Desafío

Cuatro nadadores y un proyecto solidario desafían al Estrecho

Cruzarán desde Tarifa a África para conseguir fondos para la India

De izquierda a derecha, Ana Mancera, Santiago Rojas, Isabel Fernández y Rafael López ABC

ALBERTO MALLADO

Es la gran aventura para los nadadores de aguas abiertas , un desafío a la naturaleza y a ellos mismos. Se trata de cruzar el Estrecho de Gibraltar a nado, una travesía dura y en la que están expuestos a los elementos. Estos  cuatro deportistas de Carmona han querido que sea también un reto solidario. Así el impulso de sus brazadas no se perderá en el agua, sino que ayudará a la obra social de la Fundación Vicente Ferrer en la India.

Ana Mancera, Isabel Fernández, Santiago Rojas y Rafael López , los cuatro de Carmona, son nadadores de aguas abiertas. Están en la elite nacional. El año pasado por ejemplo, Santiago y Ana ganaron el Ocean Man, una prestigiosa prueba de nivel mundial. Este año participarán en la Copa de España de Aguas Abiertas, entre otras competiciones. Pertenecen al Club de Natación de Carmona y empezaron nadando en piscinas, pero como Ana explica que una  vez que se prueban las aguas  abiertas no se cambia por nada, porque la experiencia es mucho más intensa.

Para quienes se dedican a esta disciplina cruzar el Estrecho es una prueba iniciática . Decididos a cumplir con ella quisieron también que tuviera un carácter solidario. Entraron en contacto con la Fundación Vicente Ferrer y esta les propuso ayudar a la construcción de un centro para acoger a mujeres discapacitadas que allí sufren una doble discriminación.

Empezaron a dar a conocer su reto y su intención de que su esfuerzo sirviera para ayudar a los demás. Han hecho camisetas y otros elementos de promoción con la aventura que van a realizar y los venden para obtener fondos. También los han apoyado muchas empresas, como patrocinadores. En Carmona  ya todos los conocen y los animan cada día. Ya han superado los 3.000 euros de recaudación.

Su aventura tendrá salida en Tarifa y les quedarán por delante al menos quince kilómetros de aguas abiertas, que pueden llegar a convertirse en bastantes más. Lo más probable es que no se pueda hacer el recorrido en línea recta porque hay que ir esquivando las corrientes. Por el lado más corto serán entre tres horas y media y cuatro. Por el más largo, pueden ser hasta 24 kilómetros lo que supondría más de siete horas.

Un barco nodriza les va indicando esta circunstancia, al tiempo que advierte de su presencia a otros barcos. Junto a ellos va una zodiac que los controla. Ana Mancera explica que al reto físico se une el mental, que es el más duro. Según explica Ana Mancera el momento de debilidad llegará cuando se esté en medio del mar sabiendo que se está lejos de ambas orillas y que no se sabe cuánto se puede tardar en llegar . Para esto ya tienen clara la actitud, nadar sin pensar en la orilla, pensando sólo en nadar y avanzar. También está el peligro de los peces. La gente del mar les dice que no teman por los tiburones, que prefieren otras presas. Al contrario, si tienen suerte puede que delfines o calderones los acompañen nadando.

Hasta ahora sólo les falta un poco de suerte. Pensaban realizar su aventura en abril, pero las condiciones del mar no lo han permitido. Necesitan el permiso de Capitanía y la mala climatología lo han impedido por el momento. Esperan poder hacerlo en los próximos días. En caso contrario tendrán que esperar a que termine el verano. Aunque están deseando de lanzarse a nadar, la parte buena sería que tendrán más tiempo para recaudar fondos.

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