Antonio Durán, ídolo del fútbol sueco y del Amlmoe
Antonio Durán, ídolo del fútbol sueco y del Amlmoe - familia durán
Malmoe-Real Madrid

Antonio Durán, el entrenador español que revolucionó el Malmoe

El Real Madrid se mide hoy, por primera vez en su historia, al club más laureado de Suecia

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Malmoe vive con pasión y desenfreno estos últimos días de septiembre. El verano se mira con melancolía, pero sin dramatizar: el otoño trae a esta coqueta ciudad escandinava un regalo único. El próximo miércoles, por primera vez en sus 113 años de existencia, el Real Madrid se medirá al Malmoe FF, el club más laureado de Suecia con 18 Ligas y 14 Copas. Allí dejó huella Antonio Durán (19/8/1924, Arbucia-11/1/2009, Äkersberga) el primer entrenador español de la historia que triunfó allende los Pirineos: «Mi marido modernizó el fútbol en Suecia. Fue el primer técnico con un contrato a tiempo completo y con una filosofía de juego que hoy sigue en boga: si dominas el balón dominarás el juego. Su éxito como entrenador se basaba en tener la pelota hasta cansarla.

Le llamaban ‘el maestro’», comenta con orgullo a ABC Ulla Durán, la mujer de Antonio, que murió en 2009 a los 84 años debido a una apoplejía.

Durán fue un futbolista de nivel medio que pasó por el Córdoba, el Oviedo y el Atlético de Madrid, club que cambió su vida para siempre. Allí hizo una fantástica amistad con Henry Carlsson, una leyenda del fútbol sueco que llegó a la capital de España junto a toda su familia y su niñera. Ésta era precisamente Ulla, de quién Antonio se enamoró con locura: «Nos casamos en Asturias en 1952 y dos años después me dijo que quería dejar de ser futbolista para convertirse en entrenador, y que lo quería hacer en Suecia. Así que nos vinimos aquí para empezar de cero y formar una familia».

Pionero en el estilo

El matrimonio Durán tuvo cuatro hijos: dos chicos, Miguel y Tomás, y dos chicas, Carmen y Teresa; y mientras la familia no paraba de crecer, Antonio aprendía el oficio de entrenador y daba sus primeros pasos en equipos de segunda fila como el Sandvikens IF y el Ätvidabergs. En ambos, la influencia de Helenio Herrera, su técnico cuando militaba en el Atlético, ya evidenciaba su talento para los banquillos: «En 1964 dio el salto y fichó por el Malmoe, que acumulaba 13 años en blanco; y Antonio consiguió cuatro Ligas (1965, 1967, 1970 y 1971) y una Copa (1967) en las ocho temporadas que estuvo de entrenador. Fue el primer técnico español en ganar una Liga extranjera», comenta Ulla a este periódico.

Ulla Durán: «Antonio fue el primer entrenador español en ganar una Liga extranjera»

Antonio era metódico y exigente, tanto en lo táctico como en lo físico. Lo primero que hizo fue ordenar que el equipo aumentara la cantidad de entrenamientos de dos a cinco días a la semana. Le era indiferente que los jugadores fueran semiprofesionales y combinaran el fútbol con sus estudios o sus trabajos. Y el estilo de juego no tenía debate alguno: posesión y movilidad eran los dos ingredientes incuestionables de su recetario. Se acabó el patadón y tentetieso. Así epató Antonio a su vestuario y conformó uno de los mejores equipos de la historia del Malmoe: Curt Olsberg, Roy Andersson, Roland Andersson y Staffan Tapper eran su póker de ases: «Antonio era un entrenador muy estricto, pero también muy humano. Una buena persona con la que se podía empatizar y bromear. Siempre tenía una sonrisa y un gesto de cariño con la afición y con sus jugadores. A pesar de haber pasado ya tantos años, en Malmoe se siguen hablando maravillas de él. Dejo una huella imborrable en el club y en la ciudad», cuenta Ulla.

En 1972, Antonio decidió dar un paso al costado y poner fin a su exitosa etapa en el Malmoe. El cuerpo le pedía novedades y se marchó al Djurgärdens IF de Estocolmo, pero la experiencia salió cruz y dos años después tuvo que dejar el equipo sin haber conquistado ningún título. Fue la última vez que se vio a Durán en un banquillo. En 1975 sufrió un derrame cerebral que le tuvo tres meses en el hospital y que le dejó importantes secuelas en la memoria y en la vista. Una vez recuperado, decidió poner en un segundo escalafón el fútbol para entregarse al otro amor de su vida, su familia.

«Cuando conocí a Antonio, mis amigas me dijeron que qué iba a hacer yo con un español, que eran muy mujeriegos. Pero él jamás fue así. Antonio era un hombre demasiado bueno y hogareño. Le encantaba tocar el piano, escuchar música clásica y siempre que conquistaba un título venía a casa a celebrarlo con nosotros y a cantarme ‘Bésame Mucho’, la canción de nuestra vida», concluye Ulla Durán.

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