María de Gracia Cintado junto a su máquina de coser Singer, su herramienta de trabajo
María de Gracia Cintado junto a su máquina de coser Singer, su herramienta de trabajo - A.M.
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La costurera de Carmona: «Si es poca cosa, sólo cobro un café»

Gracia Cintado rescata un oficio perdido antes de la crisis con el que también practica la solidaridad

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Para María de Gracia Cintado la crisis ha sido una oportunidad, es lo que ahora llaman una emprendedora, pero ella lo ha hecho al revés. Ha innovado recuperando un oficio en desuso y que el nuevo paradigma económico ha vuelto a hacer rentable. Su negocio atiende una nueva demanda, que en realidad es antigua y lo hace en un espacio tradicional como el mercado de abastos, que ahora se recupera a impulsos de un grupo de nuevos placeros.

María de Gracia ofrece un servicio que muchas personas necesitan y que no encuentran donde obtenerlo. Hace arreglos de costura. Su lista de trabajos evidencia su utilidad y el ahorro que puede llegar a suponer contar con su maestría costurera:coger el dobladillo de un pantalón, coser botones, dar la vuelta al cuello desgastado de una camisa, arreglar la costura rota de un zapato de deporte o reponer una cremallera rota.

Hay ocasiones en las que se trata de volver a poner de moda alguna prenda. Es el caso de los pantalones de campana, que le llevan para darle un corte más actual o de otro tipo de pantalones que estrecha para que se ajusten a las tendencias actuales, más estrechas que hace unos años. En otras ocasiones se trata por ejemplo de poner unas coderas a una chaqueta para darle un aire más actual o de arreglar un bolso de piel que tiene valor.

Entre los colectivos que suelen visitarla están los moteros, cuyas prendas de cuero resultan complicadas de coser. Afortunadamente María de Gracia tiene una buena ayuda para estos menesteres. Unamáquina de coser que en una tienda de antigüedades sería una pieza de valor, pero que ella mantiene a pleno rendimiento aunque tiene más de 50 años. Y que no le pase nada, porque máquinas así ya no las fabrican.

Esta emprendedora cuenta como junto a la crisis que ha hecho que se hagan arreglos que habían dejado de realizarse, hay otro elemento que ha favorecido su negocio. «Hoy en día nadie sabe coser», afirma y añade «pero es que las chicas jóvenes no saben coser ni un botón».

Ella por el contrario cose desde pequeña. No quería estudiar y su madre le insistió para que aprendiera a coser, así que cuando salió del colegio aprendió primero con las Hermanas de la Cruz y luego en casa de una señora. La insistencia de su madre le ha valido al cabo de los años un oficio con el que ganarse la vida.

Los precios de la Mercería Cintado en el Mercado de Abastos traen cuenta porque permiten por poco dinero volver a poner una prenda en uso:coger un dobladillo, 4 euros; volver el cuello de una camisa, 5 euros; arreglar la cremallera de una chaqueta, 8 euros si es de hombre y seis si es de niño;arreglar una costura de un zapato de deporte, euro y medio. Aunque si es poca cosa, reconoce que en ocasiones no lo cobra o que le basta con que la inviten a un café.

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