a Valverde del Camino, donde se construía un cuartel de la Benemérita, y que con ocasión de los actos de la Coronación Canónica de la Blanca Paloma se encontraba destacado en la aldea almonteña.

Muchos años después, Emilio Carrero, descendiente de aquel, por indicaciones de su madre, encuentra en casa una pequeña presea con una imagen de la Virgen del Rocío. «Siempre creí que era una medalla de Valverde, una medalla antigua, pero un día me puse a leer lo que ponía y me di cuenta de lo que era, que era una medalla de la Coronación», narra Carrero, que ante el deterioro que presentaba la joya decidió llevarla al orfebre Francisco Luis Moreno Domínguez, quien se quedó petrificado ante la visión de la reliquia. «Pensé, ¡Lo que tengo en mis manos!», recuerda, y procedió a ofrecer a Carrero un trato: arreglaría la medalla sin cobrarle nada si le dejaba hacer un molde y sacar algunas copias de la medalla. Y así se hizo.

«Un familiar me había regalado un libro de Juan Infante Galán de 1957 en el que se describía con detalle la coronación», entre otros hitos rocieros. «El libro es una maravilla, y lo tenía todavía reciente cuando entró Emilio con la medalla. Supe enseguida que tenía que ser una medalla del cardenal Almaraz, que mandaría hacer unas pocas y que las regalaría en algún momento de aquella jornada» , apuesta el joyero.

Cosida durante la Guerra Civil

Efectivamente, en la pequeña medalla, realizada en plata «de la época», alrededor de la imagen de la Virgen del Rocío que ya aparece ataviada con las ráfagas de punta de martillo, como nunca antes había sido vista, puede leerse «Recuerdo de la Coronación. C.Almaraz». Cuando llegó hasta las manos del orfebre carecía de la anilla que sirve para colocar la cadena y tenía un agujero, que Moreno Domínguez aventura que pudo hacérselo el propio guardia civil cuando se le rompió la anilla, para poder seguir llevándola en sus prendas. Así lo aseguran sus descendientes: la llevó cosida a la guerrera durante la Guerra Civil y la mantuvo en su ropa el resto de su vida, «le tenía mucho cariño».

De aquel molde que mandó a hacer el orfebre salieron 20 copias, que él fue entregando a quien «de verdad se merece llevarla», porque «esta medalla es muy importante, por lo menos para mí, como rociero que soy». Una de ellas se la hizo llegar a la Hermandad Matriz, y efectivamente, se guarda celosamente en su tesoro junto a otra muy similar, de aspecto antiquísimo, con la misma inscripción, pero que presenta una peculiaridad cuanto menos intrigante: la Virgen del Rocío lleva, a diferencia de la insignia hallada en Valverde, las ráfagas de punta, tal y como se conocía su silueta hasta ese mismo momento.

¿A qué se debe la diferencia? ¿Sabía Almaraz cómo iría ataviada la Virgen con tiempo suficiente como para acuñar las medallas? ¿Por qué hay dos modelos diferentes de la misma medalla? Son preguntas que, de momento, no tienen respuesta. Lo que sí es posible es que, dentro de otros 100 años, cuando se celebre el bicentenario de la Coronación, alguien guarde celosamente, como hizo en su día Emilio Gordillo, una de las medallas que ha editado la Hermandad Matriz con motivo del centenario.

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